Luis Barragán: De las 500 vacunas baruteñas

Luis Barragán @LuisBarraganJ

Más allá del estado Miranda, profundo malestar e  indignación ha provocado el sorteo de las vacunas que se le ocurrió al chavismo utilizando a la municipalidad baruteña  que, por cierto, no ha tenido la respuesta inmediata y contundente del alcalde que se supone opositor.  Quinientas vacunas anegaron la avenida, entre la sede edilicia y la clínica Las Mercedes, desesperadas las personas que sólo saben que Maduro Moros se la ha aplicado,  gracias a su  acostumbrada arrogancia.

Ya no sorprende que pocos dirigentes oficialistas – munícipes, o no – accedan a ellas, empleándolas para el más desvergonzado populismo, manipulando el dolor ajeno, luego de favorecer muy probablemente a familiares y amigos cercanos. Además, representantes de un Estado que lo creen suyo, disponiendo de privilegios, medios y ventajas, realizaron la actividad en condiciones dudosas de bioseguridad, exigiendo el llamado “carnet de la patria” (https://twitter.com/FedericoBlackB/status/1380534736775417858), sustitutivo de la cédula de identidad.

Consabido, no hay un plan de masiva inmunización con vacunas de un mínimo y confiable aval científico y, ante la escasez,   sólo cabe el espectáculo de distribución promovido por una dirigencia que busca destacar en la órbita del poder establecido,  y sólo en ella, pues, les  luce irrelevante el apoyo ciudadano.  Además, la acostumbrada apuesta en la vida militante, a unos, favorece y, a otros, no tanto, a juzgar por la averiguación fiscal abierta a un alcalde yaracuyano que marcó las casas de las personas afectadas por el virus, como no ocurrió con el celebrado marcaje hogareño de los opositores en todo el país, tiempo atrás.





Digamos, como todos los bienes, hay un destino universal de las vacunas que lo garantiza mejor el sector privado, llegando  a niveles de gratuidad en otros países, en comparación con lo que queda del Estado venezolano;  faltando poco, auspiciador del mercado negro. Una lotería lamentable la de la municipalidad baruteña que, al tratar de afianzar el “carnet de la patria”, todavía nos  colma del afán segregacionista de todo un régimen.