La hora de la verdad entre Fujimori y Castillo llega al convulsionado Perú

La actitud hacia los candidatos Pedro Castillo y Keiko Fujimori ha variado considerablemente.

 

 

 





Los peruanos, que han tenido cuatro presidentes desde 2018, eligen el domingo a su nuevo mandatario entre la derechista Keiko Fujimori y el izquierdista Pedro Castillo, en un balotaje que genera polarización y temores.

Cualquiera que gane tendrá que buscar acuerdos en un Congreso fragmentado para evitar que persista la inestabilidad del último quinquenio, que provocó la sucesión de tres presidentes en cinco días en noviembre de 2020.

Con ciudades a lo largo del país empapeladas de propaganda política, los electores confrontan sus bajas expectativas en el próximo mandatario. “No queremos que el país quede en manos de un comunista”, advierte Cecilia Yep, comerciante de 52 años hija de inmigrantes chinos, al explicar por qué apoya por primera vez a Fujimori.

Pero Bernardo Cáceres, un antropólogo de 59 años, afirma que votará por Castillo solo porque está convencido de que “Keiko es la peor enemiga de la democracia, porque reivindica un pasado de abuso autoritario”, dijo a la AFP.

El maestro de escuela rural y la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori cerraron sus campañas el jueves en Lima con mitines con cientos de seguidores amontonados, mientras la pandemia no da tregua a Perú. Esta semana, el país pasó a tener la mayor tasa de mortalidad por covid-19 del mundo.

Keiko Fujimori, de 46 años, defiende la continuidad del modelo neoliberal que instauró su padre (1990-2000), mientras Castillo, de 51, aboga por un activo papel económico del Estado en la economía.

Ambos han encabezado esta semana bulliciosos y coloridos mitines en diferentes ciudades buscando captar votos de los indecisos, que bordeaban el 18% en los últimos sondeos.

Tras una campaña marcada por la exacerbación de los miedos, para muchos se trata de escoger “el mal menor” entre dos candidatos que en conjunto recibieron el 32% de los votos en la primera vuelta electoral, el 11 de abril.

– El líder, más que la ideología –

Entre la propaganda que cuelga en las calles de Lima y del interior, unos enormes letreros luminosos en barrios acomodados en favor de Fujimori dicen: “El terrorismo existe, quítate la venda de los ojos”, mientras partidarios de su rival, en Puno, a orillas del lago Titicaca, escribieron en un muro, en inglés: “Welcome Peter Castle, President”.

“Segunda reforma agraria”, dice un enorme cartel en apoyo a Castillo colgado del restaurante Huambo Río de Chota, el municipio de Cajamarca, casi 900 km al norte de Lima, donde nació y vive el profesor.

La candidata de ancestros japoneses, que en su tercera campaña presidencial ha vestido la camiseta de la selección fútbol, afirma que si gana Castillo Perú será como Corea del Norte o Venezuela.

“Un gobierno de Castillo afectará directamente tu bolsillo”, dice Keiko a sus compatriotas, a quienes promete rebajas de impuestos y subsidios.

Castillo, que niega ser comunista o chavista, afirma que si gana su rival, Perú va a seguir sumido en la corrupción y la desigualdad. “No más pobres en un país rico”, repite como mantra.

Pero en una nación donde el líder es más importante que la ideología, no se trata de una mera disputa entre la derecha y la izquierda, sino también entre la capital y las provincias, y entre el statu quo y el cambio.

Los últimos sondeos publicados muestran a ambos candidatos virtualmente empatados.

“Recién el 6 de junio vamos a saber cuál es la definición de los peruanos, si continuar por el camino del pasado u optar por un nuevo camino”, dice a la AFP el analista Hugo Otero.

Y más allá de quien gane, los analistas coinciden en que la inestabilidad continuará.

“Si él [Castillo] triunfa, eso va a ser muy poco manejable. Va a pasar como ocurrió con Salvador Allende [en Chile en 1970-1973], que también tenía a sindicatos que pedían más de lo que se podía. Y si gana Keiko será peor”, dice el analista y académico Luis Pásara.

– ¿Primera presidenta? –

De ganar Keiko Fujimori, será la primera presidenta de Perú, pero si pierde deberá ir a juicio por el escándalo de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, que salpicó además a cuatro expresidentes peruanos.

Ella carga además el polémico legado de su padre, cuyo gobierno estuvo marcado por violaciones de derechos humanos y la corrupción.

A Castillo sus rivales tratan de vincularlo con el brazo político de Sendero Luminoso, que sembró la violencia entre 1980 y 2000, pero él recuerda que como miembro de las “rondas campesinas” armadas de Cajamarca resistió las incursiones de la guerrilla maoísta.

Más de 25 millones de ciudadanos están convocados a las urnas, de ellos un millón en el exterior. El voto es obligatorio.

AFP