Ángel Lombardi: El sistema político estadounidense

Ángel Lombardi: El sistema político estadounidense

Como todo sistema, imperfecto, igual que la democracia, pero perfectible, si se asume desde los intereses de la sociedad y bien común. Los norteamericanos lo han hecho, vía enmienda constitucional o decisiones del Tribunal Supremo o del propio Congreso. En el sistema estadounidense ha funcionado de verdad la separación de poderes y la primacía constitucional, aunque en ciertas presidencias, como la actual, ha existido la “tentación imperial y la arrogancia del poder”.

Otro aspecto relevante, al existir partidos políticos, sin afiliación formal y libertad de consciencia de senadores y representantes, se ha mantenido en la población la idea de la representación directa del pueblo en todos los procesos electorales, tal como lo pensaba Rousseau, la soberanía popular es indelegable, a menos que, mediante el voto libre, cada ciudadano decide quién lo va a representar en cada ocasión. De allí que al candidato presidente no lo elige la convención partidista sino en primarias que la convención ratifica. Igual el programa político-electoral, algo básicamente tecno-político, pero que el presidente electo puede manejar con flexibilidad de acuerdo al principio de realidad más que a un amarre ideológico.

El voto popular y el voto de los delegados por estado se estableció para evitar que un demagogo-populista se “cuele”; inclusive si en un estado un candidato gana el voto popular, los delegados pueden votar diferente, existe un precedente y fue dictaminado por el propio Congreso, como permitido.
Igual sacar más votos populares y perder la elección, vía delegados. Pasó con Gore/Bush; con Hilary y Trump y su antecedente más antiguo se remonta a 1876.





El sistema les ha funcionado porque ha funcionado el equilibrio y eventualmente, en temas importantes de Estado y particularmente en Política Exterior, el acuerdo bi-partidista y el acuerdo Ejecutivo y Legislativo, Presidencia y Congreso. Y esto es precisamente unas de las dificultades de Trump, no busca el “equilibrio” y no guarda las formas democráticas. Pareciera disfrutar, cultivando enemigos, la peor manera para hacer política. Igualmente su intemperancia, que lo hace imprevisible, así como su discurso polarizador.