Ángel Lombardi: Día de San Francisco de Asís

En la larga, compleja y tormentosa historia del cristianismo y la iglesia, “que está en la historia y camina con la historia”, según lo establecido por el Concilio Vaticano II,
el pobre de Asís representa una vida y un mensaje de profunda conversión y cambio en una Iglesia de humanos siempre sometidos a la “tentación del mundo y la cercanía y complicidad con los poderosos del mundo”. Francisco representa el compromiso total con el
evangelio y Jesucristo que vino a consolar y salvar.

Francisco, de hogar próspero, renuncia de manera absoluta a cualquier bien o privilegio; y se hace “pobre entre los pobres” en identificación total con el niño anunciado del pesebre (de hecho, se le atribuye la idea del pesebre o nacimiento navideño). Para Kierkegaard era el único cristiano que él había conocido después de Cristo. En la Iglesia de su tiempo, finales de la Edad Media, profundamente contaminada de “terrenalidad”, Francisco introduce, sin proponérselo, con su conducta y prédica, una verdadera vivificación desde el espíritu santo y un vendaval de aire, fresco y renovado, que perdura tanto, que el actual papa, en este tiempo difícil y fronterizo, adopta por primera vez en la traducción papal, el nombre de Francisco y centra su cátedra Petrina y Vaticana en la mirada a los desvalidos y sufrientes, “humillados y ofendidos” de la Tierra y lo acaba de puntualizar en su actual encíclica sobre la fraternidad universal, firmada en la tumba de San Francisco y en su día.

En la misma línea franciscana fue su encíclica anterior sobre la matria tierra (laudato si), cuyo título lo expresa en la lengua de umbría, región de Asís, tierra natal del Santo.





En los últimos dos siglos, dos ideas movilizadoras han sacudido a la humanidad, la de libertad e igualdad (herencia de la revolución francesa), pero se había olvidado la tercera palabra: fraternidad, que nos remite directamente a Jesús y a los evangelios, que Francisco retoma con vigor y compromiso absoluto y la Iglesia intenta continuar en este siglo XXI.