Colapso de servicios públicos y expropiaciones destruyeron la Zona Industrial de Valencia

Foto Cortesía: Corresponsalía LaPatilla

 

Patios llenos de maleza, portones cerrados y galpones abandonados son los protagonistas en las calles donde está ubicado lo que se consideraba el corazón industrial de Venezuela hace más de 20 años.

Por: Corresponsalía La Patilla





Representantes del sector denunciaron que las reiteradas fallas en los servicios públicos, sumado a la escasez de combustible y las políticas económicas implementadas por el régimen de Hugo Chávez, y posteriormente el de Nicolás Maduro, han llevado a la debacle al parque industrial de Carabobo.

El secretario general de Fetracarabobo, Jhonny Magdaleno, detalló que de aproximadamente 5 mil industrias que contabilizaban, solo sobreviven 2 mil, de las cuales operan 600 a 20% de su capacidad instalada.

Según estadísticas de Fetracarabobo, el cierre de empresas en los últimos cinco años ha provocado la pérdida de, al menos, 20 mil puestos de empleo en la entidad.

“La Zona Industrial de Valencia, que era la zona industrial de Venezuela, hoy es un cementerio de empresas, todo es monte y culebra. En los últimos 20 años hemos venido perdiendo puestos de empleo. No existen automotrices, caucheras, ni fábricas de ninguna índole, ni pequeña, ni mediana, ni grandes. Las que quedan son muy pocas y eso conllevó a la debacle del sector productivo en Valencia”, afirmó Magdaleno.

La pequeña y mediana industria no escapa de esta realidad. La Cámara de Pequeños Medianos Industriales y Artesanos de Carabobo (Capemiac) precisó que en los últimos seis años han tenido una baja de 119 empresas, cifra que representa cerca de 33% de los afiliados a la institución.

El presidente de Capemiac, Antonello Lorusso, indicó que la pequeña y mediana industria que se mantiene de puertas abiertas funciona a 30% de su capacidad instalada. Apuntó que el sector metalgráfico, metalmecánico, plástico y alimentación son las industrias más golpeadas.

Además, manifestó que la dificultad para obtener materia prima, tras la paralización de la producción en las empresas básicas del Estado, complica el desarrollo de la actividad de la industria del plástico y la metalmecánica.

“El sector más afectado es el metalgráfico. Muy pocas empresas están haciendo material POP. Antes uno iba a cualquier panadería y conseguía cinco o seis revistas de inmobiliaria. En este momento ya eso no existe, eso es menos trabajo para la industria metalgráfica (…) La empresa alimenticia se ve también muy afectada y automáticamente afecta la metalgráfica porque se está produciendo menos material de empaque para los alimentos”, explicó.

En la campaña electoral de 2017 el gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, prometió reactivar la Zona Industrial del estado. El 19 de noviembre de ese año publicó en su cuenta en Twitter desde la empresa Gabriel de Venezuela: “Aquí estamos haciendo lo que nos corresponde hacer para ir recuperando poco a poco, pero sin parar nuestra principal fuente de empleo en el estado como lo es el parque industrial carabobeño que es el más importante del país”. De esta forma anunciaba la reactivación de esa planta fabricante de autopartes cerrada en febrero de 2018 por falta de materia prima.

 

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Servicios públicos en decadencia

Las constantes fallas en el suministro de agua por tuberías, electricidad y telecomunicaciones también ponen en jaque al sector industrial en el estado.

Fedecámaras Carabobo afirmó que los reiterados cortes eléctricos no programados junto a la escasez de diésel son uno de las problemas más graves que enfrenta el gremio para reactivar la zona industrial carabobeña.

El presidente de Fedecámaras Carabobo, Rafael Trejo, señaló que los procesos productivos resultan afectados por las interrupciones en el suministro de energía eléctrica y la falta de gasoil que requieren las plantas eléctricas para funcionar.

“El problema de la electricidad es lo que quizá está ahorita más grave. En cuanto a la gasolina se ha visto una muy leve mejoría en el estado, pero sigue siendo un problema grave no solamente por la gasolina sino también por el diésel, porque las plantas eléctricas no funcionan con gasolina sino con diésel o gasoil”, destacó.

El presidente de Fedecámaras Carabobo aseguró que el esquema 7+7, impuesto por el régimen de Nicolás Maduro en marzo de 2020 para atender la pandemia de COVID-19, solo ha traído pérdidas para los sectores no priorizados que se ven obligados a paralizar sus labores durante la semana de cuarentena radical.

Apuntó que pese a que el pasado 26 de julio el régimen de Maduro anunció una “cuarentena flexible” para el sector comercio y transporte bajo el esquema 7+7, el gremio empresarial desconoce los detalles de la medida.

“La mayoría de los empresarios son unos héroes que están levantando su santamaría, trabajando muy por debajo del 30% de su capacidad instalada. Estas personas son héroes porque todos los días levantan su santamaría, pagan sueldo, pagan servicios e impuestos y están sacando productos que sean competitivos en el mercado venezolano”, expresó.

El virus del socialismo

El diputado a la Asamblea Nacional legítima por el estado Carabobo, Ángel Álvarez, lamentó que de la pujante Zona Industrial de Valencia solo queda el recuerdo. A su juicio, la llegada de Hugo Chávez al poder y sus políticas económicas trajeron consigo la destrucción del aparato productivo.

 

Angel Alvarez Gil
@angelalvarezgil

 

Las expropiaciones se convirtieron en un patrón durante el mandato de Chávez. La primera expropiación en Carabobo fue en 2005 en la empresa Venepal, actualmente Invepal.

En 2007 le siguió el turno a Ruedas de Aluminio C.A. (Rualca) que antes de que pasara a manos del régimen fabricaba unas 3 mil piezas al mes. Actualmente trabaja a 10% de su capacidad instalada.

En 2010 fue expropiada Industrias Diana, empresa productora de aceite, margarina y manteca. Un año después ocurrió lo mismo en Owen Illinois y pasó a llamarse Venvidrio.

En 2014 Corporación Clorox fue arrebatada a sus dueños por parte de Nicolás Maduro. En 2017 el Estado tomó la planta de General Motors. En un comunicado la empresa aseguró que “fue sorpresivamente tomada por las autoridades públicas, quienes asumieron el control de la misma, impidiendo el desarrollo de las actividades”, lo que llevó a poner fin a sus operaciones por un “embargo judicial ilegal de los bienes”.

Para Álvarez, estas expropiaciones han traído como consecuencia el aumento de la desconfianza en el empresariado, inseguridad jurídica, fuga masiva de capitales y las migraciones de empresas a otros países que pudieran estar generando empleos en Carabobo.

“El socialismo es un virus que ha demolido prácticamente toda la zona industrial de Carabobo. Únicamente están abiertas el 18% de las empresas en medio de muchas adversidades. Mientras el mundo va evolucionando, vamos a una cuarta revolución industrial. Todos los procesos están prácticamente digitalizados y hay ciudades inteligentes, pero esta gente insiste en un poder comunal que representa el centralismo, la falta de servicios públicos y seguridad jurídica”, aseveró el parlamentario.

La economía informal se impone

Álvarez relató que hace más de dos décadas trabajar en la Zona Industrial de Valencia era sinónimo de superación y crecimiento profesional. Las personas comenzaban como obreros y luego iban escalando hasta alcanzar puestos gerenciales y convertirse en presidentes de grandes industrias. Pero ahora la realidad es otra: la merma en la actividad industrial ha obligado a los trabajadores a migrar al comercio informal.

El secretario general de Fetracarabobo comentó que tras la poca actividad industrial, el rebusque y la buhonería se convirtieron en las alternativas de los carabobeños para conseguir ingresos extras que permitan llevar el sustento a sus hogares. “Las empresas se mantienen en su mayoría cerrada. Las pocas que laboran mantiene un paliativo con bonificación (…) Nosotros anteriormente podíamos contar con nuestras utilidades, nuestras vacaciones y hoy en día eso no forma parte de nuestra vida laboral”, destacó Magdaleno.

Los voceros del sector industrial y empresarial fueron tajantes: pidieron al régimen de Nicolás Maduro aplicar políticas económicas que estimulen la producción y garanticen la seguridad jurídica al empresariado para invertir y recuperar el aparato productivo, y de esta manera evitar el cierre de empresas y la pérdida de puestos de empleos.

“El mejor bono que debería tener el venezolano es la educación y la posibilidad de trabajar. Necesitamos potenciar el trabajo, la educación y la oportunidad de apalancar mediante seguridad jurídica una banca privada fortalecida que dé la oportunidad que tenemos todos los venezolanos de crecer y tener nuestro propio sustento”, afirmó el diputado Álvarez.