Cuánto le faltaría a la Tierra para defenderse de un peligroso asteroide

El impacto de asteroides en la Tierra y en la Luna casi se triplicó al empezar la era de los dinosaurios, hasta que una enorme colisión espacial de rocas acabó con ellos para siempre. | Foto: Referencial

 

¿Qué pasaría si descubrimos que un asteroide va a chocar con la Tierra? ¿Estaríamos preparados para defendernos? ¿Cuánto tiempo nos tomaría actuar? ¿Qué tendríamos que hacer para sobrevivir? Estas fueron las preguntas que un equipo de expertos de la NASA y otras agencias espaciales de todo el mundo se hicieron durante un ejercicio enfocado en practicar los escenarios posibles ante tal situación.

Por Jorge Cantillo / Infobae





La respuesta no es muy alentadora. En el nivel más simple es la siguiente: No estamos preparados para repeler una eventual colisión de un mega asteroide. En el mejor de los escenarios: se necesitarían por lo menos cinco años para prepararnos y trazar un plan de acción que podría dar resultado, pero incluso en este escenario no está garantizada la supervivencia.

El experimento como tal se llevó a cabo el mes pasado, y el escenario hipotético que planteaba era el siguiente: un asteroide misterioso acaba de ser descubierto a 35 millones de millas de distancia y se dirige a la Tierra; se espera que la roca espacial se estrelle en el planeta dentro de seis meses.

La conclusión fue evidente, con esa corta ventana de tiempo nadie podría hacer nada para evitar que el asteroide nos aplastara, pues ninguna tecnología existente podría detener el impacto. No hay una nave espacial capaz de destruir un asteroide o empujarlo fuera de su camino que pueda despegar del suelo y volar hacia la roca en esa cantidad de tiempo.

Paul Chodas, gerente del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, ayudó a albergar la simulación reciente, así como cinco anteriores similares. Dijo que este ejercicio preparó a los participantes para el fracaso.

“Es lo que llamamos un escenario de advertencia breve”, dijo a Insider. “Fue, por diseño, muy desafiante”.

En realidad, si un asteroide como ese ficticio se dirigiera a la Tierra, los científicos necesitarían años, no meses, de advertencia. Mínimo cinco, como dijimos antes, así lo afirma Chodas. Otros menos optimistas, como el astrónomo del MIT Richard Binzel, dicen que necesitaríamos al menos una década.

“El tiempo es el bien más valioso que podría desear, si se enfrenta a una amenaza de asteroide real”, dijo Binzel a Insider.

Pero como todavía no hemos identificado a la mayoría de rocas espaciales potencialmente peligrosas que pasan por nuestro planeta, las posibilidades de hacer esa predicción tan anticipada de cinco o diez años se reducen considerablemente. Todo malas noticias.

“Lo que eso significa es que, por ahora, confiamos en la suerte para mantenernos a salvo de los grandes impactos de asteroides”, dijo Binzel. “Pero la suerte no es un plan”.

Las cifras no mienten y pese al esfuerzo quela NASA viene haciendo desde 2005, apenas se han identificado un 40% del total de objetos que potencialmente podrían aniquilarnos. Según los expertos esto es cualquier objeto espacial de 140 metros o más, un tamaño suficiente para arrasar por completo una ciudad del tamaño de Nueva York y dejar graves secuelas en todo el planeta.

El conocimiento como arma

El escenario simulado de la NASA planteó para los científicos participantes todo un reto, que buscaba llevar al límite la capacidades actuales del plantea en sus sistemas de defensa contra los asteroides, y probar de paso que tanto conocemos de ellos.

En situaciones de extrema crisis como la simuada, el conocimiento es el mejor arma de defensa. Y fue precisamente eso lo que no tuvieron los científicos, ya que solo faltando una semana para el impacto fue que pudieron determinar el tamaño real del asteroide.

“No sabíamos si el objeto tenía 35 metros de ancho o 500 metros de ancho. Y eso hace una gran diferencia”, dijo a Insider Sarah Sonnett, investigadora del Instituto de Ciencias Planetarias que participó en el ejercicio.

Un asteroide de 35 metros podría explotar en la atmósfera y enviar ondas de choque a través de un vecindario. Un asteroide de 500 metros podría diezmar una ciudad, afectando un área del tamaño de Francia.

Entonces, una parte crucial para evitar que un asteroide golpee la Tierra es comprender tanto como sea posible sobre la roca. Eso incluye su tamaño, el camino que toma alrededor del sol y de qué está hecho. Con esa información, los científicos pueden evaluar estrategias para desmantelar la roca o interrumpir su trayectoria.

“Se necesita tiempo para conocer a tu enemigo”, dijo Binzel.

Idealmente, dijo Sonnett, los científicos podrían estudiar un asteroide peligroso cuando pasó varias veces por la Tierra en su órbita alrededor del sol, antes de que ese camino lo acercara lo suficiente como para colisionar con nuestro planeta. Observar un asteroide que pasa varias veces puede llevar años o incluso décadas.

¿Destruir o desviar?

La otra gran pregunta es qué camino tomar en el evento de que se pudiera hacer algo. Para la NASA hay tres herramientas principales en el arsenal de defensa planetaria La primera es detonar un artefacto explosivo cera del asteroide para que se rompa en pedazos más pequeños y menos peligrosos (sí, como en Impacto Profundo).

La segunda es disparar láseres que podrían calentar y vaporizar la roca espacial lo suficiente para hacerla cambiar de órbita y alejarla de la Tierra. Y la Tercera es enviar una nave espacial para chocar contra el asteroide y desviarlo de su trayectoria. Sí, de nuevo similar a Impacto Profundo, pero bueno, por algo cuando se estrenó en 1998 los científicos la calificaron como la más acertada en cuanto a la ciencia.

Esa última opción va a ser puesta a prueba pronto, en el otoño de 2022, cuando la NASA mande una sonda al asteroide Dimorphos con el propósito de golpearlo y cambiar su trayectoria.

Sin embargo, ejecutar cualquiera de las tres opciones necesita años de preparación, resalta Chodas.

“Por lo general, es un proceso prolongado de varios años para pasar de la propuesta a tener una nave espacial en un vehículo de lanzamiento, y mucho menos el hecho de que todavía tienes que navegar para llegar a tu destino y desviar el asteroide”, dijo.

Después de eso, tomaría uno o dos años para que la trayectoria del asteroide alrededor del sol cambiara lo suficiente como para alejarlo de la Tierra. Es por eso que la línea de tiempo es importante: cuanto antes los científicos puedan identificar una roca espacial peligrosa, menos ambiciosa tendría que ser una misión de desvío.

Pero, por supuesto, todos estos métodos son inútiles si nadie sabe que se acerca el asteroide.

“Creo que la mejor inversión es en conocimiento. La mejor inversión es saber lo que hay”, dijo Binzel.

Eso significa completar un catálogo de objetos cercanos a la Tierra que podrían dañar la Tierra. Para eso la NASA está desarrollando un nuevo telescopio espacial encargado de rastrear asteroides que son demasiado tenues para que los telescopios en la Tierra los detecten.

La misión se llama NEO Surveyor, (NEO significa objeto cercano a la Tierra), y consiste en lanzar un telescopio infrarrojo a la órbita de la Tierra en 202. Sara Sonnet es una de las científicas de ese equipo misionero

“Si hacemos el trabajo ahora de encontrar esos objetos y rastrearlos, conocer sus órbitas, saber hacia dónde se dirigen y luego caracterizar sus tamaños, entonces deberíamos estar en muy buena forma”, dijo.

Si el telescopio se lanza y funciona según lo planeado, debería cumplir con el mandato de 2005 del Congreso de la NASA de encontrar el 90% de los objetos cercanos a la Tierra más peligrosos.

Pero el NEO Surveyor lleva los últimos cinco años atrapado en un “limbo” pues no están disponibles los fondos suficientes, por lo que el proyecto no ha pasado de su fase inicial de desarrollo.

A finales de este mes la NASA volverá a revisar el proyecto y tanto sus promotores, como todos realmente, cruzamos los dedos para que le de vía libre y pueda pasar a la siguiente fase. Así por lo menos podremos saber a qué nos enfrentamos y que el impacto de un asteroide no nos tome completamente por sorpresa.