Carlos Ochoa: Cambalache del Siglo XXI

Carlos Ochoa: Cambalache del Siglo XXI

Si el siglo XX fue y será  una porquería como dice la letra del tango “Cambalache”, compuesto por  Enrique Santos Discépolo en 1935, quien también profetizó que en el 2.000 continuaría igual,  no es algo que pueda asimilarse sin entender el contexto en que  esa aseveración tan definitiva se convirtió en canción. Discépolo denuncia la corrupción moral en la política, la sociedad y el individuo de la Argentina de los años 30 que para el compositor es un tiempo infame. Lo que le da  a “Cambalache” la contemporaneidad es que la denuncia sigue vigente, el hecho de que la ley opera fuera de la ley porque los inmorales, estafadores y los ladrones  nos han igualado y superado, es una realidad que se produce por el  constante atropello de la razón y las leyes, estas son  las causas del pesimismo histórico de Discépolo, hacia atrás en el pasado y hacia adelante en el futuro. 

Lo que nos enseña “Cambalache” es que mientras las razón moderna, el orden lógico que organiza  el mundo democrático siga siendo atropellado por dictadores, presidentes, jueces, militares, políticos, militares y todo aquellos que detentan el poder, cualquier poder, para enriquecerse, obtener privilegios fuera de la ley bajo la inspiración ideológica que sea, no habrá progreso, bienestar ni orden.

La razón de Cambalache es la razón ilustrada de la modernidad, que no podemos alcanzar como colectivo porque invertimos los valores, dejamos casi sin oponer resistencia que la civilidad sea devorada por la barbarie de los autoritarismos y en ese trueque salimos perdiendo. Cuando en América Latina los populismos de izquierda y derecha encantaron a los pobres con la promesa de repartir la riqueza, los ricos quedaron más ricos y los pobres sin excepción se quedaron sin nada.





El siglo XX fue una porquería porque de las tres ideologías que se disputaron el mundo; el capitalismo, el comunismo y el fascismo solo el capitalismo sobrevive pero atacado por una nueva horda, la de los “progres” que aspiran un nuevo orden mundial, estos “progres” provienen de las izquierdas que han renovado su discurso mutando a defensores del ambiente, igualdad de género, diversidad sexual, nacionalismos y principalmente el fraccionamiento del proyecto vigente del estado nación y otras causas que son legitimas pero tienen un objetivo y un sesgo anticapitalista. También hay “progres” de derecha, estos defienden el nacionalismo con practicas  xenófobas, atacan la sociedad consumista y tienen en común con los “progres” de izquierda el ataque al orden social centrado en la desestructuración de la familia.

Es en este punto de ataque a la familia tradicional donde coinciden los promotores del nuevo orden mundial. Si a ustedes les parece que lo habíamos visto todo se equivocaron, la sorprendente declaración del líder de la iglesia católica a favor de la unión legal de personas del mismo sexo, unos días antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en donde ese tema es uno de los más polémicos de la campaña y es defendido por la candidatura demócrata, es un claro indicio hacia donde se inclina el Papa Francisco, que tiene apellido italiano pero es tan argentino como el tango y por eso comprende mucho de cambalaches, aunque su iglesia no permita el matrimonio de sacerdotes y monjas, pero muestre indulgencia y perdone algunos casos comprobados de pederastia.

En todo caso con ciertas limitaciones como la adopción, comparto la causa del reconocimiento legal a las parejas homosexuales, son un hecho que tenemos que asumir solidariamente, no estamos en la parte musulmán del mundo en donde algunos países, hay que aclarar que no todos, los homosexuales son condenados a muerte. Por cierto que Irán forma parte de los que asesinan homosexuales, en Cuba en las primeras décadas de la revolución se persiguió y encarceló a cientos de personas por su orientación sexual, entre ellas al reconocido escritor Reinaldo Arenas, quien tuvo que escapar de la isla sin recuperarse emocionalmente por lo que le tocó vivir. Sí, estoy de acuerdo que el mundo es una porquería pero hay que limpiarlo, porque no es cierto que “todo es igual nada es mejor/lo mismo un burro que un gran profesor”.