Domingo Alberto Rangel: Regaetón y sexodiversidad

Domingo Alberto Rangel: Regaetón y sexodiversidad

Domingo Alberto Rangel @DomingoAlbertoR

De no ser por un entrañable amigo, Luís Planchart, intérprete y compositor de rock desde los setentas del siglo anterior, e inteligente profesor de idiomas… jamás me habría atrevido a hilvanar una hipótesis sobre cierto misterio musical que implica a la generación menor de treinta años.

Para mi mentalidad descendiente de agricultores andinos sucede algo muy extraño cuando en programas de las radios donde se atrincheran las locutoras y periodistas más comprometidos con la oposición que un día define al voto como pecado contra la democracia… y luego con su cara lavada buscan espacio y tarjetas en el CNE… para postular candidatos… entrevistan algún ciudadano relacionado con la música.

Lo extraño no tiene que ver con la política sino con la música… específicamente con el reggaetón que de un tiempo a estos días se ha puesto de moda… pero solo entre los muy jóvenes.





A los invitados de estos locutores y fablistana suelen hacerle la misma pregunta: ¿Te gusta el reggaetón?

Rara la pregunta para abrir un cuestionario que igual se la hacen a un productor de conciertos… como a una pianista de fama internacional… e incluso he escuchado que la utilizan para romper el hielo con bailarinas y antiguas reinas de belleza que solo tangencialmente se relacionan con la música a manera de “modus comendi”.

La respuesta luce como si estuviese programada porque a ninguno de esos entrevistados la evaden cuando responden con un “no” contundente.

Con respecto al reggaetón confieso que no me cuento entre los fanáticos de ese ritmo… sin embargo he escuchado algunas piezas con letras interesantes e incluso sin la música tapa amarilla que caracteriza estas canciones. Me refiero a los reguetones que calificarían como “de protesta” y los que le cantan a la vida de jóvenes que apenas entran en la adolescencia.

Es decir… que aparte de los reguetones cuya música remeda el ruido de un tambor tocado por un simio… y las letras que no salen del “chiquita dame la pepita”… hay otros reguetones y fue Luís Planchart quien me dio la clave para comprender por qué este género musical le gusta tanto a los adolescentes de hoy… como ellos mismos me lo dicen o lo demuestran cada vez que me enseñan lo que tienen en sus pods.

Según Luís a quien le gusta el reggaetón… la generación del Baby Boom… es decir la mía y la de los locutores y fablistanas que junto a las y los chavistas suelo escuchar… para balancear embustes… rechazan esa música de adolescentes porque “no son capaces de comprender que el mundo cambió”.

Luís se refiere a lo distinta que es la vida cotidiana de una generación que no tendrá los privilegios de los boomers y milenials… como acceder a vivienda propia… automóvil… viajes… pero igual quieren vivir y disfrutar lo que hay.

Luís me contaba que hace poco en una playa de surfistas había escuchado un reggaetón cantado por una muchacha… que le pedía sexo explícito a la pareja… y eso enerva a la gente que no acaba de entender esta manera de protestar.

A Luís Planchart le di las gracias por su punto de vista al tiempo que recordé que en Venezuela el rock también había sido perseguido por las disqueras y los locutores y periodistas de aquellos tiempos. Le recordé cuando en el show más visto de la TV estadounidense… obligaron a Elvis Presley a cantar sin mover la pelvis… o porqué hace décadas sacaron de VTV a Paúl Gillman.

Este rechazo de los locutores y periodistas –casi todos- al reggaetón explica el comportamiento de una oposición guiada por unos coaches que dan pena… cuando sin debatir o llegar a acuerdos niegan los cambios que en todo el mundo se piden en pro de los derechos de lo que llaman “sexo diversidad”.

Y así… guiados por antiguos renovadores de las radios y las televisoras… hoy convertidos en un cultores de lo que sería un mineralizado Cotolengo de la Decencia de Antaño… le entregan un espacio importante al gobierno que lo recibe a sabiendas que entre su militancia… también abundan los y las dinosaurias.

Es una pelea perdida: Los boomers nos iremos muriendo… y las nuevas generaciones conformarán un mundo nuevo.