La atracción sexual es primordial para mantener la complicidad

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Según una nueva investigación de la Universidad Tecnológica de Queensland, cuando se trata de atracción sexual, las mujeres califican la edad, la educación, la inteligencia, los ingresos, la confianza y la conexión emocional de forma más alta que los hombres, que dan mayor prioridad al atractivo y la constitución física.

Por abc.es





Y es que en una relación de pareja sana debe existir atracción sexual entre los miembros o, tal como lo describe la psicóloga y experta en relaciones de pareja Lidia Alvarado, tienen que «ponerse mutuamente». Al parecer, este ingrediente «es esencial para mantener la complicidad», así como la pasión, el juego y la intimidad en la relación. Dicho con otras palabras, «nos pone y obedece a un impulso involuntario que despierta nuestro deseo sexual y en consecuencia tenemos ganas de tener sexo con esa persona que nos lo ha provocado».

El deseo sexual

Es de esperar que esa atracción sexual vaya acompañada de deseo sexual, habiendo despertado las ganas de tener sexo entre ambos, pero no siempre está presenta porque se trata de un impulso que se ve afectado por diferentes factores y circunstancias emocionales, físicas e incluso externas: «El estrés, la ansiedad, la presión, el exceso de trabajo, las preocupaciones y un largo etcétera pueden afectar al deseo sexual, provocando que no se tengan ganas de sexo», contempla la experta en relaciones de pareja. No podemos decidir a voluntad cuándo queremos sentir deseo sexual o no, aunque sí podemos elegir qué hacer con ese deseo cuando lo sentimos.

«El deseo sexual se puede despertar sin que exista alguien que lo haya aflorado y no tiene por qué dirigirse hacia alguien en concreto, puede ser impersonal y satisfacerse a través de la masturbación, por ejemplo», dice Lidia Alvarado. De hecho, si se tienen ganas de sexo se puede incluso consumar ese deseo con alguien por quién no se siente atracción sexual. Esta última, en cambio, requiere de manera necesaria que exista una persona que «nos ponga» y al hacerlo disparará nuestro deseo sexual hacia esa persona en concreto.

Cada uno puede elegir de manera consciente lo que hace con esa atracción sexual, si la consuma o la reprime, pero no puede decidir de manera voluntaria quién le atrae o no sexualmente: «Cuando sientes atracción sexual por alguien es que te pone y esto despierta en ti el deseo sexual o las ganas de tener sexo con esa persona», dice.

Por tanto, mientras que la atracción sexual se puede definir como «el interés sexual que sentimos de manera involuntaria por alguien», el deseo sexual son ganas de tener sexo y no es necesario que haya un objeto de deseo como tal; pueden aparecer en cualquier momento provocadas por algún estímulo o simplemente obedecer a algo puramente fisiológico y que se escapa al control.

Parece que existe una línea muy fina entre deseo y atracción sexuales y a veces se confunden, pero en realidad sí hay diferencias entre ambas.

Tanto la atracción como el deseo sexual son necesarios para que exista una relación de pareja saludable, aunque el deseo de sexo como tal, y según la definición que explicamos antes, puede fluctuar debido a la influencia de otros factores.