El agua escasa finalmente recibe lo merecido: un precio, por Steve H. Hanke

En diciembre, los primeros contratos a futuro de agua empezaron a cotizarse en la Bolsa de Valores Chicago (CME, por sus siglas en inglés). Al fin, el agua escasa, el agua a ser entregada en el futuro, tendrá un precio. El nuevo mercado de futuros ofrecerá a aquellos que usan agua, entre otras cosas, una manera de protegerse (léase: asegurarse) en contra del riesgo de las fluctuaciones en los precios del agua. En las palabras de la CME, sus contratos a futuro serán “la primera herramienta de manejo de riesgo regulada y comercializada en una bolsa de valores para administrar el riesgo de la oferta y demanda de agua”. La introducción de los contratos a futuro del agua es un hito significativo.

Un contrato a futuro no es nada más que un acuerdo entre un comprador y un vendedor para intercambiar un activo a un precio previamente acordado en un día específico en el futuro. En el caso de los contratos a futuro de la CME, el precio de mercado del agua a ser entregada en el futuro será determinado empleando el Índice de Agua Nasdaq Veles California (NQH20). Este índice es calculado usando los valores promedio ponderados de las transacciones de derechos de agua entre los usuarios de agua en cinco de los mercados de agua de California más grandes y más activamente comercializados. En estos mercados, los derechos de agua confieren una asignación anual de bombeo de agua a los tenedores de los derechos, y la venta de esos derechos de bombeo entre los usuarios de agua son registrados y usados para ponerle un precio al Índice NASDAQ Veles. El precio del Índice Veles para los derechos de agua en cualquier momento es el precio spot para un acre pie (1.233,48 metros cúbicos) de agua lista para entrega inmediata.

Los nuevos contratos futuros de la CME permitirán la determinación del precio del agua en el Índice de Agua Nasdaq Veles California en puntos futuros de tiempo. Por esta razón se llama un “contrato a futuro”. Cada contrato a futuro obligará al comprador y vendedor a intercambiar diez acre pies de agua. Cada contrato tendrá una duración trimestral. Así que los contratos serán saldados en tres meses. Aunque algunos contratos a futuro permiten la entrega del activo subyacente, como maíz, en el momento en que el contrato llega a término, los contratos a futuro de la CME serán saldados totalmente en efectivo. Por ejemplo, si el precio spot en el NQH20 en la fecha de término del contrato está por debajo del precio en el contrato a futuro, el comprador del contrato de agua a futuro sufriría una pérdida y tendría que pagar la diferencia entre los dos precios al vendedor del contrato. De igual forma, si el precio spot a la fecha de término excede el precio en el contrato a futuro, el vendedor sufriría una pérdida y tendría que pagarle al comprador del contrato la diferencia entre los dos precios.





¿Por qué hay una demanda de contratos a futuro? En las palabras de mi amigo y colaborador, el difunto Premio Nobel Merton Miller, los intercambios a futuro están “ofreciendo un producto que la gente quiere”, y “para mostrar que lo desean, de hecho están dispuestos a pagar por el”. Pero, ¿por qué? “La respuesta es: un seguro. El mundo quiere asegurarse en contra del riesgo de precio”. Aquellos que aseguran a corto y largo plazo y participan en los mercados de futuros generan precios a futuro y hacen posible asegurarse en contra del riesgo de precio.

Un asegurador a largo plazo compra contratos a futuro para protegerse en contra del riesgo de un alza de precio. Por ejemplo, un agricultor que utiliza agua para irrigar sus cultivos podría, esperando una temporada de sequía, desear protegerse en contra de un alza súbita en el precio del agua. Entonces podría comprar un contrato de agua a futuro. Si el precio de mercado del agua se disparase durante una sequía, el contrato a futuro de nuestro agricultor se saldaría acarreándole una ganancia, y el agricultor sería capaz de usar esa ganancia del contrato a futuro para compensar por los precios más altos de agua a los que se enfrentaría en el mercado spot para el agua que utiliza. Por otro lado, los aseguradores a corto plazo se protegen en contra de una caída en el precio del agua vendiendo contratos de agua a futuro. Por ejemplo, considere un usuario de agua que está tratando de vender sus asignaciones no utilizadas de agua. Para protegerse en contra de un colapso en el precio de mercado, él vendería un contrato a futuro. Si el precio de mercado de agua cae, las pérdidas asumidas por vender agua a un precio “bajo” en el mercado spot serían compensadas por las ganancias registradas al saldar el contrato en el mercado de agua a futuro. Los aseguradores a largo plazo naturalmente se convierten en la contraparte de los aseguradores a corto plazo y viceversa. Pero, ¿qué sucede cuando hay más aseguradores interesados en un tipo de seguro por sobre el otro? Por ejemplo, en los mercados de agua, ¿qué sucede si la mayoría de los aseguradores están interesados en comprar contratos que protegen en contra de aumentos de precio? En este caso, los especuladores que apuestan a que el precio de mercado del agua colapsará correrían a adoptar posiciones de corto plazo. Nunca hay una oferta inadecuada de especuladores que busquen tomar posiciones arriesgadas. Los aseguradores buscan progrese de la volatilidad en los precios mientras que los especuladores son los vendedores de seguros. De hecho, los especuladores con un apetito voraz por el riesgo sirven una función esencial en el mercado de futuros. Como Miller lo hubiese dicho, “los mercados de futuros ponen los instintos de apuestas de los especuladores a trabajar para la sociedad”.

¿Por qué los innovadores contratos a futuro de agua de la CME son tan importantes? En el pasado, los usuarios de agua eran obligados a soportar los riesgos de las fluctuaciones en el precio del agua. No había un proceso para descubrir el precio, mediante el cual se determine el valor de los recursos escasos de agua a ser entregados en el futuro y no había manera de asegurarse en contra del riesgo de las variaciones de precio. Ahora, los contratos a futuro de la CME proveerán herramientas cruciales para administrar el riesgo tanto para los aseguradores a corto y largo plazo. Las variaciones drásticas en la oferta y demanda del agua ahora pueden ser compensadas mediante las “políticas de seguros” provistas por los nuevos contratos a futuro. Estos innovadores seguros reducirán el costo de la producción agrícola —una ganancia para los agricultores y los consumidores.


Este artículo fue publicado originalmente en National Review Online (EE.UU.) el 7 de diciembre de 2020.