Con mucho detenimiento leímos y analizamos la propuesta del colega y copartidario opositor Antonio Ledezma, quien en dicha propuesta, con el titulo que usamos expuso: “La política de presión no será dejada de lado, más bien por el contrario, se busca reforzarla con el concurso sincronizado de varios gobiernos democráticos del mundo libre, en lo que se conoce como escenario multilateral. Para tales efectos se pondera y trabaja en la articulación de una coalición internacional que tenga como único objetivo presionar al régimen de Nicolás Maduro para producir un giro de fondo en la política nacional. Nada de maquillajes ni de cabriolas para entretener a la audiencia mientras avanzan en su siniestra usurpación de los poderes en Venezuela”.
Continúa: “No se trata de especulaciones al boleo ni de análisis aislados de observadores que tienen su mira puesta en los acontecimientos que se desarrollan en Venezuela, es una versión tomada de declaraciones atribuidas a voceros del Departamento de Estados de los Estados Unidos, tal como lo hizo el funcionario Ned Price el pasado 12 de marzo, en una entrevista concedida a la periodista Gaby Perozo para la estación de televisión digital VPITV (Venezolana por la Información), en la que Price asegura que esperan consolidar la sincronización de varios líderes y gobiernos dispuestos a asociarse para adelantar una solución pacífica que abra camino a una transición democracia. Esa misión internacional en la que destacarían la Unión Europea, la OEA, el Grupo de Lima y el Grupo de Contacto, según lo dicho por Price: ‘siguen trabajando intensamente, junto a ocho grandes democracias de la región, para que a través de todos los medios apropiados lograr una transición democrática en el país’. ”
Del análisis de la propuesta, deducimos una intencionalidad racional por parte del proponente, la cual avalamos sin tapujos, y hacemos florecer la racionalidad que se deriva en ella. Eso queremos, presión política en el verdadero sentido de la expresión y no la baladí locución que solo incluye la solicitud de intervención de fuerza, como presión, que obviamente nunca llegará, porque cualquier intervención que quiera imponerse estaría en discordancia con la famosa y muy nombrada Carta Democrática, que ha servido ignorantemente para mucha especulaciones.
Creo que debemos insistir en convencer a partidarios opositores y fracasados chavistas que hoy se nos unen, de dejar de lado la sorna que intuye la ignorante presión de fuerza innecesaria; siempre que se pueda, debe hacerse efectiva la presión política en su verdadero sentido.
En un estudio de alto nivel, intitulado: “GRUPOS DE PRESIÓN POLÍTICA”, Eduardo Vega, en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, explica: “Cuando los partidos políticos tratan de conquistar el poder y ejercerlo, dependen de la decisión de los electores que acuden a las urnas para elegir democráticamente su gobierno. Los votantes no deciden su voto únicamente por las promesas electorales de los diferentes partidos y en respuesta a las actividades desarrolladas por el gobierno anterior. En cambio, los grupos de presión no ejercen las mismas funciones que los partidos políticos, cuyos objetivos principales son alcanzar el gobierno y mantenerlo, pero sí ejercen una importante influencia sobre el poder, los votantes y las decisiones políticas importantes. Es aquí donde juegan un papel fundamental estos grupos de interés.”
Sin ánimo comparativo, pero si con ánimo educativo, referimos que en esos grupos de presión incluye Vega, tanto a magnates que exigen cambiar la legislación en su favor, como a los sindicatos que mantienen industrias caducas y deficitarias, algunas con exención fiscal e inversión pública, las compañías eléctricas que cuentan con managers de presión, aclarando en su considerando, que los grupos de presión ejercen una de sus mayores influencias sobre el poder, los votantes y las decisiones políticas importantes, debido a su gran poder de manipulación sobre la opinión pública del electorado y por consiguiente sobre los gobernantes.
Ateniéndonos a lo expuesto por Vega, podemos ver como la Iglesia Católica fue un claro ejemplo de grupo de presión durante la Edad Media, controlando los gobiernos monárquicos europeos para incitarlos a desarrollar las Cruzadas contra infieles y herejes, lo que fue lícito también por parte de la ética civil medieval. Pero la Iglesia no finalizó su influencia al terminar la Edad Media, sino que continuó ejerciendo una gran presión para que los gobiernos europeos de la Edad Moderna mantuvieran una gran variedad de tabús, prohibiciones y obligaciones religiosas sobre la población. Al comenzar la Edad Contemporánea la Iglesia fue perdiendo fuerza sobre la legislación y las decisiones de gobierno, pero la mantuvo en gran variedad de ámbitos como la educación, la confesionalidad religiosa de los estados europeos, adoctrinamientos del poder civil y otros factores.
Hoy día, hay muchos grupos internacionales de presión política, que la globalización los ha hecho nacionales, tales como los grupos ambientalistas empoderados con la Cumbre de Kioto y la de Paris con el cambio climático, también los defensores de los recursos naturales agua, suelo y flora contra la irracional explotación del Arco Minero del Orinoco; los Defensores de los DDHH, que Venezuela los constitucionalizó; los Defensores de los Derechos del Niño y de la Mujer y muchos otros grupos, más o menos poderosos, que en frecuencia esporádica o momentánea intentan despejar la mente de los venezolanos que siguen creyendo en la necesidad de la consolidación de una poderosa fuerza militar exterior, para eliminar la usurpación del poder en Venezuela, y, también convencerlos, de que la única forma viable es la misma expuesta por los verdaderos políticos: la democrática.
Debemos tener claridad, que la situación política de hoy en Venezuela, es que hace falta un jefe del Ejecutivo que no quiera defender el resto y la secuela del chavismo. Ninguna fuerza es necesaria para ello, si creemos en la verdad democrática surgida en consecuencia del errado chavismo. Lo que hay que emprender es una campaña sincera y patriótica que impulse el poder del voto como política de presión para salir del marasmo.
@Enriqueprietos