Unas 60 familias esperan por nuevas viviendas en Tovar tras deslave por las lluvias

Como resultado de las fuertes precipitaciones y los derrumbes que afectaron al estado andino, Protección Civil Nacional (PC) registró alrededor de 800 familias afectadas y 22 fallecidos en todo el Valle del Mocotíes, conformado por cinco municipios: Tovar, Antonio Pinto Salinas, Zea, Rivas Dávila y Guaraque.

Por: Corresponsalía La Patilla





En las zonas del desastre, PC Mérida clasificó los daños materiales en dos grupos: parciales y totales. De acuerdo a Olides Contreras, coordinador general del refugio en el municipio Tovar, solo en esta población – la más afectada por las lluvias – han contabilizado a 60 familias en condición de pérdidas totales. Contreras aseguró que este lunes 13 de septiembre, 23 de ellas serían trasladadas a un refugio de emergencia improvisado por las autoridades en el Liceo Bolivariano Félix Román Duque.

Al resto de familias se les brinda apoyo desde los “hogares solidarios”, como se les llama a las viviendas de los amigos y familiares que han decido acoger a estas personas, quienes perdieron sus casas y bienes materiales. En medio de la tragedia, Nicolás Maduro prometió en cadena nacional ofrecer “toda la ayuda y los recursos necesarios para el pueblo merideño”.

Mientras tanto, las cifras de los afectados con pérdidas parciales y que también requieren de atención es hasta siete veces más elevada. Franchel Parra, presidente de Protección Civil Mérida, informó el pasado jueves 9 de septiembre que en Tovar han determinado 445 viviendas y 472 familias afectadas, con un total de 1.344 personas en situación vulnerable.

Organizaciones como el Alto Comisionado de la Naciones Unidas (ACNUR), El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y Cáritas Venezuela han prestado su apoyo al gobierno para agilizar la instalación y adecuación de los espacios para los beneficiarios.

“Espero que no nos dejen botados en un refugio y ya. A mí lo que más me preocupa es quedarme sin casita. Yo vivo con mi hijo de 31 años que tiene discapacidad mental severa. No tengo a donde irme”, lamentó Rosa Molina de 50 años, quien perdió totalmente su hogar.