Jonatan Loidi: Sin empresa no hay trabajo, sin trabajo no hay futuro

Jonatan Loidi: Sin empresa no hay trabajo, sin trabajo no hay futuro

Sin trabajo no hay futuro. Esta frase se la escuche no hace mucho a un empresario que estaba despotricando contra la Argentina y su incansable esfuerzo por destruir empresas y empleo.

Recientemente, en un viaje de trabajo por EEUU, me tocó recorrer cerca de 1.000 kilómetros de ruta, tener reuniones en la Nasa, Disney y Marriot, entre otras empresas e instituciones. Algo me llamó la atención, en medio de la crisis: en todas ellas había obras en desarrollo, como nuevas rutas, edificios, atracciones, infraestructura, etc. Ingenuamente le pregunte a uno de los empresarios que me mostraba una nueva obra de un hotel de más de mil habitaciones, sí un hotel en medio de la crisis más grande en la historia de la hotelería. “¿Qué es todo esto?”, pregunté. Su respuesta fue contundente: “Es trabajo”.

El sentido común parece ser el menos común de los sentidos en un país que se esfuerza por desalentar cualquier tipo de emprendimiento o inversión.





Si el éxito de un país fuera una formula donde el orden de los factores altera el resultado, sin dudas el trabajo debería ir primero. ¿Por qué? Porque sin trabajo todo lo demás es muy difícil.

Sin trabajo no hay educación de calidad. ¿Una familia donde los padres no tienen trabajo podrá educar como corresponde a sus hijos?

Sin trabajo no hay progreso y todo objetivo de crecimiento se transforma en un imposible.

Sin trabajo no hay impuestos, los que el estado necesita para poder sostener el empleo público y las inversiones que se necesitan para crecer.

Sin empleo no hay dignidad y sin dignidad una sociedad se transforma en un vagabundo sin rumbo.

Sin empleo no hay posibilidad de ayudar a los que más lo necesitan.

Entonces, ¿no debería ser el empleo el principal objetivo de todo Gobierno?

Ahora, a la incertidumbre generada por la crisis más importante para la humanidad, desde la segunda guerra mundial, hay que sumarle la incapacidad del gobierno por definir planes y estrategias que al menos permitan tener un poco más de certezas, buenas o malas, pero certezas al fin.

El Gobierno ya perdió el impulso y aire que le daban: la herencia de Macri, el acuerdo con los acreedores, la pandemia, etc. Ahora sólo le queda el FMI y el logro de un nuevo acuerdo que alivie la carga en los próximos años. La pregunta es, suponiendo que lo logre, ¿será ahí que anunciará un plan? Si nos guiamos por los acontecimientos recientes, es posible que no, y así tener nuevamente la difícil tarea de encontrar una nueva excusa, un nuevo enemigo.

La cuenta es simple, sólo se necesita que el Gobierno de una vez por todas convoque a quienes saben cómo resolver, no solo la macroeconomía, sino un plan estratégico que le defina a cada segmento de la economía que puede esperar en los próximos años.

La política se tiene que reconciliar con el mundo empresario y entender que esa grieta tal vez, la más importante de todas, es la que hunde realmente a la Argentina.

Sin una economía estable, con reglas claras, será imposible pensar en una mejora social sustentable en el tiempo
Los empresarios y trabajadores ya nos demostraron que con un poco de apoyo redoblarán el esfuerzo y seguirán apostando. Pero necesitan certidumbre, recordando que la certidumbre no siempre significa buenas noticias, pero te permiten planificar. En resumen, con un plan del gobierno, las empresas pueden construir sus planes.

Innecesariamente en medio de tanta turbulencia algunos sectores de la política dejan en evidencia sus verdaderos intereses y, entre una mezcla de populismo y locura, limitan aún más la posibilidad de que a alguien se le ocurra mejor inversión que comprar dólares y apostar a lo que parece más seguro y probable que todo explote por los aires.

Los segmentos de la economía que parecen haber resistido y hasta crecido durante la pandemia saben que este éxito es efímero y solo tienen como motor a la especulación.

Sin una economía estable, con reglas claras, será imposible pensar en una mejora social sustentable en el tiempo. Solo ideas populistas de corto plazo aseguran el fracaso a mediano y largo término.

Estamos en el puesto 149, sobre 190 países en relación a mejor entorno para creación de empresas
Solo como repaso, sé que muchos ya lo escucharon o leyeron cientos de veces, pero son datos tan increíbles que por momento no parecen del todo reales.

– Hoy hay menos empresas empleadoras que en 2007.

– Hoy hay menos empresas exportadoras que en 1994.

· Si dividimos el total de la población sobre el total de empresas nuevas que se crean todos los años estamos peor que muchos países de África y todos los de Latino América, salvo Venezuela y Haití, Por ahora.

– Somos los reyes en varios records de decadencia económica: inflación, brecha cambiaria, impuestos de la región, desocupación y pobreza.

– Mayor burocracia para crear una empresa de la región.

– Mayores costos laborales y carga impositiva sobre los asalariados.

– Sueldo mínimo medido en dólares más bajo de la región.

– Pasamos de ser uno de los mayores exportadores de carne del mundo a exportar menos que Uruguay y Paraguay.

– Menor jubilación mínima en dólares de la región.

– Estamos en el puesto 149, sobre 190 países en relación a mejor entorno para creación de empresas.

Podríamos seguir y seguir sin encontrar muchas cosas de las cuales sentirnos orgullosos, más bien todo lo contrario.

Los políticos argentinos deberían asumir con mucha humildad que no tienen claro cómo generar trabajo y convocar a quienes tienen experiencia real, comprobable, para darles ideas y proyectos concretos y realizables para generarlo.

Claramente, fijar como prioridades de gobierno aumentar impuestos, reformar la justicia, entre otros, no nos acercan al gran objetivo; todo lo contrario.

Los países que lograron crecimiento perdurable fueron aquellos que entendieron que el éxito empresario no debe asociarse con corrupción, o en tal caso, ser muy duros con los corruptos y apoyar con fuerza a la mayoría que no lo es.

Los políticos argentinos deberían asumir con mucha humildad que no tienen claro como generar trabajo y convocar a quienes tienen experiencia real, comprobable, para darles ideas y proyectos concretos y realizables para generarlo
Reformaron sus leyes laborales y tributarias buscando que generar empleo y nuevas empresas sea algo simple y económicamente viable. Entendieron que el momento más crítico de una empresa es en su creación o cuando se necesita un fuerte crecimiento para expandirse. Entendieron que, si son los socios más grandes de las empresas, en casi todos los países es así, deben apoyarlos y no perseguirlos.

Muchos están pensando en este momento que este planteo es una utopía. Todos los días, aún hoy, hay cientos de argentinos que contra viento y marea siguen generando trabajo. No es entendible desde la razón, solo desde la pasión y amor por hacer y generar. Pero esa energía, como toda la que no se recarga, tiende a gastarse. Estamos a tiempo, pero no queda mucho.


Jonatan Loidi es CEO del GrupoSet Latam y conferencista internacional

Este artículo se publicó originalmente en Infobae el 15 de diciembre de 2020