Jazz Chisholm vs Ronald Acuña: Una rivalidad que puede iluminar el béisbol

Jazz Chisholm puede ser el Ronald Acuña de Miami. Con su personalidad única, su manera de ver y entender el béisbol, y especialmente su talento, el pelotero de Las Bahamas. DANIEL A. VARELA

 

 

Jazz Chisholm puede ser el Ronald Acuña de Miami. Con su personalidad única, su manera de ver y entender el béisbol, y especialmente su talento, el pelotero de Las Bahamas, cuya herencia se celebra este sábado en el loanDepot park, trae una dimensión a los Marlins que hacía rato no se vía en La Pequeña Habana.





JORGE EBRO // EL NUEVO HERALD

Si el estelar venezolano de los Bravos ya es un nombre reconocido y respetado en las Grandes Ligas, Chisholm estaría en condiciones de seguir sus huellas y crear una especie de competencia, aunque él no le ve como si fuera algo individual y apela a una comparación del baloncesto para explicarlo.

“No se trata de ir uno contra uno como en el baloncesto, sino de ver de qué manera uno puede ayudar a su equipo de manera individual’‘, comentó Chisholm tras la victoria del viernes 3-2 sobre Atlanta. “Si veo que él hace algo contra mi equipo, entonces yo trataé de hacer algo contra el de él’‘.

Aunque todavía no se puede hablar de rivalidad entre los peces y los Bravos por la hegemonía histórica de los georgianos, los de la Florida esperan ir reduciendo distancias y esperan que jugadores de nueva hornada como Chisholm jueguen un papel importante en ese sentido.

Durante mucho tiempo, mientras Atlanta sacaba prospecto tras prospecto como son los casos de Acuña y Ozzie Albies, a los Marlins les faltaba algo similar, alguien capaz de levantarlos no solo por su capacidad para jugar un béisbol fundamentado y vistoso a la vez.

Quizá ya lo han encontrado.

“Se trata de un grupo de tipos talentosos en lo más alto de ambos clubes’‘, expresó el manager Don Mattingly. “Son dinámicos. Jazz está en el comienzo. Obviamente, Acuña tiene un par de años más y luce más pulido en todo lo que hace, pero ambos son dignos de ver’‘.

Cuando Chisholm debutó con los Marlins el 1 de septiembre del 2020, se convirtió en el séptimo jugador del archipiélago -con más de 700 islas- enclavado en el Océano Atlántico a minutos de vuelo en avión desde Miami, conocido sobre todo por ser un destino tuístico para los amantes de las playas y el buceo.

Su abuela, Patricia Coakle, fue parte del equipo nacional de sóftbol de Las Bahamas y tuvo mucho que ver en su amor por el béisbol, pero un viaje al Fenway Park -una de las catedrales de este deporte- selló su relación y su promesa de ser mejor cada día.

Desde que firmara con Arizona en el 2015, Chisholm no ha hecho otra cosa que superarse y llamar la atención de otros, como el mismo Derek Jeter, quien quedó impresionado con el chico al verlo jugar en la Liga de Otoño en el 2018. No por casualidad, el 31 de julio del 2019 pasaba a las filas de Miami.

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