Un juez federal en Texas detuvo el viernes la orden del gobernador republicano Greg Abbott que cerró docenas de sitios de entrega de boletas por correo semanas antes de las elecciones de noviembre, autorizando solo uno para cada condado sin importar el tamaño.
Por New York Post
La orden de Abbott redujo drásticamente la cantidad de lugares en Texas donde los votantes podían entregar boletas por correo durante la votación anticipada y afectó más fuertemente a las ciudades más grandes del estado, que también son bastiones demócratas. Emitió la orden el 1 de octubre, ya que los votantes ya habían comenzado a devolver las boletas para las elecciones del 3 de noviembre.
La medida trajo rápidas acusaciones de supresión de votantes por parte de demócratas y grupos de derechos al voto, incluida la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos, que presentó una demanda por la orden a principios de octubre.
En una opinión de 46 páginas, el juez federal de distrito Robert Pitman de Austin dijo que “el interés público no se beneficia con la aplicación continua de Texas de una proclamación que los demandantes han demostrado que probablemente viola su derecho fundamental al voto. Por lo tanto, este factor pesa a favor de una orden judicial preliminar”.
Gilberto Hinojosa, presidente del Partido Demócrata de Texas, dijo en un comunicado que la decisión de Pitman impidió que el gobernador “inventara” las reglas electorales después de que comenzaran las elecciones.
“Este importante fallo no solo defiende a los votantes, sino también al Estado de derecho”, agregó. “Esta no es la primera vez que Abbott y los republicanos de Texas intentan reprimir el voto, y no será la última”.
Los republicanos dicen que la reducción de los sitios de entrega es necesaria para garantizar la seguridad de las elecciones. La orden de Abbott también enfatizó que los observadores electorales pueden observar las entregas de las boletas, lo que se produce cuando el presidente Donald Trump insta a sus partidarios a ir a los lugares de votación y “observar con mucho cuidado”, lo que genera preocupaciones sobre la posible intimidación de los votantes.
Texas es uno de los cinco estados que no permiten la votación por correo generalizada este año. Las encuestas muestran carreras inusualmente apretadas en el estado rojo más grande de Estados Unidos y los demócratas podrían tomar el control de la Cámara de Representantes del estado por primera vez en 20 años.
Los tribunales se han puesto del lado de los líderes republicanos que dicen que el miedo a atrapar el COVID-19 no califica a los votantes para recibir boletas por correo. Para calificar para una boleta por correo en Texas, los votantes generalmente deben tener 65 años más, estar fuera de su condado el día de las elecciones o estar discapacitados.
En ningún lugar de Texas se perdieron más lugares de entrega que en el condado de Harris, que incluye a Houston y es el hogar de 5 millones de personas. El condado, un campo de batalla clave en Texas, se vio obligado a cerrar 11 lugares de entrega. El miércoles, la Corte Suprema de Texas también dictaminó que los funcionarios electorales de Houston no podían enviar solicitudes de boleta electoral por correo no solicitadas a 2 millones de votantes registrados.
El Servicio Postal de EEUU informó a Texas en julio que, dada la fecha límite actual para la solicitud de boletas por correo del estado, es posible que algunas boletas no se entreguen a los votantes antes del día de las elecciones, y que incluso si todas las boletas llegaran a los votantes a tiempo, existía un “riesgo significativo” de que las boletas completadas con matasellos del día de las elecciones o cerca de esa fecha no se recibirán antes de la fecha límite estatal del 4 de noviembre.
La oficina del Secretario de Estado de Texas no ha respondido a las solicitudes de Associated Press de comentarios sobre sus planes para garantizar la entrega oportuna de las boletas.