En Venezuela, doce niños han muerto este año en el principal hospital infantil del país esperando un trasplante. Estas operaciones fueron suspendidas, en 2017, lo que somete a días de angustia no sólo a los pacientes que necesitan un órgano para sobrevivir, sino también, a sus familiares.
Por Adriana Núñez / vozdeamerica.com
“¡De verdad quiero una mejor atención para mi hijo aquí!. Quiero lo mejor para mi hijo.”
A Ángela se le quiebra la voz al recordar los sacrificios que ha hecho para que su hijo de 16 años reciba los cuidados apropiados para la enfermedad renal que padece. Desde dejar de ver a su otro hijo durante meses, hasta tener que pedir ayuda económica para comprar jeringas y fármacos.
“Es traumatizante para mi y para él también, porque desde el mes de abril he visto muchos fallecimientos de niños de hemodiálisis y, claro, uno ve todo eso y ve a los niños morir por su trasplante que no los hay. Eso nos causa a nosotros tristeza, dolor… pero más a él que es el que vive pegado una máquina y él dice que así coma y haga lo que sea, igualito se van a morir”.
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