Julio Castellanos: Reflexión sobre la parroquia Independencia

Julio Castellanos: Reflexión sobre la parroquia Independencia

Tuve la oportunidad de visitar, en un intenso recorrido, la comunidades de Algarrobal, Las Minas y Los Próceres junto a los compañeros de la Unidad Democrática en el marco de las actividades de campaña electoral. Largo rato pude escuchar muchos de los problemas que aquejan a sus vecinos y constaté el grado de abandono en que se encuentran las comunidades circunvecinas al Monumento Conmemorativo de la Batalla de Carabobo.

Junto con algunos dirigentes de la zona intercambié algunos pareceres sobre la vida institucional de la parroquia. Allí no hay una sede de ninguna entidad bancaria, ni pública, ni privada, la policía municipal pocas veces es vista en esta zona y las labores de seguridad son asumidas en exclusivo por la Guardia Nacional, un cuerpo que no resalta por la interacción con la comunidad. Si sus vecinos desean hacer algún trámite, catastral, el registro de una empresa ante la Hacienda Municipal, el pago de impuestos, la solicitud de servicio de aseo… todo eso implica ir hasta Tocuyito.

Incluso, por la ausencia de comunicación vial, si un habitante de La Arenosa, El Tigre o Barrerita desea realizar un tramite en el registro civil, como por ejemplo casarse, tiene que pasar primero por Tocuyito y luego llegar hasta Campo Carabobo donde funciona la sede parroquial de esta oficina pública. En definitiva, no solo los problemas que son comunes a todos los venezolanos, como la falla de los servicios como agua, electricidad o transporte afectan a la parroquia Independencia, también están crónicamente afectados por una división político – administrativa ineficaz, alejada, artificial y empobrecedora.





Contribuye a esta realidad un incentivo perverso: la brecha poblacional entre Tocuyito e Independencia. Esto propicia, entre otros fenómenos, que siendo Tocuyito electoralmente más importante, los gobernantes del municipio históricamente privilegien la gestión allá antes que acá. Resolver este diseño institucional excluyente significa comprender que una localidad con intereses diferenciados, una identidad especifica, particularidades culturales, económicas y poblacionales distinguibles requiere su propio gobierno, su propio municipio.

Quizá nuestro contexto de Crisis Humanitaria Compleja no nos permita ver lo importante frente a lo urgente, pero en el futuro cercano, así como en otros lugares del país, el número de municipios deberá crecer; ciertamente, atendiendo los criterios constitucionales y legales para ello; pero imaginar que la parroquia Independencia pueda ser elevada a municipio puede tener muchos más beneficios que perjuicios, al menos así lo piensan muchos de sus dirigentes políticos, sociales y culturales. Cuestión para reflexionar.

Julio Castellanos / [email protected] / @rockypolitica