Manuel Barreto Hernaiz: Para vivir sin mentiras hay que evitar el declive de la valentía

Manuel Barreto Hernaiz: Para vivir sin mentiras hay que evitar el declive de la valentía

“En nuestro país la mentira se ha convertido no sólo en una categoría moral, sino un pilar del Estado”

Alexander Solzhenitsyn

Vivir sin mentira es un texto escrito por el Alexander Solzhenitsyn y publicado por primera vez en The Washington Post en 1974. Solzhenitziyn fue víctima del totalitarismo comunista, y su experiencia en el terrible gulag la recoge en su conocido libro El archipiélago del gulag, obra fundamental por la cual se le concedió el Premio Nobel de Literatura. Vivir sin mentira es considerado, por algunos críticos, como la tercera publicación más importante de Solzhenitsyn (Junto a El archipélago y Un día en la vida de Iván Denisovich) y este texto circuló de forma clandestina bajo el comunismo soviético con el formato del samizdat: copias rudimentarias que circulaban de mano en mano. Al analizar la obra, el catedrático español Marcelo López quien fue su traductor al castellano, manifestó que la pretensión de “Vivir sin mentira ” no es destruir el régimen con armas sino ir al fondo de lo que el sistema pretendió: la confusión de la verdad y la mentira.





Para Solzhenitsyn la mentira es una de las herramientas más importantes de todo régimen totalitario, ante la cual el primer deber de todo disidente radica en decir la verdad, poner al descubierto la ruindad de dicho régimen expresada en las voces de sus partidarios y secuaces…

He aquí un extracto :

“El círculo, ¿está cerrado? ¿Es que realmente no hay salida? ¿Es que lo único que podemos hacer es esperar de brazos cruzados? ¿Acaso puede cambiar algo por sí solo? Nada sucederá mientras sigamos reconociendo, alabando y
fortaleciendo –y no dejamos de hacerlo–, el más perceptible de sus aspectos:
la mentira…
Y la salida más simple y más accesible a la liberación de la mentira descansa precisamente en esto: ninguna colaboración personal con la mentira. Aunque la
mentira lo oculte todo y todo lo abarque, no será con mi ayuda.
Esto abre una grieta en el círculo imaginario que nos envuelve debido a nuestra inacción. Es la cosa más fácil que podemos hacer, pero lo más devastador para la mentira. Porque cuando los hombres renuncian a mentir, la mentira
sencillamente muere. Como una infección, la mentira sólo puede vivir en un organismo vivo.”

Cuatro años después de haberse publicado ” Vivir sin mentiras” Solzhenitsyn pronunció un discurso en Harvard – en junio de 1978- titulado “El declive de la valentía” que puede ser considerado una cátedra del coraje y el pundonor.

He aquí un resumen de este claro y vigente mensaje que puede servirnos de ejemplo:

“La merma de coraje puede ser la característica más sobresaliente que un observador imparcial nota en Occidente en nuestros días. El mundo Occidental ha perdido en su vida civil el coraje, tanto global como individualmente, en cada país, en cada gobierno, cada partido político y por supuesto en las Naciones Unidas. Tal descenso de la valentía se nota particularmente en las élites gobernantes e intelectuales y causa una impresión de cobardía en toda la sociedad. Desde luego, existen muchos individuos valientes pero no tienen suficiente influencia en la vida pública. Burócratas, políticos e intelectuales muestran esta depresión, esta pasividad y esta perplejidad en sus acciones, en sus declaraciones y más aún en sus autojustificaciones tendientes a demostrar cuán realista, razonable, inteligente y hasta moralmente justificable resulta fundamentar políticas de Estado sobre la debilidad y la cobardía. Y este declive de la valentía es acentuado irónicamente por las explosiones ocasionales de cólera e inflexibilidad de parte de los mismos funcionarios cuando tienen que tratar con gobiernos débiles, con países que carecen de respaldo, o con corrientes desacreditadas, claramente incapaces de ofrecer resistencia alguna. Pero quedan mudos y paralizados cuando tienen que vérselas con gobiernos poderosos y fuerzas amenazadoras,con agresores y con terroristas internacionales.

¿Habrá que señalar que, desde la más remota antigüedad, la pérdida de coraje ha sido considerada siempre como el principio del fin?…”

En estos momentos en los cuales el cansancio, la desconfianza, la incredulidad, la aquiescencia, el temor y la desesperanza se ciernen sobre nuestro carajeado país, es cuando, con extrema urgencia se requieren políticos que sean capaces no sólo de enfrentar con determinación y coraje a la prepotencia totalitaria del régimen, sino capaces también de mover las voluntades. Se necesitan políticos que conozcan los problemas y que los sientan como suyos, porque son suyos. Que ese compadecerse sea auténticamente “padecer con”, y no cuestión de simple demagogia del momento. Y que tengan siempre presente que cuando la mentira llega a convertirse en un concepto de confrontación política, es más difícil todavía saber hacia dónde mirar para decidir. Ojo, ahora no hay lugar para equivocaciones.

Sea propicia entonces la ocasión para repetir lo expresado un tiempo atrás: el origen del término coraje nos llega del latín cor (corazón) la palabra da la idea de poner al corazón en aquello que tengamos que hacer. Se trata de una de las más importantes y destacadas virtudes humanas. En todo momento, el miedo y el coraje han estado enfrentados. Cuando el coraje fue más fuerte que el miedo, las sociedades avanzaron y progresaron, pero cuando se impuso el miedo, se abrieron los espacios de la parálisis y del retroceso…

Manuel Barreto Hernaiz