Marcos Hernández López: El coronavirus amplificó una vulnerabilidad mundial

Marcon Hernández López @Herconsultores

Nadie duda de la huella psicológica y social que la pandemia dejará en la mayoría de la población venezolana. El confinamiento en las personas en algunos casos se convertirá en sensaciones de sentirse agobiados, tener menos ganas de hacer las cosas, o tener poca motivación. Para los especialistas estas situaciones pueden derivar en un incremento de la ansiedad y la depresión e incluso convertirse en un síndrome de estrés agudo. Nadie duda de la huella psicológica y social que la pandemia de coronavirus dejará en la mayoría de los venezolanos.

Para nadie es un secreto que Venezuela ya estaba sumergida en una compleja crisis de salud pública antes de que se desencadenara la pandemia de coronavirus, sobrellevaba el deterioro lento de las capacidades del que hace décadas fue uno de los sistemas de atención más sólidos y de prestigio en Latino América. Sin embargo, las insuficiencias en los insumos, la falta de acceso a bienes básicos como el agua o la energía eléctrica necesarias para garantizar la atención e higiene mínima, asociado a la malnutrición de niños y ancianos y, en general, quiebre económico del país. Así que, cuando llegó el virus, todos anticipaban los peores escenarios en salud pública. Para los expertos, el número de casos positivos y muertes en el Venezuela ha sido subestimado por la carencia de pruebas PCR y una dependencia de pruebas rápidas de anticuerpos.

Evidentemente, vivimos en la era de la incertidumbre, cuando pensábamos que era el momento protagónico para las ciencias y las tecnologías o de la revolución científico – tecnológica.  El coronavirus amplifico una vulnerabilidad mundial, de nada sirve las grandes armas de destrucción masiva cuando emerge con claridad que las armas biológicas pueden ser tan eficaces y de bajo “costos”, sin embargo, este virus conecta con el análisis interpretativo como algo que se debe deslizar en nuestras formas de observar con agudeza el mundo: “Mirar el bosque y no un árbol”, y no unicamente en la vida cotidiana en la que pasamos de un momento a otro a un inducido arresto domiciliario familiar, sino en las prácticas de nuestro modo de vida, algo muy significativo como reconfigurar la organización compleja de la sociedad, la política, trabajo, economía, la cultura como un todo. Poscoronavirus, jamás podemos ser los de siempre, es un axioma el mundo no será el mismo, de lo contrario la lección o la prueba natural no alecciono. En una primera síntesis debo decir, lo que nos está ocurriendo va derivar en una nueva conducta, cosmovisión – acción del ser humano. Es imperioso enfocarnos en la comprensión que la arrogancia y la soberbia no pueden estar nunca sobre la lógica. 





Según los científicos el virus coronavirus se le adelanto a la próxima pandemia, es la crisis climática. La diversidad en la lucha contra el cambio climático debe ser una prioridad del mundo desarrollado y subdesarrollados, y no una víctima de esta crisis. Los líderes políticos no deben dejar esto en manos de intereses económicos. El cambio climático en el mundo de la sociedad científica no podrá decir que no estaba avisada, los actuales resultados son tangibles en sus estudios o investigaciones, desde ya las exigencias deben ser aceptadas por muy radicales que sean para hacer frente a la otra gran por venir emergencia, la climática.

Tomando como referente algunos análisis vinculados al tema: “La pandemia afectará desde la forma en que trabajamos y ganamos dinero hasta el funcionamiento de industrias y comercios; desde el significado del tiempo libre hasta el tipo de vivienda que vamos a preferir; desde la discusión de un salario universal hasta el tipo de organización gubernamental. Se va a acelerar la revolución científica y tecnológica que estamos atravesando. Habrá que repensar las ideologías y las organizaciones de gobierno. Habrá que determinar si vamos a un tipo de sociedad más participativa o una más autoritaria. Y si este cambio puede hacer frente con éxito a la más grave consecuencia de la globalización: la acumulación extraordinaria de riqueza en unas muy pocas manos”.

Marcos Hernández López / Presidente de Hercon Consultores

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