Pedro Antonio De Mendonca: Pablito (6 años) entiende por qué el régimen es ilegítimo

– Chamo, de la que te perdiste: en la plaza se armó una pelea porque el viejo Félix y la mujer decían que Maduro es ilegítimo y que por eso no se tenía que ir a votar en las elecciones, que los que votaran eran traidores. El viejo Culo Pando se le fue encima arrecho al Félix; le iba a meter un coñazo, pero otro viejo ahí lo paró y terminó recibiendo el coñazo y se prendió ese peo – me cuenta Pablito, exaltado, llegando de la calle bañado por el sol de las 3 pm.

– Ajá, ¿y qué más pasó? – le pregunto yo, resignado a su interrupción a mi lectura y sorprendido por escuchar un cuento de esos del tan circunspecto viejo Félix.

– No sé, me vine para preguntarte qué es eso de que Maduro es ilegítimo y por qué los que voten son traidores. Eso no lo he leído yo en las noticias – me responde y se sienta a mi lado, en el sofá, esperando atento la explicación.





Con sus 6 años, Pablito es muy interesado en la política. Le gusta escuchar los debates políticos que se arman en las reuniones familiares y también en las plazas de nuestro pueblo, en el corazón del Guárico. Su mamá siempre alardea que el muchachito aprendió a leer de notas de prensa y artículos de opinión en la computadora y en el celular de ella. Pablito responde “diputado” cuando uno le pregunta qué quiere ser de grande.

Cierro mi libro y, pacientemente, empiezo a explicarle a este muchachito –para que me entienda bien- los conceptos de legalidad y de legitimidad: le digo que es legal todo aquello que está en la ley escrita, se vota cada cierto tiempo porque así está establecido en las leyes venezolanas; y que es legítimo todo aquello que los hombres consideramos justo o correcto. En el caso de Maduro y su régimen -le dejo claro-, es cierto que las leyes venezolanas establecen que cada cuatro años se eligen gobernadores y alcaldes; pero que el bodrio de noviembre no es legítimo, por cuanto las instituciones que llaman a esa elección, el régimen, no lo es.

– Pablito –le hablo, viéndolo a los ojos- cuando tenías 2 años, en 2017, los venezolanos hicimos un plebiscito. Exactamente fue el 16 de julio. Un plebiscito es un mandato popular: lo que la gente dice ahí es una orden. Y en ese plebiscito casi 8 millones de venezolanos dentro y fuera del país mandamos varias cosas, pero fundamentalmente que la Asamblea Nacional Constituyente chavista, que se instalaría dos semanas después, no iba a ser válida porque el procedimiento por el cual se había convocado a esa elección era tramposo; puro malandro, pues. Ese plebiscito tiene validez hoy, porque la Constitución Nacional así lo establece y los países democráticos del mundo también lo reconocieron.

– Ajá, pero, ¿eso qué tiene que ver con lo que decía Félix? – me pregunta, sabiendo que viene la parte más sustanciosa.

– Pues bien, esa Asamblea Nacional Constituyente ilegítima, ilegal y malandra se instaló y comenzó a tomar decisiones. Pero como los venezolanos ya habíamos dicho que esa institución no tenía validez, que era chimba, todo lo que ella hiciera tampoco era válido. Esa Asamblea Nacional Constituyente llamó a varias elecciones o farsas electorales, como las llamamos comúnmente, porque son tramposas, son un parapeto, puro paro. Llamaron a unas para designar los gobernadores en 2017, otras para los alcaldes en el mismo 2017, otra y que para reelegir a Maduro como presidente en 2018 y una más, para designar a la nueva Asamblea Nacional en 2020. Todos los que obtuvieron esos cargos en todas esas elecciones son ilegítimos porque todo fue tramposo, porque no tenía validez y porque lo convocó la Constituyente que los venezolanos no reconocemos y los países democráticos tampoco.

– ¿Y esta elección de noviembre la convoca la Constituyente y por eso es ilegítima? – Me pregunta con ojos de quien capta hasta más de lo que escucha.

– No. Este evento lo convoca un Consejo Nacional Electoral que fue designado por la Asamblea Nacional de 2020, que, como ya te dije, fue designada por la Constituyente chimba. Entonces, querido Pablito, participar ahí es reconocer a ese Consejo Nacional Electoral, a la Asamblea Nacional de 2020 que lo designó, a la Constituyente y a todo lo que ya te he explicado que es ilegítimo.

Pablito entonces me pregunta qué vamos a hacer si todo está trancado. Le explico que lo que está trancada es la vía electoral para salir de estos malandros. Le cuento de lo pinchado que está el Registro Electoral Permanente; lo tramposa que es la Ley de Procesos Electorales que hay que reformar; que hay muchos sitios en el país donde la guerrilla, el narcotráfico y los chavistas controlan todo y que ahí no es posible una elección donde realmente la gente elija.

– Pablito – continúo explicándole-, la única manera de salir de todos estos delincuentes es por la fuerza.

– ¡¿Matándolos?! – Me pregunta con los ojos pelados.

– No, Pablito, fuerza no es necesariamente violencia. Fuerza es con sanciones de los países democráticos, con la gente en la calle, con la presión de los mercados, con la asfixia diplomática, con condenas y juicios internacionales en su contra. Debemos acorralarlos por todos lados, Pablito, porque son malandros y nunca aceptaron ni aceptarán una elección libre y tampoco cumplirán su palabra en una negociación. Hay que sentarlos a negociar cómo va a ser que se irán, pero con ellos acorralados.

– ¿Y quién hace eso? – Sigue lo que siento ya como una entrevista.

– Lo coordina algo que se llama conducción política –le respondo, un poco preocupado de no usar palabras que puedan parecerle raras-. Opositores a los que todos les demos la autoridad para dirigir esas acciones. A Guaidó le tocó, pero ya no cumplió y toca construir una nueva conducción política, con nueva gente, con gente que sí esté realmente comprometida con actuar de la manera como te digo y no con blandenguerías de diálogos y elecciones chimbas. Ya te dije, Pablito: Son malandros, esos solo salen si se les acorrala.

– Sí, eso mismo decía Félix antes de que se armara el peo. Y es verdad, ya ustedes han votado demasiado. Voy a llegar a viejo yo y todavía con esos locos ahí robando – me comenta y se recuesta en el sofá, viendo al techo, como imaginándoselo.

– No, Pablito, eso nunca –le respondo con el tono fuerte que se necesita para transmitir confianza-. Es cierto que aquí hay gente que se hace llamar oposición y que nos ha traicionado o que ha jugado a favor del régimen, como los que llaman a participar en noviembre. Pero somos muchos, dentro y fuera del país, los que luchamos todos los días por imponer el sentido común y avanzar para que esto finalice pronto. Yo ya no lo hago ni por mí, sino por ti, por tus amiguitos y por mis hijos que aún no han nacido. Así de seria es esta lucha. Confía en Dios y en que no llegarás a viejo metido en este desastre.

Pablito se levanta de golpe del sofá y se mete a uno de los cuartos. Retomo mi lectura, pero al rato me levanto curioso a ver lo que hace porque no lo escucho. Llego a la puerta de la habitación y lo veo acostado boca arriba en la cama, viendo al techo. Alcanzo a oírle el pensamiento en voz alta: “Entonces el viejo Félix tenía razón; piazo é viejo Culo Pando, parece que fuera de otro planeta que no entiende lo que se está viviendo”.

#RescatemosLaLibertad

@PedroDeMendonca
Coordinador estadal de Vente Venezuela en Guárico