José Romero: La cruda verdad

José Romero: La cruda verdad

Tener un plan, por malo que sea, es mejor que no tener ninguno, esto, junto con preservar la iniciativa (quién pega primero, quién dicta la agenda, quién elige el terreno) son fundamentales para tener mayores opciones a fin de lograr la victoria cuyo desenlace ocurre cuando se doblega al enemigo porque éste pierde su voluntad de lucha. En tal sentido, resulta vital preguntarnos ¿Quién está mejor retratado en esta descripción para lograr una victoria, el régimen o la oposición?

Con frecuencia se escucha decir del régimen que “Arriba se estarán matando a coñazos”. Sin embargo, hacia abajo tienen un sólo discurso público y generan una imagen de unidad ¿Ocurre lo mismo con los directivos opositores?

Si hacemos un ejercicio de memoria acerca de las protestas del 2014 y 2017, diría que no fue “el pueblo” el factor que estuvo ausente o se acobardó ante el sonido del primer disparo. Ciudadanos armados tan solo con una valentía heroica, presentando combate con escudos de cartón, palos y piedras, contra esbirros despiadados que no dudaron en usar armas de fuego para asesinar o herir a ese “pueblo” que dicen amar. ¿Habríamos logrado sacar al régimen de haber existido un liderazgo articulado que replicase estas protestas simultáneamente en las principales ciudades del país? Porque alguien debía ver que la estrategia ameritaba evitar concentrar las acciones en una sola ciudad debido a que, así, el régimen podía enviar refuerzos y logística de una zona a otra, tal como lo hizo…





En otras palabras, hay dirigentes o jefes de partidos, pero no hay liderazgo. Y es que muchos confunden estos términos, que son absolutamente diferentes:

Un líder inspira, mueve, convence, construye equipos y unifica con su ejemplo, con su desempeño, no sólo con sus palabras, mientras que aquí el discurso del dirigente dice una cosa y su accionar muestra otra.

De manera que, si me preguntan, la definición de locura (hacer siempre lo mismo esperando un resultado distinto según decía Albert Einstein) aplica más a los pseudolíderes opositores que a los capos del régimen, porque éstos últimos hacen lo contrario: No ponerse a cambiar una receta que funciona para inventar algo que ya está inventado. Nadie en su sano juicio se pone a reparar un motor que no falla.

Un verdadero líder debería saber que, por ejemplo, que se está luchando bajo las premisas de una guerra de cuarta generación, donde la opinión pública y el ciberespacio conforman un campo de batalla más y muy importante, entonces:

¿Qué imágenes están vendiendo y convenciendo más a un espectador incauto en cualquier lugar del planeta?

Un “presidente” que está liberando presos, llamando a elecciones, junto a parte de una “oposición” que anuncia que va a participar… ¿O una oposición que sólo se insulta públicamente y que algunos de sus dirigentes quieren un desenlace violento cuando el “gobierno” está llamando al diálogo y elecciones?

De manera que la gente común y corriente en el exterior, que son los familiares (hijos, cónyuges, progenitores, hermanos) de los soldados que tendrían que venir a salir heridos o muertos por liberarnos, no van a entender ni apoyar acciones militares si el “presidente” y, al menos, una parte de la “oposición” están llamando a elecciones y liberando presos…¿No era eso lo que estaban pidiendo los gobernantes de países que apoyan a Guaidó?, Sï usted y yo sabemos que esa no es la verdad verdadera, pero es lo que parece.

Una cosa es un pequeño porcentaje de políticos y líderes mundiales que entienden realmente qué pasa aquí y otra es el ciudadano común de cada país, que tiene sus propios problemas y preocupaciones, por lo cual no está haciendo seguimiento detallado a nuestra situación, sino que se “orienta” por la narrativa que más sale en los medios de esos países y redes sociales, pero, cuando sale ¿Qué es lo que sale, lo que en realidad es o lo que parece que es? ¿Cómo decide un ciudadano extranjero mal informado o desinformado sobre qué es la verdad si de este lado no hay una estrategia comunicacional articulada?

La cantidad de hackers, troles, bots, botsnet, además de palangristas empleados por el régimen y sus aliados para atacar portales, posicionar tendencias o sembrar desinformaciones y “Fakenews”, es sencillamente inmensa. Pero tampoco en este terreno se ha llamado a constituir una fuerza de contraataque de expertos en esta materia en el bando opositor. ¿Por qué no se ha hecho?

Si gusta un ejemplo del fracaso en esta materia, por ejemplo, revise en YouTube la página “Plan País”, sí, esa que informa con propiedad qué tiene en mente hacer la oposición “unida” para cambiar la situación y enrumbar nuestra nación hacia la prosperidad y el orden una vez que sea gobierno. Una vez hecho esto, note cuántos suscriptores tiene el canal y cuántas vistas cada publicación, realmente insignificantes. ¿Ha visto a algún dirigente manifestar su preocupación y plantear una estrategia comunicacional que subsane este estrepitoso fracaso?

Ojo, yo no estoy diciendo que TODO está mal, solo que lo que está o se hizo bien, no se capitaliza, no se aprovecha en todo su potencial. Y que lo que está o se ha hecho mal en la oposición, el régimen sí lo ha sabido explotar y capitalizar.

Para cerrar, voy a contar una anécdota sobre algo que ocurrió cuando se firmó la “paz” entre los Estados Unidos y Vietnam, donde Vietnam prevaleció:

Uno de los generales norteamericanos, como una manera de drenar su frustración le expresó a su par vietnamita: “Nosotros no perdimos ni una batalla”. A lo que el general vietnamita contestó: “Sí, eso es verdad, pero también es irrelevante”. Al final lo que importa es quién ganó la guerra.