Julio Castellanos: Líderes locales

Los municipios que deja la política de “tierra arrasada” que practicó el oficialismo, no de ayer sino desde hace 20 años, están a nivel de polvo cósmico. No es exageración, se quedaron sin muchas de sus competencias, se les privó de su presupuesto y muchos alcaldes han pagado con cárcel, persecución y exilio la osadía de ganarle elecciones al PSUV. Es claro que esos espacios de poder deben ser no solo rescatados sino puestos al servicio de la ciudadanía para mejorar la prestación de servicios públicos y, al tiempo, la calidad de vida. Ahora bien, si finalmente se logra la aprobación del Acuerdo de Salvación Nacional y la celebración de elecciones libres y justas, se requerirá de un liderazgo local a la altura de los desafíos de este difícil contexto.

No solo se necesitan líderes locales, futuros alcaldes y concejales, que conozcan de derecho público, de tributos, de gestión y gerencia de servicios sino que, además, se necesitan dirigentes equipados con la capacidad de comunicarse con los distintos actores relevantes (cámaras empresariales, sindicatos, gremios, asociaciones culturales, organizaciones vecinales, congregaciones religiosas e instituciones educativas). Ya es parte del pasado distante, totalmente anacrónico el intento de replicarlo, tener alcaldes y concejales ensimismados y encerrados en sus oficinas. Bueno sería cambiar la camioneta por la bicicleta, la corbata por la camisa remangada y, más significativamente, la plena vigencia de la gobernanza democrática que distingue al líder del jefe.

En el municipio Libertador del Estado Carabobo hemos tenido muy mala suerte. Desde hace 20 años solo hemos tenido alcaldes oficialistas, los distintos presidentes de la Cámara de Comercio e Industria del municipio han contado con los dedos de la mano (y les sobran dedos) la cantidad de reuniones que en dos décadas han tenido con los alcaldes y debe resaltarse que no es la distancia el problema ya que la sede de la alcaldía y la Cámara de Comercio solo las separan un par de cuadras. 





En el concejo municipal, en 20 años, no han ocurrido interpelación de funcionarios públicos, las sesiones ordinarias son sesiones secretas, las ordenanzas se aprueban pero no son públicas, no se tiene acceso al presupuesto público y, menos que menos, a los créditos adicionales. 

No es precisamente el PSUV la mejor opción para que de allí salga un alcalde o alcaldesa que represente una auténtica ruptura con el comportamiento de sus camaradas ex burgomaestres. Sin embargo, la oportunidad para elegir un alcalde y concejales que llenen esos zapatos de forma satisfactoria no caerá del cielo, desde la oposición nos toca construir una alternativa atractiva, confiable y robusta al vacío oficialista. Los ciudadanos de Libertador saben que desde AD, y particularmente desde mi designación como Secretario General, estamos dispuestos a ceder nuestra legítimas aspiraciones en favor de lograr la imprescindible unidad de todos los factores democráticos, pero no cederemos un milímetro ante el personalismo, ante el “ya me toca a mi porque he trabajado mucho”, ni ante el “soy yo porque si”, al contrario, hemos hablado de forma persistente del “Propósito Común”, es decir, de un programa mínimo común, con propuestas, ideas y alternativas de solución para que la gente sienta que no nos preocupa un cargo sino, de verdad, transformar la vida de la gente. No es momento para empequeñecerse en viejos conflictos personales sino de crecerse sabiéndonos útiles a una causa mayor a nuestra propia individualidad, lo diré en primera persona para no herir sensibilidades, si no soy alcalde bien puedo ser el satisfecho portero de la alcaldía bajo cuya gestión se le devolverá la dignidad a nuestros conciudadanos. El peor escenario será, antes que la muy digna portería, seguir viendo como el PSUV continúa la destrucción de Tocuyito y Campo Carabobo.

El debate público merece hacerse constante, estoy convencido que un futuro alcalde no puede tener ni miedo escénico, ni ser mudo. Debe hablarse en los medios, en público, sobre las motivaciones y todas las propuestas, esa me parece que es la mejor vacuna para que los ciudadanos, con criterio informado, sepan distinguir la aguja de la paja y a los líderes de entre los demagogos. 

Julio Castellanos / [email protected] / @rockypolitica