Una de sus hijas atada al ancla y otra aún sin aparecer: Cómo fue que Tomás Gimeno se convirtió en el “monstruo de Tenerife”

Las fotos de Olivia y Anna Gimeno Zimmerman. El cuerpo de la mayor de las hermanas fue hallado envuelto en una manta y atado al ancla de la lancha del padre, quien las había secuestrado (Foto: Instagram @bringbackhomeannaandolivia)

 

El cadáver hallado en el mar en Tenerife, a falta de las últimas pruebas forenses, es el de la pequeña Olivia, de 6 años, la menor desparecida junto a su hermana Anna, de 1, y a quienes se las buscaba sin descanso desde hace más de cuarenta días en el mar. El derrotero comenzó luego de que su madre Beatriz Zimmerman denunciara que su ex marido no las había regresado a su casa como habían acordado y que encima había amenazado con que “nunca más las vería”.

El pasado 27 de abril, Tomás Antonio Gimeno (37 años) no devolvió a sus hijas a la hora acordada con su expareja y le avisó por teléfono de que no las volvería a ver ni a él tampoco. Aterrada y conociendo el temperamento impulsivo de su ex, Zimmerman hizo la denuncia de inmediato. Desde el minuto uno, la Guardia Civil calificó de alto riesgo esta desaparición.





El cuerpo sin vida de Olivia se encontraba en el fondo del mar -a unos mil metros de profundidad- dentro de una bolsa atada al ancla de la embarcación del padre de las menores, el “monstruo de Tenerife”. El barco había sido encontrado a la deriva, sin ancla, al día siguiente de la desaparición. Junto a la bolsa que contenía el cadáver de la pequeña de seis años había otra similar, pero vacía. Se especula con la posibilidad de que allí haya estado el de Anna, aunque todavía no fue confirmada esa oportunidad.

Tomás Gimeno secuestró a sus hijas Olivia y Anna el pasado 27 de abril. Desde entonces nada se supo de ella. El cuerpo de la mayor de las niñas, de seis años, fue encontrado ayer en el fondo de mar a pocos kilómetros de Tenerife (Foto: SOS Desaparecidos)

 

Los hallazgos fueron hechos por el robot del buque de búsqueda Ángeles Alvariño durante la tarde del jueves, a unos 1.000 metros de profundidad y a menos de 5 kilómetros de la costa tinerfeña. El barco de las autoridades marítimas españolas encontró dos bolsas de lona lastradas con el ancla de la lancha de Gimeno, cuyo paradero es desconocido: se cree que podría haberse quitado la vida minutos después de cometer los macabros homicidios de sus hijas.

El lunes el mismo buque había encontrado en el fondo marítimo un tanque de buceo de oxígeno propiedad del padre de las niñas y un edredón. Eso permitió sospechar que estaban cerca de sus objetivos, temiendo el peor final pese a la esperanza que aún mantenía Zimmerman de encontrar con vida a sus hijas. Tres días después aparecieron las dos bolsas en el fondo marino. Ese fue el mismo lugar donde Gimeno había conectado su móvil por última vez. La Guardia Civil, a cargo de la investigación, señaló que los restos fueron hallados en el área de búsqueda delimitada por los especialistas de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Santa Cruz de Tenerife.

Anna, de un año, y Olivia de seis, cuyo cuerpo fue recuperado ayer por las autoridades de Tenerife. Estaba atado al ancla de la embarcación de su padre, Tomás Gimeno (Foto: Instagram @bringbackhomeannaandolivia)

 

En estos momentos el cuerpo de Olivia está en el Instituto Anatómico Forense para su análisis, identificación y para intentar determinar la causa de muerte.

De acuerdo a la reconstrucción hecha por medios españoles, aquella noche del 27 de abril pudo haber sido el momento en que la vida de Olivia y Anna se apagó. Ese día, las cámaras de seguridad del Puerto Deportivo Marina de Santa Cruz donde estaba amarrada la embarcación de Gimeno, capturó imágenes del sospechoso cargando la lancha con varias bolsas. Debió hacer dos viajes para transportar todo. Zarparía dos veces. Según muestran las grabaciones, estaba solo, sin las niñas. Cuando retornó, pasadas las once y diez de esa noche, en la embarcación no había rastro de lo que había cargado. ¿Ya se había deshecho de los cuerpos de sus hijas? A las pocas horas ya no se sabría nada más de él, había vuelto a embarcarse.

Al día siguiente, su lancha -de seis metros de eslora y un solo camarote- fue encontrada a la deriva cerca del puerto de Güímar, sin rastro del hombre o de sus dos hijas pequeñas. Un día después, cuando se encontró la embarcación, la policía dijo que habían detectado restos de sangre en el bote, pero no hallaron indicios de que fueran de las menores. Las (peores) sospechas crecían.

De acuerdo con la Guardia Civil, una de las posibilidades es que el hombre usara el tanque de oxígeno y la manta para hundirse con ellos hasta el fondo del mar. Ahora las autoridades buscan el ancla y el cinturón de ocho kilos de plomo que Gimeno llevaba en la lancha junto con el oxígeno y que podrían haberle servido para hundir también a sus hijas.

Tomás Antonio Gimeno, de 37 años, amenazó a su expareja el día que desapareció con que nunca más lo volvería a ver a él o a las niñas.

 

Los investigadores creen que con estos elementos Gimeno preparó lastres para él y sus hijas, y según una de las hipótesis que manejan, ubican el primer lastre con las niñas el día de la desaparición -27 de abril- entre las 9: y las 11:30 de la noche, período de tiempo en el que estuvo en su barco antes de volver al puerto.

Después haría más llamadas a la madre de Anna y Olivia, hasta que su teléfono se quedó sin batería y fue a una gasolinera para cargarlo. Luego regresó al puerto y zarpó en su barco. Entonces pudo haberse lanzado al mar con el cinturón de ocho kilos amarrado en el cuerpo, y al contacto con el agua, su celular se habría apagado definitivamente.

Hombre violento

Gimeno tenía antecedentes de ser un hombre impulsivo, violento. Uno de los primeros hechos de agresiones se registró en agosto pasado cuando atacó a la nueva pareja de Zimmerman. Se trata de un belga de 60 años a quien el “monstruo de Tenerife” acusaba de ser “demasiado viejo” para criar a sus hijas, situación que lo enfurecía. Identificado como Eric D., el hombre era además el jefe de su ex. Aquella vez los sorprendió en el exterior de una cafetería. Comenzó a golpear al hombre y luego arrastró a quien fuera su esposa. Pero decidieron no radicar ninguna denuncia.

En diciembre las amenazas se acrecentaron y fue allí cuando le advirtió por primera vez que no vería a las niñas nuevamente. En esa oportunidad sí alertó a las autoridades quienes comenzaron a investigarlo por violencia de género. Pero no fueron los únicos antecedentes violentos de Gimeno. En los últimos ocho años, de acuerdo al diario ABC, el hombre cuyo paradero es desconocido cargó con diversas trifulcas y hechos delictivos.

En tanto, el buque oceanográfico Ángeles Alvariño continúa la búsqueda en la zona donde el jueves fue hallado el cadáver de Olivia, sin que por ahora se haya encontrado rastro ni de su hermana pequeña, Anna, ni de su padre, el presunto asesino. Fuentes de la Guardia Civil han expresado la consternación que el hallazgo del cuerpo de la niña ha producido en la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, que desde hace 40 días busca “de forma incansable” a las dos menores.

Con información de EFE, diarios y agencias