Abraham Sequeda: La población venezolana subvenciona al poder político

Abraham Sequeda: La población venezolana subvenciona al poder político

Cuando la devastación se evidencia en la cotidianidad del venezolano, en sus expectativas de sobrevivencia y la aparente normalidad del país, la calamidad se ejemplifica en varios ámbitos:

1- Utilización a lo interno de una criptomoneda que no es tal: El Petro. Esta moneda virtual, se utiliza esencialmente para robar a las pocas personas, naturales o jurídicas, que con todo el riesgo y limitaciones del país aún quieren seguir invirtiendo y creciendo. Como dato, un Petro en este momento tiene el valor aproximado de 100.500.000 Bs.; lo cotidiano “normal” es, que una institución pública cobre, por una hoja impresa 0,25 Petro, esto presenta 25.125.000 Bs. equivalente a unos14$. 

2- Documentos de identidad como partidas de nacimiento, cédulas de identidad, pasaportes, los cuales son pagados en dólares o su equivalencia en Petros y cuyo dinero no llega obviamente a las ya defalcadas Arcas Nacionales. Lo anterior porque el funcionario no posee insumos de trabajo, ni un sueldo que satisfaga sus necesidades básicas, pero además permite continuar precariamente con las actividades “institucionales” y su burocracia. 





3- La salud, cuyo servicio no es suficiente ni apropiado y, la población la paga con la enfermedad y la muerte. 

4- La educación, la pagan los niños y jóvenes, quienes engrosarán la lista de la incultura para ser presa fácil de los inmorales.

El presupuesto nacional no alcanza, las “empresas” del Estado, aquel rico y omnipotente producto de la venta de petróleo, ya no existen. En tanto esto ocurre, la estructura del poder político gobernante en Venezuela, se mantiene como poder absoluto.

Hoy en Venezuela es improbable una buena administración de los recursos por un Estado desmantelado y un gobierno totalitario. Este sistema Estado-Gobierno piramidal, posee una figura en la cúspide, dos niveles intermedios para el control de la violencia y propaganda, una más abajo que atiende la precaria pero necesaria fachada “institucional” y, la base de la pirámide, constituida por grupos de mafias, que controlan de forma total, áreas de influencia económica, empresarial, social, gremial, además de la geográfica. Estas mafias también subsidian al poder político a cambio de permitírseles canales de acción. Debido a que los mismos grupos en el Estado-Gobierno son elementos claramente al margen de la ley, la fachada institucional debe mantenerse a costa de los escasos recursos económicos extraídos de la población y de la influencia de mafias. Es seguro que, con una conducta orientada a cortar la subvención, se acelerará una transición.