A pesar de que las autoridades —tanto mexicanas como estadounidenses— saben perfectamente donde se encuentra el bastión del Mencho, casi nada o muy poco se sabe sobre la vida íntima de uno de los fundadores del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De su rostro hay como mucho tres imágenes, difundidas por la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) y algunos detalles sobre sus inicios en el mundo del crimen. Según la ficha que tiene la DEA, mide 1.70 y pesa unos 68 kilogramos.
Se sabe, por ejemplo, que su primer ingreso al sistema penitenciario (al menos del que se tiene registro) fue en 1986 en Estados Unidos, cuando tenía 20 años, por posesión de drogas. Vivía en la bahía de San Francisco, en California, donde se involucró con una banda de tráfico de heroína y metanfetamina. Algunos artículos de la prensa local aseguran que se fue de mojado.
En 1994, con 28 años, fue detenido por vender heroína y devuelto de nueva cuenta a México.
Nemesio Oseguera Cervantes nació en Aguililla, Michoacán, el 17 de julio de 1966 en el seno de una familia pobre de 5 hermanos. Dicen que lo bautizaron con el nombre de Rubén y él se hizo llamar Nemesio en honor a su padrino. También dicen que su cuna es el municipio de Naranjo de Chila y otros que fue Uruapan o Aguililla.
Lo que es un hecho es que apenas siendo un niño que recién abandonaba la escuela en el quinto año de primaria, se contrató para cuidar los campos de aguacate propiedad de los Valencia, familia conocida como el Cártel del Aguacate.
El periodista estadunidense Josh Eells, en un reportaje publicado en la revista Rolling Stone, y con base en información de autoridades de Estados Unidos, afirmó que Abigael González Valencia, “El Cuini”, cuñado de Oseguera Cervantes, lo formó en el negocio de las drogas.
En una entrevista reciente para The Guardian, un sicario que supuestamente trabaja para el Mencho aseguró que nadie podría reconocer al capo si de repente se apareciera en un restaurante.
“No lo creo. El liderazgo del Mencho es indiscutible, (pero) discreto. Tiene su bastión de control en el sur de Jalisco. Ahí nadie lo toca, nadie se mete con él y está feliz”, aseguró la fuente al diario británico, y aseguró que el narcotraficante es conocido por ser un tipo “simpático” que siempre te cuenta su repertorio de “chistes”.
Sin embargo, algunas veces el capo “también es explosivo… muy explosivo”, aseguró la fuente.
Su organización, el CJNG, es responsable de haber derribado un helicóptero del ejército mexicano en 2015, del asesinato de un exgobernador de Jalisco y del intento de homicidio del jefe de la policía de Ciudad de México. Esto solo por mencionar algunos delitos de alto impacto cometidos por el cártel.
Eduardo Guerrero, especialista en temas de seguridad, dijo a The Guardian que el cártel cuenta con ”enormes cantidades de dinero, armas de última generación, grupos y vehículos paramilitares de estilo militar”.
Pocos entienden la dimensión real de la organización mejor que los residentes de la Sierra de Ahuisculco, una cadena montañosa ubicada al oeste de Guadalajara.
Ellos han sido testigos de los campos de entrenamiento estilo paramilitar y de los laboratorios secretos que producen grandes cantidades de drogas sintéticas, principalmente para su comercialización en los Estados Unidos.
La proximidad del área a dos puertos del Pacífico, Manzanillo y Lázaro Cárdenas, a través de los cuales se contrabandean precursores químicos que llegan desde China, la ha convertido en una ubicación más que estratégica.
El CJNG es conocido por su agresivo uso de la violencia y su campaña de relaciones públicas. Hoy en día es una de las organizaciones criminales más importantes de México: tiene presencia en 23 estados del país. Las autoridades de EEUU ofrecen hasta USD 10 millones por información que lleve a la captura del Mencho.
Desde el surgimiento del cártel de las cuatro letras, la tasa de homicidios y las desapariciones forzadas —así como los hallazgos de fosas clandestinas— aumentaron considerablemente en Jalisco.
Se sabe que a día de hoy el Mencho se oculta en algún punto — o varios de forma intermitente— de la zona boscosa que comprende el sur de Jalisco, y algunas regiones de Nayarit y Colima.