¿Unidad para qué? por Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr

¿Unidad para qué? por Gustavo Tovar-Arroyo @tovarr

La derrota y su tristeza

Escribo porque tengo aliento, mientras lo hago me abrazo a ti en la agonía. Nuestra Venezuela, esa nación admirada y amada, de grandes próceres y memorias imponentes, está rota en pedazos, tú y yo somos dos de ellos, hay millones más. Mientras haya aliento estamos obligados a luchar, tú desde tu montículo, yo desde el mío, pero tenemos que seguir aun cuando nuestro liderazgo político (algunos de ellos, no todos) esté derrotado y triste.
Conozco tu rabia porque yo también la siento, por eso te ruego, te imploro, no nos rindamos mientras seamos capaces de empañar con nuestra respiración un vidrio.

Que se rindan otros, que se acomoden otros: nosotros no.





Liderazgo mutilado y amorfo

En mi pasada entrega: “La otra unidad”, reflexioné contigo sobre la urgencia de ampliar la plataforma social y política que compone a la oposición para luchar “unidos” frente a la tiranía chavista. Lo hice enfatizando un problema obvio que tenemos con la actual dirección política, la que llaman el G4, “unión” amorfa y mutilada (ni son todos los que somos en la oposición, ni son los mejores, ni están “unidos”), que no se entiende ni representan el resquebrajado liderazgo de sus propios partidos.

Con un liderazgo mutilado y amorfo es imposible planificar, luchar y mucho menos liberar una nación resquebrajada, rota, pulverizada, como Venezuela.

No hay moral y sin moral no se liberan naciones.

La unidad de la libertad

Llamo a otra unidad en torno al presidente Juan Guaidó, quien a su vez debería asumirla, compuesta no sólo por sus compañeros generacionales de los distintos partidos políticos, sino además una unidad compuesta por periodistas, activistas, artistas, empresarios, líderes sociales y gremiales, es decir, una unidad que se parezca más al país y menos a la acomodada y a veces indolente dirigencia política, quienes, mientras pelean entre sí, no se dan cuenta que el país se deshace.

Pero una nueva unidad por más amplia y representativa que sea ¿para qué sería?, ¿con cuál propósito?, ¿otra gimnasia inútil?

La única unidad valida es y será siempre para derrocar a la dictadura.

Un pánfilo no libera una nación

A esa “unidad” me refiero, la única que debería existir en las actuales condiciones, la que usaría cualquier método, utensilio o acción para salir de la actual catástrofe, la unidad venezolanista, la que emularía a Bolívar, pero especialmente a Páez, la de la bravura, la virtud y el honor, la que lanzaría al carajo el yugo que la oprime, la que seguiría el ejemplo libertario que Carabobo dio hace doscientos años. La que se dejaría de pendejadas retóricas y lucharía.

Cualquier otra unidad es pánfila y boba, cómplice y acomodada, no une, desune; cualquier otra unidad es la que nos tiene peleando entre nosotros, tristes, indecisos. La que nos tiene destrozados.

La unidad de la libertad es la que imploramos.

Mostrar los dientes populares y masivos

Y si otros –pánfilos, bobos, cómplices o acomodados–, ya sea por cansancio, fastidio o agobio, sea porque se han doblegado al régimen o sea porque la ingrata lucha de estos años los ha enloquecido (que puede suceder), deciden –otra vez– “unirse” para hacerle el juego a la tiranía participando en elecciones criminales o en vacacionales negociaciones en Barbados, que lo hagan por su cuenta, no junto a la gran mayoría que implora libertad en Venezuela.

La unidad de la libertad, la que tendría como único fin derrocar a los criminales de lesa humanidad, mostrando sus dientes populares y masivos, planificaría y ejecutaría la rebelión total.

Los acomodados piensan que no se puede, ya no les interesa.

Tiempo de próceres

No podemos seguir alargando el suplicio, no podemos seguir volteándole el rostro a nuestra agonía histórica, debemos abrazarnos en ideales y propósito, debemos unirnos sólo y exclusivamente para liberar a Venezuela. Esta nueva unidad, la única, la vital, la heroica, es misión de todos, pero especialmente tuya y mía que estamos conscientes de que hay que alcanzarla. Estamos luchando contra una tiranía asesina, por eso tú y yo no nos vamos a Barbados a vacacionar con ellos ni les besamos la mejilla.

Nosotros luchamos, nosotros desafiamos, nosotros nos organizamos para derrocar al chavismo desde el pensamiento, la palabra, pero sobre todo obrando libertad.

No es tiempo de líderes, es tiempo de próceres.

¡Seámoslo!