Asesinatos, fraudes y robos: Los terribles crímenes que inspiraron éxitos de Hollywood

Asesinatos, fraudes y robos: Los terribles crímenes que inspiraron éxitos de Hollywood

Grandes crímenes se convirtieron en éxitos en Hollywood. (Foto: Especial)

 

Hollywood es la fábrica de sueños, pero también sabe retratar con precisión las historias de la vida real, incluso aquellas que conmocionaron al mundo por su crudeza.

Por Infobae

Esta es la lista de los crímenes que inspiraron clásicos del cine y quizás no lo sabías.

La vida de Ed Gein: Masacre en Texas

La vida de Edward Theodore Gein inspiró algunas de las historias más escalofriantes en Hollywood. Sirvió a Alfred Hitchcock para trazar la relación que existe entre Norman Bates y su madre en la cinta Psicosis. Inspiró a Buffalo Kill, el asesino al que busca la agente del FBI Clarice Starling con la ayuda del famoso doctor Hannibal Lecter, en El Silencio de los Inocentes.

Y, sobre todo, sirvió como materia prima de Leatherface; el sanguinario asesino en serie que cubre su rostro con máscaras hechas de piel humana en la saga Masacre en Texas. Un homicida a todas luces retorcido, como el hombre que lo inspiró.

Ed nació el 27 de agosto de 1906 en Wisconsin, Estados Unidos. Con tan sólo ocho años, él y su familia, compuesta por un padre con problemas con la bebida, una madre sumamente religiosa y un hermano rebelde, se mudaron a una granja de 80 hectáreas en el pequeño poblado de Plainfield. (Foto: Archivo)

 

Durante la infancia Ed era considerado por sus vecinos como un niño raro, sí, pero inofensivo. Era especialmente retraído porque su madre, Augusta, evitaba que sus hijos establecieran relaciones con otros niños de la comunidad. Era una luterana que creía en el Apocalipsis y consideraba que las mujeres eran instrumentos sexuales creados por el demonio.

Conforme los niños Gein crecieron, tomaron caminos distintos. Henry, hermano de Ed, comenzó a cuestionar los métodos de su madre y, tras el fallecimiento de su padre, Ed se convirtió en “el hombre de la casa” e incluso, según el documental The Real Leatherface, comenzó a desarrollar un complejo de Edipo hacia su madre.

Dentro de su casa habían distintas prendas con piel humana: un cinturón hecho con pezones de mujeres, varias sillas, un corsé elaborado con un torso, narices, uñas, máscaras creadas con rostros, huesos, cráneos. También había una lámpara creada con rostros humanos, además del cordón de una ventana confeccionado con labios. (Foto: Archivo)

 

Aquella relación habría sido el centro de su vida. Hasta el fallecimiento de Augusta en 1945. En ese entonces, Ed se quedó completamente solo — su hermano falleció asfixiado un año antes, situación que prácticamente quedó sin investigarse— y su cordura no tardó en desvanecerse, dando paso al “Carnicero de Plainfield”, como se le conocería años después.

Oficialmente, Ed solamente fue culpable de los asesinatos de Mary Hogan y Berenice Worden. Quienes atendían un bar y trabajaban en una ferretería, respectivamente. Pero el calvario no se quedó en su asesinato; Ed conservó algunas partes de sus víctimas e incluso los exhibió como decoración.

De Mary guardó la cabeza en una bolsa y de Berenice las piernas, el corazón y la cabeza. Ed dedicó años de su vida también a saquear las tumbas del cementerio y a fabricar objetos con los órganos de los cuerpos descompuestos. Aunque no llegó a comerlos ni a tener relaciones sexuales con ellos, porque “olían mal”, explicó.

Finalmente, Ed fue diagnosticado como esquizofrénico propenso a sufrir alucinaciones en 1958 y falleció de in paro cardio respiratorio a los 77 años. Sus creaciones fueron quemadas por la policía una vez que se declaró culpable del asesinato de Berenice Worden y su casa fue incendiada en una situación que todavía no ha sido esclarecida.

La gran estafa de El lobo de Wall Street

La aclamada película de 2013 dirigida por Martin Scorsese El lobo de Wall Street se basó en la historia de Jordan Belfort, un empresario estadounidense acusado de fraude, lavado de dinero y manipulación en el mercado de valores; cuya personalidad y crímenes encarna Leonardo DiCaprio en pantalla.

Con poco más de 20 años, Jordan comenzó su carrera como corredor de bolsa en LF Rothschild sin éxito, pues al poco tiempo de su contratación, la empresa presentó graves dificultades financieras a causa del lunes negro de 1987, por lo que finalmente quebró.

Sin embargo, el joven visionario que anteriormente tuvo algunos trabajos exitosos, pero pequeños, y abandonó algunas carreras universitarias luego de obtener un título en Biología, fundó poco años después Stratton Oakmont. Una empresa que vendía acciones a un muy bajo precio y estafaba a los inversores con acciones fraudulentas.

Antes de convertirse en corredor de bolsa, Jordan estudió Biología y se matrículo en la carrera de odontología. Sin embargo, la dejó porque un profesor le advirtió que no haría suficiente dinero en aquella profesión. (FOTO: Archivo)

 

La empresa se mantuvo en pie durante ocho años. Llegó a emplear más de mil brókeres y emitió acciones con valor de más de mil millones de dólares de alrededor de 35 empresas; entre ellas la famosa marca Steve Madden.

Aunado al éxito de Stratton Oakmont, la vida de Belfort pronto caminó hacia los excesos y a un estilo de vida por demás ostentoso lleno de drogas y mujeres que le ganó el sobrenombre de “Lobo de Wall Street”.

Pero en 1998, Belfort fue acusado de fraude, entre otros cargos, y terminó 22 meses encerrado en una prisión federal. Después de salir de la cárcel encontró otro nicho: las conferencias sobre ventas y la orientación a empresas que buscan incrementar sus ganancias… de manera legal.

También decidió volcar su vida en dos libros autobiográficos que sirvieron de inspiración para la película de Scorsese. Sin embargo, al final Jordan no resultó tan satisfecho con el trabajo que se hizo en la ficción y en 2020 entabló una demanda contra la productora de la película porque, según el periódico El País, esta habría sido financiada irregularmente con dinero del Fondo de Inversión del Gobierno de Malasia.

Bling Ring: el asalto a Hollywood

Entre 2008 y 2009 un grupo de adolescentes originarios de Los Ángeles, en California, Estados Unidos, asaltaron las lujosas mansiones de Paris Hilton, Lindsay Lohan, Orlando Bloom, Megan Fox y demás celebridades para extraer algunos objetos como bolsas, zapatos y otros accesorios para revenderlos. No sin antes presumirlo en Facebook.

En un inicio, todo se trató de un juego: solamente había que estar atentos a los medios de comunicación para saber qué celebridad estaba de viaje y después buscar en google maps cuál es la dirección de su mansión para escabullirse a altas horas de la noche.

Dentro de las mansiones, la banda de adolescentes elegía artículos de grandes marcas de prestigio para llevarse con ellos: Chanel, Gucci, Tiffany, Cartier, Prada, Marc Jacobs, Yves Saint Laurent. Algunos objetos era revendidos con ayuda de otros dos sujetos, otros pasaban a ser suyos.

Así operaban Rachel Lee, Nick Prugo, Alexis Neiers, Diana Tamayo y Courtney Ames. Tenían entre 18 y 19 años, estudiaban en la prima preparatoria y la suma que se robaron alcanzó los USD 3 millones, según se calculó cuando los detuvieron y fueron sentenciados.

Una vez que reportaron los robos, los adolescentes tuvieron que enfrentarse a un juicio y finalmente recibieron distintas sentencias. Rachel Lee, quien fue denominada como el cerebro de la operación, se enfrentó a una sentencia de cuatro años en prisión, aunque sólo cumplió un año y cuatro meses.

Neiers, la que mantuvo mayor contacto con los medios de comunicación, fue sentenciada a 80 días en la cárcel. Sin embargo, sólo cumplió 30 y tuvo que pagar una multa de USD 600 mil a la estrella de Piratas del Caribe, Orlando Bloom. También realizó servicio comunitario junto a la mismísima Paris Hilton.

Ames recibió tres años de libertad condicional y servicio comunitario por dos meses. Prugo fue sentenciado a dos años de cárcel, que finalmente se redujo a uno y Tamayo cumplió 60 días de servicio y tres años en libertad condicional.

Sobre el robo y el escándalo que causó, reflexiona Lee: “Como adolescente estaba persiguiendo amor en los lugares equivocados y cuando llegué a la cárcel ya era demasiado tarde. Honestamente creo que la cárcel fue una bendición disfrazada. Lo mejor que me pasó. Me hizo darme cuenta de que al final sólo tienes que ser tú mismo”, contó a US Weekly.

Escándalo americano: una estafa dentro de otra estafa

La película de David O. Rusell American Hustle está basada en la operación encubierta que emprendió el Buró Federal de Investigaciones (FBI), conocida como “Abscam”, y que logró causar un escándalo a nivel internacional y una división en la política interior estadounidense.

La investigación se llevó a cabo a finales de los años 70 y principios de la década de los 80. Pretendía utilizar a dos estafadores para atrapar a “un pez más grande”, pero terminó por evidenciar a siete miembros del Congreso, incluyendo a seis de la Cámara de Representantes y un veterano senado. Además de un legislador de Nueva Jersey y más políticos de alto perfil.

En un inicio, la investigación presuntamente se proponía destapar evidencia sobre ladrones, mafiosos y traficantes de arte, a través de la una empresa falsa llamada Abdul Entrepises, encabezada y administrada por un jeque árabe ficticio. Sin embargo, la operación se convirtió en un caso de corrupción política que evidenció que algunos funcionarios electos aceptaron sobornos.

Una vez que la operación salió a la luz, se condenó a los funcionarios públicos que fueron videograbados, de manera secreta, aceptando miles de dólares. Sin embargo, el caso dividió las opiniones, pues hubo quien argumentó que todo había sido “una estafa dentro de otra estafa”.

Foxcatcher: un asesinato olímpico

John Eleuthère du Pont era un heredero de una enorme fortuna amasada con el éxito de la fábrica de su familia. Hasta el momento, había dedicado su vida a las aves y a los sellos de correos. Su verdadera pasión eran los deportes, desde la infancia había intentado incursionar en ellos, pero no tenía el talento.

Se convirtió en luchador e intentó llegar a los olímpicos con aquel deporte, pero a pesar de su buen carácter y disciplina, no lo consiguió. No obstante, su sueño mutó y se convirtió en el protector de algunos deportistas, especialmente de luchadores en estilo libre; el dinero que tenía le permitía hacerlo.

Finalmente a la cabeza de John vino un idea todavía mejor que ser deportista y fundó el Centro Nacional de Capacitación Foxcatcher con el único objetivo de obtener el oro olímpico. Pero su comportamiento errático y alucinaciones terminaron en el asesinato de uno de sus protegidos.

Durante la década de las 90, la salud mental de du Pont comenzó a deteriorarse y los delirios se hicieron presentes. Cada vez era más notorio que vivía su sueño frustrado a través de los hermanos Mark y Dave Schultz, quienes formaron parte del club; este último se convirtió en una superestrella de la lucha libre de 1990 a 1995.

Pero su carrera, en la cual logró acumular 7 medallas olímpicas, fue súbitamente interrumpida. En enero de 1996, John le disparó. Aunque no se tiene registro del móvil real detrás del asesinato, lo cierto es que Dave se resistía a dar crédito a las alucinaciones de du Pont y muchas veces lo contradecía.

La superestrella era la persona más cercana a John, quien había perdido a su esposa y a su madre pero, en medio de su locura, simplemente recibió disparó a sangre fría. Las últimas palabras de Dave fueron “¡Hola, Jefe!”, con una sonrisa en el rostro.

En 1997 du Pont fue condenado a pasar 13 años en la cárcel, en donde permaneció hasta su muerte en diciembre de 2010. Sin embargo, su historia inspiró la película de 2014 Foxcatcher. Dirigida por Benett Miller y con las actuaciones de Steve Carell, en la piel de du Pont y Channing Tatum como Dave Schultz.

 

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