Cinco8: El dólar se queda, pero el bolívar no se va

Cinco8: El dólar se queda, pero el bolívar no se va

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La dolarización de facto en Venezuela se ha acelerado en los últimos dos años. Hoy, los venezolanos pueden abrir cuentas en divisas extranjeras en el sistema bancario, hacer operaciones comerciales con esos fondos y hasta emitir deuda en dólares a través de la Bolsa de Valores de Caracas. Por el momento, el gobierno de Maduro sigue frenando la dolarización financiera y no permite que los bancos den créditos en la divisa estadounidense, pero no hay razones para pensar que esta dolarización semioficial no siga profundizándose en forma progresiva, aunque siga sin ser una dolarización oficial. Así lo reseñó Cinco8.

No solo por una razón ideológica, sino también porque el régimen no quiere perder el control de su política monetaria, que le ha permitido financiar sus déficits fiscales con dinero inorgánico. Además, mientras estén vigentes las sanciones internacionales no se puede llevar un proceso de esa naturaleza con el banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal.

De modo que el bolívar cohabitará con el dólar en Venezuela por un buen rato. Y esa economía bimonetaria no es una fatalidad en sí misma, según Leonardo Vera, economista egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), magíster de la Universidad Roosevelt de Chicago y PhD de University of East of London. Puede que al gobierno le dé mucho miedo, pero en América Latina “hay muchos ejemplos de sustitución parcial de moneda (en el cono sur) y de regímenes bimonetarios como Perú y Bolívia. Venezuela debe analizar esas experiencias”.

Todo comienza con estabilizar la economía venezolana, pero Vera dice que puede perfectamente adaptarse. “Eventualmente habrá de venir la dolarización del crédito, cuando haya que pensar en la reactivación de esa palanca para promover el crecimiento”, explica. “No han permitido los créditos en dólares porque desde el Banco Central de Venezuela la estrategia para detener el proceso de inflación alta ha sido paralizar el crédito, obligando a los bancos a mantener reservas obligatorias en porcentajes gigantescos sobre los depósitos. Para ellos, acelerar el crédito sería darle combustible al proceso inflacionario”.

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