El Mundo: Los cuatro aviones “chatarra” de ricos “bolichicos” venezolanos por los que España paga 53 millones de euros

El Mundo: Los cuatro aviones “chatarra” de ricos “bolichicos” venezolanos por los que España paga 53 millones de euros

Uno de los cuatro Airbus 340 de la aerolínea Plus Ultra. AIRLINERS.NET

 

«El rescate a Plus Ultra ha sorprendido mucho porque es una empresa muy pequeña y por su capital venezolano. Pero nadie está teniendo en cuenta otra cosa: sus aviones son muy contaminantes. Son chatarra, carne de desguace».

Por LEYRE IGLESIAS / elmundo.es





Un veterano piloto de vuelos comerciales, con 32 años de experiencia, habla en estos términos de la polémica que esta semana ha protagonizado la aviación española. El Gobierno, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), ha acordado rescatar a la aerolínea Plus Ultra con 53 millones de euros. El Ejecutivo ha defendido como «estratégica» la ayuda a esta compañía española, participada en un 47,23% por empresarios venezolanos bien relacionados con el Gobierno de Nicolás Maduro. Sin embargo, sobre lo que esta vez no se ha pronunciado es sobre la sostenibilidad de los vuelos operados por la empresa.

Según figura en su web corporativa, Plus Ultra Líneas Aéreas cuenta con una flota muy pequeña, de cuatro aviones -aunque fuentes del sector afirman que sólo dos están operativos-. Todos son del modelo Airbus 340, en dos versiones: el A340-300 y el A340-600. Su característica fundamental es que tienen cuatro motores y, por ello, son muy contaminantes. De hecho, cinco fuentes del sector consultadas por Crónica aseguran que todas las grandes aerolíneas se han deshecho ya de ellos o bien los tienen aparcados, sin apenas volar. Iberia, por ejemplo, ya los ha retirado todos. En 2016 jubiló a su último A340-300 y en 2020, a su último A340-600.

«Los Airbus 340 son ahora mismo una generación de aviones muy ineficiente y obsoleta», explica Pablo Peláez, piloto con 30 años de experiencia e impulsor de Betterfly, una iniciativa internacional de pilotos y controladores aéreos que trabaja a favor de reducir las emisiones de CO2 en el tráfico aéreo. «Se están retirando en todo el mundo porque su mayor coste de operación y su mayor consumo, que se traduce en un alto grado de emisiones, no compensan a las compañías», añade.

Según un cálculo realizado por un experto del sector, en un vuelo Madrid-Caracas como los que opera Plus Ultra, sus Airbus 340 llegan a emitir entre 4,5 y 8 toneladas más de CO2 respecto a un avión equiparable y actualmente utilizado por Iberia o Wamos Air como el Airbus 330, de dos motores. Para llegar a esa estimación se han usado dos modelos de cálculo: uno, suponiendo igual peso del avión, y el otro, teniendo en cuenta el consumo de combustible por kilómetro y asiento. Aunque los datos pueden variar en función del número de pasajeros y de las condiciones particulares del vuelo, la diferencia de contaminación es notable.

Los Airbus 340 tienen cuatro motores; por ello, contaminan más. AIRLINERS.NET

 

Los cuatro aviones de la empresa, con una edad media de 14,6 años, pertenecieron antes a Air France, Iberia, Philippine Airlines y Etihad Airways. Hace ahora una década que Airbus dejó de fabricarlos. Su recambio han sido los modernos bimotores, más económicos y también más ecológicos. «Casi nadie los usa ya. Sólo alguna compañía pequeña y alguna otra que los alquila a terceros en caso de que se averíen sus aviones», precisan las fuentes consultadas.

CAPITAL VENEZOLANO

La ayuda a Plus Ultra -un préstamo participativo de 34 millones y otro ordinario de 19 millones- está en el foco público debido a sus lazos con Venezuela.

Otro de los cuatro aviones de la flota de Plus Ultra. AIRLINERS.NET

 

La empresa nació en 2011 en España de la mano de Julio Martínez Sola y Fernando González Enfedaque, dos ejecutivos españoles que formaron parte de Air Madrid, que en 2006 dejó con billete y sin vuelo a unos 100.000 pasajeros. Sin embargo, en 2017, dos años después de lograr su licencia para volar, una sociedad llamada Snip Aviation entró en la aerolínea hasta hacerse con el 47,23% de su capital. Esta sociedad está en manos de tres venezolanos, Rodolfo Reyes Rojas, Raif Arigie Harbie y Roberto Roselli Mieles, a quienes, según adelantó el digital Vozpópuli, se los sitúa en la órbita del Gobierno chavista y, en concreto, de su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, la mujer que en febrero de 2020 protagonizó un sonado «encuentro» con el ministro José Luis Ábalos en Barajas.

Aunque, según ha informado el periodista Daniel Lozano en EL MUNDO, el accionista clave detrás de esta sociedad, el boliburgués que maneja los hilos, es en realidad Camilo Ibrahim Issa, un millonario venezolano-libanés enriquecido a la sombra del chavismo. Invitado a las reuniones que organiza el ex presidente Rodríguez Zapatero con empresarios ligados al régimen de Maduro, Camilo Ibrahim Issa detenta la exclusiva del grupo Inditex en su país y tiene importantes inversiones inmobiliarias. Y, junto a Rodolfo Reyes, fue investigado en 2018 por la Asamblea Nacional de Venezuela por presunta corrupción gubernamental.

La compañía nació en 2011 en España y en 2017 entró el capital venezolano. AIRLINERS.NET

 

El rescate a la aerolínea, que opera vuelos con Latinoamérica (desde Madrid y Tenerife a Ecuador, Perú y Venezuela) y que emplea a 345 personas, ha sido cuestionado bajo el argumento de que, con su pequeño tamaño (823 vuelos en 2019), no puede considerarse una empresa estratégica, que es el propósito de los fondos destinados por la Sepi. Sus responsables, por su parte, insisten en que nadie les ha regalado nada.

Un piloto de la controvertida aerolínea protesta: «Claro que hay venezolanos, pero Plus Ultra es una compañía española, con inversores españoles y que paga a sus empleados en España. ¿Y los rescates a Spanair o a Air Europa? Plus Ultra cumple con todos los estándares; si no, no volaría. Ha sufrido durante la pandemia, pero, además, nuestro mercado, el sudamericano, está muy tocado. Por eso la compañía está hibernada y hay muy pocos vuelos. Además, el Gobierno va a poner a una persona de su confianza para revisar las ayudas. Esto no es ningún robo».