Abraham Segueda: Y tuvo que llegar el decreto de Guerra a Muerte

Abraham Segueda: Y tuvo que llegar el decreto de Guerra a Muerte

Cronológicamente tuvo inicio y final el “Decreto de guerra a Muerte”. Este fue redactado en la ciudad de Trujillo el 15 de Junio de 1813 en plena Campaña Admirable y concluyó el 26 de Noviembre de 1820 luego del “tratado de armisticio y regularización de la guerra”. No fue una concepción militar; pero ¿qué llevó al decreto de guerra a muerte? No tuvo intenciones dogmáticas, ni con un desempeño o una aplicación estática.

Básicamente fue una respuesta a los crímenes de Domingo Monteverde. Esta doctrina se aplicó de hecho en ambos bandos, donde europeos y canarios fueron fusilados por el ejército republicano y los venezolanos por parte de Pablo Morillo. También se consideró una situación fuera de lo común, donde había españoles en filas republicanas y criollos apoyando a los realistas. El elemento mundial tuvo mucho peso en el decreto, puesto que, había una lucha entre los llamados conservadores y progresistas o reformadores

El espíritu en el texto del decreto se basó en dos pilares fundamentales: la Libertad; es decir, romper las cadenas de la servidumbre con la tiranía y, una noción pedagógica, de separar a los americanos de los españoles y canarios. Se dimensionó el conflicto dándose una esclarecedora descripción cualitativa, donde se definieron las características de la tiranía y se exploró una realidad digna y libre para los pobladores venezolanos, resaltando con exactitud las experiencias de los barbaros tiranos.

Son equiparables las situaciones previas al decreto, tanto éticas como existenciales de esa época y ahora: los bárbaros tiranos han aniquilado y destruido a muerte, han violado los derechos de la gente, han infringido las capitulaciones y los tratados solemnes, han cometido todo tipo de crímenes, ahora llamados de lesa humanidad y han traído la desolación a Venezuela.

Lo que corresponde para este momento es una separación radical entre las fuerzas del mal y del bien; tener la actitud y práctica de crear conciencia ante el mundo de nuestra lucha, ser muy precisos en comunicar qué tipo de conducta debe eliminarse de las personas para poder ser libres y sobre todo los riesgos de la ingenuidad sobre todas aquellas situaciones donde la tiranía y sus apéndices reciban apoyo.

Asumir una acción reveladora de todo el saqueo a la nación, perpetrado y continuado por los factores del poder político, sus cómplices y los mecanismos impuestos y establecidos; las expropiaciones y asesinatos, sus crímenes, torturas y exponer de forma pública una síntesis de las razones del miedo de la población y los más cercanos promotores de ese miedo, con el propósito de catapultar la cotidianidad para detonar la conciencia. 

La nueva experiencia del espíritu del decreto debe abrir cauces de originalidad y expresar la legalidad de nuestra postura Liberadora. Respaldar el derecho de la gente, frente al apoyo hacia los tiranos. Una sentencia no de muerte sino de vida para Venezuela.

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