Juan Pablo García: ¡Patria y vida!

Juan Pablo García: ¡Patria y vida!

Lo que sigue ocurriendo en Cuba, no tiene nombre. La población está sola, arrinconada por el hambre, la miseria y, faltando poco, el Covid19. Ni siquiera hay derecho a quejarse. La acumulación de rabia, impotencia y malestar, llevó a los cubanos a elevar la voz. Pacíficos y desarmados, no les quedó ni les queda más remedio que bregar por su propia e intransferible supervivencia. Apenas, se coló una pequeña muestra de la inconformidad y protesta regada por toda la isla, la tiranía volvió a morder a justos e inocentes. No tardó en recrudecer el miedo, ahora, más descaradamente sembrado. No hay equipos antimotines y para qué gastar real en bombas lacrimógenas. Basta un plomazo o un garrotazo constante y sonante. La desaparición forzosa y el chantaje con familiares y amigos para el disidente. La gente lucha por tener una patria y por alcanzar la vida.

Dejaron que algunos tuvieran un teléfono celular, porque es negocio para la nomenclatura llevarlo y colocarlo, siendo la conexión un lujo. La rosca del poder goza de esa ventaja y, como un favor, acepta que otros lo tengan. El mercado negro impera y por qué no explotar el área tecnológica, por primitiva que sea. Los jerarcas cuentan con sofisticados equipos electrónicos al igual que los muy enchufados, pero – poco a poco – cayeron algunos mendrugos digitales entre la gente común. Cuando la cosa se pone ruda, La Habana corta la comunicación. Pueden hacerlo, ya que no es Venezuela: por allá tienen el hábito de bajar la línea así sea telegráficamente a los jefes de cuadra de esos que llaman comités de defensa de la revolución. Acá, tratan de tener esa capacidad represiva, pero se impone la señal y, por ello, definitivamente, no la cancelan.

Occidente se olvida pronto de los cubanos. De las jornadas de julio nadie dice recordar nada. Se imponía la inmediata visita y supervisión de los organismos internacionales que se ocupan de los derechos humanos, por lo menos. Porque las informaciones son terribles. Toda la isla sigue aterrorizada. Incluso, mueren generales de grandes responsabilidades, aparentemente por causas naturales. Advierten que en cualquier momento estalle la ira. Si lo hace, Venezuela y el mismísimo Perú de novísimo gobierno comunista, puede caer junto a Bolivia. ¡Patria y vida para América Latina! No hay mejor consigna.