El hombre más malo del mundo es el título del conocido libro del destacado humorista venezolano, Jaime Ballestas, alias Otrova Gomás, publicado en 1982 y que alcanzó grado emblemático en el humor negro mundial. Se trata de una serie de relatos en los que Ballestas teje el absurdo y la maldad de las perturbadoras confidencias de un ser imaginario, quien narra las situaciones más degradantes imaginables para el ser humano. En su mayoría, de crueldad inmisericorde. Afortunadamente, por el ingenio del autor, y para fortuna del lector, la huella que deja es la de un rocambolesco humorismo literario.
Pero como suele ocurrir, la realidad en ocasiones supera a la ficción. Hoy tenemos un relato que encajaría divinamente en una nueva edición de El hombre más malo del mundo. Muy poco tendría que añadirle el amigo Ballestas.
Desde nuestro Ávila, luminoso a pesar de Corpoelec, el régimen ha invitado gozoso a toda la población a celebrar ¡desde ahora! una navidad récord con duración de 75 días, para disfrutar del “derecho a la felicidad” garantizado por la “soberanía alimentaria”.
Convidados al rumboso festejo: el 96.2% de los hogares venezolanos en estado de pobreza, los 9.3 millones que padece inseguridad alimentaria, los niños menores de cinco años, cuya desnutrición, según Cáritas de Venezuela, ha aumentado 73% durante la pandemia, 45% de los hogares que liquidan bienes familiares para poder comer, los sin acceso al agua continua que suman 83%, las embarazadas con déficit nutricional agudo que son 51%. Extensiva también la invitación a todos aquellos que carecen de luz, gasolina, gas doméstico, moneda nacional, asistencia hospitalaria. Invitadas, pero no podrán participar, las familias ahora errantes por las carreteras de Colombia en la nueva ola emigratoria. Por supuesto, también son bienvenidos los pensionados a gastar y disfrutar su mensualidad de un dólar.
Me disculpa, Don Jaime, pero parece que usted ha sido superado.