Gustavo Coronel: La hiena y el perro salvaje en batalla

Gustavo Coronel: La hiena y el perro salvaje en batalla

Gustavo Coronel

En estos momentos se desarrolla en los medios venezolanos una agria discusión entre Nicolás Maduro y Rafael Ramírez Carreño, un par de granujas (O, si ustedes lo prefieren: bribones, pillos, pícaros, tunantes, bellacos, canallas, rufianes, truhanes) quienes se disputan encarnizadamente la condición de hijo putativo preferido del fallecido paracaidista Hugo Chávez.

La dis-puta sobre la condición puta-tiva de estos reputa-dísimos líderes chavistas es por el poder en Venezuela, un par de calvos peleando por un peine, en vista de que el régimen chavista ya tiene algún tiempo en pleno proceso de implosión.

Esencialmente la pelea es entre los cabecillas del robo multimillonario organizado que se llevó a cabo en la industria petrolera, es decir, la pandilla de Rafael Ramírez Carreño y los líderes del narcotráfico venezolano y del fraude minero , es decir, el entorno de Nicolás Maduro. Las dos pandillas pugnan por el resto del botín y del poder político. Maduro logró expulsar a Ramírez Carreño del régimen y del país pero Ramírez ha sabido utilizar sus “ahorros” para comprar apoyo en algunos sectores del llamado Chavismo originario, el cual argumenta que Maduro ha traicionado el “legado” de Chávez.





La traición de Maduro al “legado” de Chávez consiste, realmente, en estarse robando el dinero que el chavismo originario pensaba robarse, así como disfrutar del poder que los chavistas originarios pensaban seguir disfrutando. Maduro le ha resultado a Ramírez lo que la hiena le resulta al perro salvaje, es decir, alguien más astuto que él.

Por ello Ramírez adopta hoy la estrategia de ser candidato presidencial en un escenario político de transición como el que promueven los miembros del Vichy criollo, liderados por Henri Falcón, Claudio Fermín, Enrique Ochoa Antich y Felipe Mujica. Cada uno de los contrincantes, Maduro y Ramírez, cuentan con el apoyo de escribidores a sueldo enquistados en APORREA, a lo Toby Valderrama y Marcos Luna, reclutados por Ramírez, o José Sant Roz, entusiasta de Maduro.

Y ¿qué dice Maduro de Ramírez? Que Ramírez es un ladrón. Llega al extremo de decir que él lo encubrió cuando la Asamblea Nacional lo acusó de malversar $11.000 millones. Y ¿qué dice Ramírez de Maduro? Que va a revelar la verdadera fecha de la muerte de Chávez, para probar que Maduro es totalmente ilegítimo (como si eso fuera algo que la gente ignora). Ramírez también dice, con sumo desparpajo que no fue Maduro quien lo encubrió sino la zamurada del Tribunal Supremo de Justicia la que impidió que lo enjuiciaran.

Mientras este par de borrachos pelea por una botella vacía, en Venezuela se ha consumado el domingo 6 de diciembre otro golpe de estado, al “elegirse” una Asamblea Nacional que pretende remplazar a la legítima. Este nuevo asalto a Venezuela por parte de la pandilla de Maduro y sus aliados militares debería ser respondido con una intervención militar de la región al régimen de Maduro-Padrino López-Cabello, a fin de liberar al país rehén y poner tras las rejas a estos bandidos.

¿Podrá la diáspora venezolana organizar un ejército de liberación que acompañe al ejército multinacional? Esto ya no se compone “por las buenas”.