Tormentas caribeñas que no destruyen casas sino miedos, por @ArmandoMartini

Tormentas caribeñas que no destruyen casas sino miedos, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

Cosa seria ésta de Facebook, YouTube, Twitter, Instagram, redes sociales y en general Internet que en Venezuela existe parsimonioso, lento y con interrupciones sorpresivas -seguramente por sabotaje deliberado y perverso del imperialismo estadounidense-. En la Cuba castrista funciona circunspecto y reservado que el régimen del heredero asesino e incompetente quiere cerrarlo o al menos controlarlo, como han controlado todo menos la esperanza desde que Fidel y sus barbudos -excepto a quien nunca le creció barba, lampiño con crueldad en constante desarrollo- entraron en ciudades donde no entendían bien lo que perdían y mucho menos que recibían a cambio.

Perdieron dictaduras tradicionales cultivadas y desarrolladas al mismo tiempo que el azúcar, buen ron, excelente tabaco y los incomparables habanos, la más avanzada televisión de Latinoamérica, moneda estable y confiable; ocupaciones sucesivas de españoles, británicos, estadounidenses, las mafias y empresarios de todas partes, con encantadora y sugestiva música tropical, sublime sentido del humor y alegría incontrolable.

Pero tuvieron revolución, hirsutos lerdos de escaso baño, tan ilusos e ignorantes como despiadados fusilando cubanos mientras destruían la economía, presencia y dinero de los soviéticos que entre la guerra y ellos se quedaron con unos barcos dando la vuelta de regreso a puertos comunistas.





Lo que sí han tenido, y en eso el castrismo ha sido eficiente, son décadas de lágrimas socialista y esclavitud comunista, angustia, zozobra, desconsuelo, mala alimentación, humillantes colas para adquirir no lo que se necesita sino lo que haya. Un sistema de salud para privilegiados camaradas, desastroso e infame para el ciudadano común; y como buena tiranía que se respete las empresas rentables -turismo, por ejemplo- están en manos militares que, además, han llevado la jirón cubano en intervenciones de países lejanos, africanos, y cercanos, como Venezuela.

Más vale tarde que nunca, a pesar de la aplastante pobreza, miseria y represión castro cubana permitió timorato la llegada del Internet y teléfonos inteligentes, colándose entre cadenas, tolerada por la tiranía acostumbrada a controlar, pensó podía darse el lujo del Internet -los turistas lo usan entre camisas frescas y playas asoleadas. ¿Cómo los hoteles existirían sin el servicio para los turistas, importante fuente de divisas?- y por allí se le colaron los problemas.

Todo lo malo para la mentira, manipulación, control arbitrario y opresivo se le vino encima a Cuba. Existe otro mundo mejor, agradable y justo en el cual se respetan los Derechos Humanos. Primero se murió el gran titiritero, Comandante Fidel, al mismo tiempo su hermano y sucesor se puso viejo, demasiado anciano para forjar un carisma que nunca tuvo, jamás fue creador, siempre obediente cumplidor de órdenes.

Luego el octogenario que ya no parecía menor, rodeado de su corte de antiguallas obedientes y decrépitos, seleccionó un relevo de aspecto reciente pero formado para inclinarse y obedecer, no para recoger trastos cuando la revolución empezara a fracturarse. Acostumbrados al habito automatismo de la subordinación dócil y la tolerancia del miedo que ellos controlaban ya no por simple perversión sino por rutina, no entendieron los reclamos de una comunidad con ansias de cultivar su propia cultura artística y la convirtieron, con desmaña comunista y abusiva reprimenda, en gesta nacional. Porque tampoco supieron prever que los reclamos atiborrados de esperanzas y anhelos de libertar ya no podrían quedar confinados, sino que vía electrónica se convertiría en noticia mundial, tan llamativa e importante que por breve lapso ocultó la devastación que el coronavirus estaba causando en el régimen que alardea de su sistema de salud.

De la noche a la mañana los cubanos se enteraron, celular en mano, que algo estaba retorciéndole los cojones al régimen, la protesta de unos pocos encendió furias a lo largo y ancho de la isla, la ignominia castrista se fue al garete. Empezaron a llenarse calles de ciudadanía protestando para reclamar derechos; y los cementerios de cadáveres de añejos generales cremados sin aviso ni protesto, para que evitar hubiese respuestas incómodas a preguntas difíciles de responder.

El régimen que envejece con Raúl Castro y se atrinchera con Díaz-Canel revela podredumbres, internet es letal para los censores, es como agua en las manos, siempre algo se escapa. Y por si fuera poco, el estadounidense en vetusta senilidad permite un colosal fracaso en lo que debió ser una retirada en orden de Afganistán, lo que obliga necesariamente a buscar éxitos cercanos en México, Caracas, Nicaragua, La Habana. Consuelo para Díaz-Canel y el carga ancha venezolano que repletos de complicidades buscan arreglos que le apaguen crecientes pasiones.

Y todo eso, incómodo y difícil de manejar, es amanecer de cambios, que se difunde mundialmente por Internet.

@ArmandoMartini