Qué armas fabricadas en EEUU llegan a manos de los cárteles mexicanos

Qué armas fabricadas en EEUU llegan a manos de los cárteles mexicanos

AGUILILLA, MICHOACÁN, 04JULIO2021.- Ubicado a 270 kilómetros al suroeste de Morelia, el municipio de Agulilla fue tomado por elementos del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) el pasado 5 de abril, las cosas están lejos de tranquilizarse en Tierra Caliente. Pese a que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ordenó que fuerzas de la Guardia Nacional y del Ejército se desplegaran, la lucha armada entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cárteles Unidos continúa. FOTO: CUARTOSCURO.COM.

 

El día de ayer el Gobierno de México presentó una demanda en contra de 10 empresas manufactureras y distribuidoras de armas en los Estados Unidos (EE.UU.). La demanda acusa a estas empresas con nueve cargos, que van desde la elaboración de productos “irrazonablemente peligrosos”, hasta la negligencia a conciencia, pues argumentan que estas empresas producen y distribuyen las armas favoritas de los cárteles mexicanos, sabiendo que muchas de estas acaban en sus manos.

Por Infobae





En concreto, la demanda presenta tres modelos de armas que son “las armas de elección” de las organizaciones criminales mexicanas. Según el documento presentado a la Corte Federal de los EE.UU. en Boston, Massachusetts, las manufactureras ensamblan estas armas de tal manera que incluyan características que facilitan el uso militar -no deportivo- de éstas.

Estas distribuidoras publicitan las armas como “estilo militar”, atrayendo a los traficantes que llevan el armamento hasta las manos de los cárteles. Además, en el ensamblaje evaden algunos reglamentos para la venta de armas en los EE.UU. al mezclar piezas extranjeras con estadounidenses, colando instrumentos militares al mercado civil.

Por otro lado, también se registra un grave problema en la distribución de estas mayoristas de armamentos. Según la documentación presentada, durante años, estas empresas han vendido armamentos desproporcionadamente peligrosos a “dealers” que tienen un largo y comprobado historial de tráfico a través de la frontera entre mexicana.

En general, la demanda acusa que estas empresas llevan a cabo todas esas prácticas sabiendo que muchas de estas armas no son compradas para objetivos “deportivos”. El 68% de las armas traficadas desde los EE.UU. a los cárteles mexicanos son producidas por las empresas acusadas.

El Gobierno Mexicano pone la mira en tres modelos ensamblados, importados y vendidos por las empresas Colt’s Manufacturing Company LLC, Barrett Firearms Manufacturing, Inc. y Century International Arms, Inc.

 

Armas rapido y furioso (Foto: especial).

 

Un momento clave para la industria armamentística de los EE.UU. fue cuando en el 2004 expiró la prohibición federal para la venta de las armas de asalto al interior del país. A partir de ahí, entraron al mercado civil armas como la AR-15 de la empresa Colt. Se trata de un rifle de asalto modificado a partir de la M-16, un arma ligera y potente que se utilizó por primera vez por la milicia estadounidense en la guerra de Vietnam.

Acerca de estas armas, un Sheriff de Montgomery, Alabama declaró: “Hay sólo una razón para poseer un arma como esa: matar personas. No tiene otro uso más que matar gente. Para eso están hechas”. Esto en contradicción con la venta de estas para uso “deportivo”. La Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF por sus siglas en inglés) reconoce que la AR-15 de Colt no son “adecuadas” para su uso deportivo.

Incluso, la ATF reconoce una serie de modificaciones simples y económicas que se pueden hacer a estas armas para transformarlas de semi-automáticas a completamente automáticas, volviéndose virtualmente idénticas a su antecesora M-16 de grado militar. Los aditamentos para estas modificaciones se encuentran en el mercado legal de armas, y los tutoriales para estas técnicas son abundantes en plataformas como YouTube y otras. Esto lo vuelve una de las armas “predilectas” de los cárteles mexicanos.

Recientemente, la empresa Colt retiró esta arma de su página web.

Luego está la Barret 82A1, o la M-107 de calibre .50, un rifle de francotirador capaz de derribar helicópteros, abrir boquetes en tanques de químicos presurizados, penetrar automóviles blindado como los usados por las policías y vehículos escolta, y atravesar vidrio antibalas.

La Barret 82A1 no requiere ninguna modificación para ser capaz de repeler a las fuerzas armadas tanto de los EE.UU. como de México. Pero no sólo los cárteles mexicanos se han beneficiado de que este tipo de armamento esté en el mercado civil. Según el informe “Actividad Criminal Asociada a Rifles Semiautomáticos calibre .50 2” de la Government Accountability Office (el equivalente a la Auditoría Superior de la Federación en México), estas armas se han identificado “con nexos al terrorismo, pandillas de moticicletas fuera de la ley, tráfico de armas internacional y doméstico y crímenes violentos”.

Finalmente, está el caso de las WASR-10, un arma ensamblada en los EE.UU. por la empresa Century Arms, con piezas importadas desde Rumania, por la empresa Romarm, S.A., famosa por manufacturar las ampliamente conocidas AK-47.

De hecho, la WASR-10 es una versión para uso civil de la AK-47. Romarm envía una versión desensamblada de esta arma, omitiendo algunas características de la misma para evadir normas de importación. Sin embargo, ya en territorio estadounidense, Century Arms las vuelve a ensamblar, introduciendo características que no son adecuadas de un arma deportiva y reemplazando algunas de las piezas extranjeras por otras de origen estadounidense.

Igual que la AR-15 de Colt, la WASR-10 “posee características de diseño que facilita que se disparen de manera completamente automática mediante simples modificaciones o la eliminación de algún componente”. Las armas pasan de ser semiautomáticas a metralletas, son simples tutoriales de YouTube o aditamentos de fácil adquisición.

Esta fue el arma utilizada por Patrick Crusius para asesinar a 23 personas, hace dos años, durante el tiroteo de El Paso, Texas. Entre ellas, 9 mexicanos.