Estudiar medicina y enfermería en Venezuela es sinónimo de riesgo

Un miembro del personal de Médicos sin Fronteras se prepara para esperar a que los pacientes se hagan la prueba de COVId-19 frente a una bandera venezolana en el Hospital Pérez de León del barrio de Petare, en el este de Caracas, el 23 de junio de 2020, en medio de la nueva pandemia de coronavirus. . (Foto por Federico PARRA / AFP)

 

 

Ser estudiante de Medicina y Enfermería en Venezuela es sinónimo de reto y riesgo. Con la pandemia en plena ebullición, se enfrentan a prácticas y áreas de trabajo sin dotación de equipos de bioseguridad y en centros de salud sin servicios básicos ni las necesarias condiciones de aseo por falta de insumos, por lo que deben hacer de tripas corazones para poder avanzar.





María B. Jordán || LA PRENSA DE LARA 

De acuerdo a una encuesta del Observatorio de Universidades (OBU), las condiciones de estudio y de trabajo de quienes hacen vida en los decanatos y escuelas de Medicina del país son críticas, hasta el punto que incumplen con las normas contra la Covid-19 establecidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La carencia se evidencia en las cifras, pues el 51% de los estudiantes y profesores de las diferentes universidades no reciben ningún tipo de dotación de equipos de bioseguridad para realizar sus prácticas profesionales y pasantías, lo que hace que estén más propensos a contraer el virus. Carlos Meléndez, sociólogo y director de la OBU, dijo que eso representa que no cuenten con antibacterial, batas, mascarillas N95 o FFP2, protector facial ni guantes, solamente el 38% tiene dotación de mascarilla.

La Enobu arrojó que el 70% de los estudiantes de pregrado que se forman en centros de salud pública no recibe por parte de los encargados, ninguno de los equipos de protección, mientras que en los de postgrado el 86% no son dotados con trajes de protección.

En la encuesta, la OBU también citó que el régimen de Nicolás Maduro ha ignorado la importancia del estudiante de pregrado, pues ellos son capacitados en educación para la salud y el abordaje comunitario y que están siendo olvidados y abandonados al no brindarle las condiciones para que continúen con sus prácticas.

La Enobu fue realizada a profesores y estudiantes de escuelas de Medicina y Enfermería de la UCV, ULA, LUZ, UC, UDO, UCLA, Unefm y Unerg. Todos ellos están de servicio en 106 instituciones de salud como hospitales, ambulatorios y centros centinela de 17 estados del país.

En el caso del Decanato de la UCLA, José Guirnaldos, decano, explicó que los estudiantes de Enfermería y Medicina que se encuentran en los centros de salud reciben escasa dotación por parte del Ministerio para la Educación Universitaria, lo que hace que se convierta en un doble reto poder terminar la carrera, pues en el mayor de los casos los alumnos son los que deben financiar sus propios equipos. Son 96 estudiantes de sexto año de Medicina y 44 del séptimo semestre de Enfermería que ya están en prácticas en hospitales sin herramientas de protección.

Guirnaldos dijo que un estudiante de Contaduría puede minimizar en lo posible el contacto físico con la universidad a través de clases a distancia, pero, quien estudia una rama de la salud requiere de obligatoria presencialidad. “Están propensos de acercarse a un paciente positivo, a pesar que no esté en un área especializada para Covid-19. Incluso estando en sala de parto están expuestos porque no saben si una embarazada sea portadora del virus“, dijo.

Señaló que los residentes se sienten desasistidos y olvidados porque son quienes menos reciben equipos de protección para sus labores en los centros de salud. Ante esto, los mismos estudiantes hacen campañas para recibir donaciones de instituciones y ONG, que frecuentemente dan un aporte, bien sea con la entrega de los equipos o con materia prima para que ellos las confeccionen. “Los egresados de los diferentes decanatos de la UCLA apoyan y con eso también podemos ayudar a los de postgrado“, dijo Guirnaldos.

Explicó que cuando llega la donación por parte del ministerio es poca y ellos no pueden durar una guardia de 24 horas usando el mismo tapabocas y por eso deben buscar alternativas. La OBU aseguró que la pandemia desnudó la grave situación en la que se encuentra el sector salud en todos sus ámbitos.

Y es que la historia no termina ahí, los estudiantes de Enfermería y Medicina de las diferentes casas de estudio del país al llegar a los centros de salud públicos, se encuentran con otra realidad, pues no cuentan ni siquiera con agua en los baños para mantener el lavado de manos con frecuencia, recomendación dada por la OMS.

En la encuesta de la OBU, el 31% de los encuestados dijo que en el centro de salud nunca cuentan con agua y que sólo el 29% de los lugares les llega dos o tres veces a la semana. En Lara, la realidad es la misma, pues con frecuencia los familiares de pacientes y hasta los mismos médicos han denunciado que el Hospital Central Antonio María Pineda carece del servicio y hasta han tenido que cargar tobos de agua para solventar.

No existen condiciones mínimas contra la COVID-19 por falta de agua en centros de salud“, resaltó Carlos Meléndez, director de la OBU. En cuanto al funcionamiento total de los baños, el 33 % de los encuestados dijo que no están operativos todo el tiempo.

Adicional a eso, el 85% de lo centros de salud tiene falta de insumos de limpieza en áreas especializadas, mientras que, según la encuesta, en un 67% hay presencia de suciedad en los ambientes y en un 59 % falta de contenedores de aseo.

Todas las carencias tanto en la dotación de insumos de bioseguridad y de limpieza hace que las prácticas profesionales se conviertan en todo un desafío, en las cuales los estudiantes del área de salud en el país deben ir superando poco a poco y a veces hasta sacar de su bolsillo para no dejar la carrera, convirtiéndose en todos unos guerreros en medio de la pandemia.

Pasan roncha para trasladarse

También están aquellos que se trasladan en transporte público, pues el 50% de las personas, el 47% en su carro particular, mientras que el 42% de los encuestados se va caminando hasta su sitio de trabajo porque no tienen otra opción.

En el caso de Barquisimeto, son varios los que han salen en bicicleta para poder cumplir con sus laboren en los centros de salud, pues el transporte que brinda el estado no es tan eficiente, según los usuarios.

Son escasas las formaciones

Las formaciones también desaparecen. En cuanto a instructivos para los estudiantes que están haciendo sus prácticas profesionales en centros de salud durante la pandemia son limitados.

Por ejemplo, según el Observatorio de Universidades, solamente el 46% de los encuestados ha recibido entrenamiento para saber como tratar con personas que sean positivos a la Covid-19 y evitar el contagio. Pero como no todo es color de rosa, el 29% dijo que no es suficiente.

En el caso de los estudiantes de la UCLA, deben cuidarse ellos mismos con las herramientas que tengan a la mano, pero cada vez que salen de un área de hospitalaria a una rural deben permanecer 14 días en cuarentena para no corres riesgo de haber contraído el virus.

Inseguridad reina

Los estudiantes temen ser víctimas de la violencia en los centros de salud ante la inseguridad. Según la encuesta del Observatorio de Universidades, el 25% de la las personas encuestadas nunca se sienten seguros.

En cuanto a la capacidad de movilización tanto de los profesores como de los estudiantes de los diferentes escuelas de Medicina manifiestan tener problemas para llegar hasta los centros de salud y más en el tiempo de la cuarentena donde tienen oportunidad de surtir a pesar de ser un sector priorizado.

Según la encuesta del Observatorio de Universidades (OBU), el 55% de los consultados nunca ha podido surtir gasolina de manera preferencial en lo que va de cuarentena, es decir que, ya son siete meses los que tienen sin poder movilizarse con normalidad en su vehículo.

Los resultados arrojaron que el delito más común para el 18% de las personas es que robo con violencia física y verbal, mientras que el 15% es el hurto.

En la encuesta también abordaron si en algún momento han vivido una escena de violencia por parte de algún familiar de pacientes, por lo que la cifra es del 61% afirmativa. Mientras que en el caso de estudiantes de postgrado, a la misma pregunta en un 60% de los consultados también dijeron que si.