Aviones, hielo seco, farmacias: El enorme desafío logístico de vacunar contra el Covid-19

Aviones, hielo seco, farmacias: El enorme desafío logístico de vacunar contra el Covid-19

Ilustración de una mujer sostiene una ampolla con la etiqueta “Vacuna contra el coronavirus COVID-19” y una jeringa médica. REUTERS/Dado Ruvic

 

Estados Unidos podría ser el primer país en lanzar una de las operaciones de vacunación más ambiciosas de la historia: distribuir e inyectar hasta 600 millones de dosis de la vacuna contra el covid-19 en unos pocos meses.

Aunque el mundo ha gestionado campañas masivas de vacunación durante décadas, como por ejemplo las del sarampión o la gripe común, tres limitaciones simultáneas complican la tarea esta vez: la presión del calendario, el hecho de que la mayoría de las vacunas requerirán dos dosis y la refrigeración a baja o incluso muy baja temperatura de ciertas vacunas: -70 °C para la desarrollada por Pfizer y la alemana BioNTech, encaminada a ser la primera autorizada en Estados Unidos, contra entre 2 y 8 °C (la temperatura de un frigorífico) para las vacunas contra la gripe común.





En Estados Unidos, las dosis de Pfizer saldrían desde la fábrica de llenado final en Kalamazoo, en Michigan (otra está en Puurs, Bélgica).

El grupo diseñó cajas especiales para el envío, de 40x40x56cm, que contendrán hielo seco. Cada caja tendrá 975 frascos con capacidad para cinco dosis cada uno, para un total de 4.875 dosis.

Seis camiones saldrán de Kalamazoo todos los días a entregar dosis a compañías aéreas como Fedex, UPS y DHL, que las distribuirán rápidamente: en uno o dos días en Estados Unidos y en tres días en el resto del mundo, dijo Pfizer a la AFP. Veinte vuelos de carga diarios repartirán las futuras dosis por todo el planeta.

Fedex dijo a la AFP que obtuvo permiso de la Administración Federal de Aviación para transportar más hielo seco a bordo de sus Boeing 767 y 777. El hielo seco es dióxido de carbono solidificado, cuya sublimación (el paso del estado sólido al gaseoso) puede ser peligrosa para la tripulación.

Ya en destino, cada caja solo podrá abrirse brevemente un máximo de dos veces al día.

“Esto se adapta a los grandes centros de vacunación”, dijo a la AFP Julie Swann, experta en respuesta a pandemias de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Pero no a los consultorios médicos ni farmacias.

Al principio, es probable que los estadounidenses tengan que conducir hasta hospitales y tal vez hasta grandes estacionamientos, como sucede con los ensayos clínicos que se realizan hoy, explica.

Una precisión importante es que las dosis podrán permanecer hasta dos semanas en su caja refrigerada. Los hospitales no necesitarán un congelador especial. “No recomendamos que los hospitales y las clínicas compren equipos ultrafríos”, dijo Janell Routh de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

La coordinadora de investigación clínica Tammy Lewis-McCauley administra una inyección como parte del ensayo de vacuna COVID-19 de Pfizer. Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati a través de AP

 

– Países en desarrollo después –

La farmacéutica estadounidense Moderna también está desarrollando una vacuna, que se almacena a -20 °C. Un congelador normal será suficiente.

Es la segunda vacuna comprada en mayor volumen en Estados Unidos y el gobierno federal organizará su repartición (gratuita) entre estados y territorios a través del distribuidor McKesson. Cada jurisdicción decidirá entonces cómo distribuir las dosis a hospitales, farmacias y consultorios médicos, así como universidades o empresas.

Se trata de un esquema descentralizado, como el usado durante la pandemia de gripe H1N1 en 2009.

“El gobierno federal no tiene la intención de tocar, salvo muy raras excepciones, ni una sola dosis de vacuna” y su distribución quedará en manos de los gobiernos locales, dijo Paul Mango, uno de los funcionarios a cargo de la operación Warp Speed (máxima velocidad).

El objetivo: ofrecer vacunas a los “más vulnerables” antes de finales de diciembre, al personal sanitario antes de finales de enero y al resto de la población de allí a principios de abril.

Pfizer espera producir 50 millones de dosis este año y 1.300 millones en 2021. Muchos países ya han hecho sus pedidos: entre 20 y 30 millones antes de finales de diciembre en Estados Unidos, 100 millones en total; 200 millones a la Unión Europea, 120 millones a Japón, 34 millones a México, 30 millones a Reino Unido, 20 millones a Canadá.

Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johnson, Sanofi y otras biotecnológicas esperan también que sus vacunas sean seguras y efectivas, y con ellas la complejidad de la logística global aumentará.

La compañía transportista DHL estima que en dos años se necesitarán 15.000 vuelos y 15 millones de paquetes refrigerados para entregar en todo el mundo.

En cuanto a los países en desarrollo, no hay esperanzas de beneficiarse de las primeras vacunas refrigeradas, dijo a la AFP Prashant Yadav, experto en logística sanitaria del Center for Global Development.

Tendrán que almacenar grandes cantidades de vacunas más allá del límite de dos semanas del paquete refrigerado. Pero los congeladores a -80 °C, dice Yadav, cuestan cinco veces más que los congeladores estándar y solo se fabrican bajo pedido.

AFP