Carlos Ochoa: Saab, el héroe de la revolución madurista

La exagerada reacción de la delegación madurista de levantarse de la mesa en México por la extradición de Alex Saab a los Estados Unidos, tiene unas consecuencias importantes para el objetivo de legitimidad que aspira el régimen con las elecciones regionales. Suspendidas las conversaciones en donde la oposición representada allí esperaba alcanzar un acuerdo que incluya  un cronograma electoral con una pronta elección presidencial, las regionales pierden fuerza, el argumento de recuperar espacios  se desvanece porque sin condiciones, observancia internacional de organismos y el ventajismo del gobierno, se ve cuesta arriba unos resultados creíbles, incluso en las entidades en donde la descentralización emocional podía superar el abstencionismo que se espera histórico a nivel nacional. A esto se le añade la imposición de candidaturas del G4 y la campaña de algunos candidatos opositores que parecen aspirar el segundo lugar en la contienda, la medalla de plata y cuidado si la de bronce, por como esperan de la providencia divina y no del trabajo político,  los votos de los desganados y desesperanzados venezolanos.

Alex Saab es un hombre clave para desentramar la maraña de corrupción del gobierno de Maduro,  lo cierto es que la reacción se percibe como desesperada, un gobierno responsable no suspende una negociación para buscarle una solución a una crisis que afecta a millones de personas, por una acción legal de la justicia internacional,  sobre un ciudadano colombiano recientemente nacionalizado venezolano y nombrado diplomático a partir de su detención, por una alerta roja emitida en su contra por Interpol. 

Uno no sabe con certeza si se levantaron como protesta por la extradición de Saab o para bajarle el volumen a las denuncias que les llueven de todos lados  por la muerte bajo custodia del General Raúl Isaías Baduel. 





Lo cierto es que sin mesa ni comensales en México La oposición que optó participar  tiene decisiones importantes que tomar, sin garantías de ninguna naturaleza, los líderes que desde el principio se negaron a participar en lo que definieron como farsa electoral, han revalidado sus argumentos y pueden empujar a los que apuestan por la convivencia a replantearse su estrategia, porque los resultados sin México de por medio no pueden justificarse, más aún cuando se sabe qué guerra avisada no mata soldado, además  los signos en el cielo no auguran ninguna ganancia en esas elecciones carentes de emoción.

La cuantiosa inversión que el gobierno de Maduro ha hecho para defender a Saab con los dineros de todos los venezolanos es obscena, detrás de esa campaña millonaria hay un objetivo bien estudiado, desde el principio la defensa de Saab sabía que la extradición era inminente pero al convertirlo en un prisionero de guerra y calificar de secuestro su detención y juicio,  apunta a convertir al barranquillero en un Robin Hood antiimperialista, un héroe encarcelado que van a comparar en algún momento con Mandela, convirtiéndolo en un paladín de la lucha antiimperialista, una víctima que seguro postularan al Nobel de la paz por su contribución para conseguir alimentos y medicinas para un pueblo sometido a un bloqueo inmisericorde por parte del poder del imperio y no lo que en realidad es, un delincuente amasador de fortuna y testaferro de la cúpula chavista madurista. 

Lo de México es una distracción, sin embargo hay que aclarar que si por algún motivo Maduro decide regresar a la mesa bajo protesta por la extradición de Saab, los negociadores de la oposición tienen que sacar provecho de la debilidad del gobierno, para concretar el único objetivo que nos puede sacar pacíficamente de este escabroso momento histórico, una pronta elección presidencial libre, supervisada y transparente. La convivencia hasta el 2024 es inviable, la gente está sufriendo demasiado como para seguir esperando un cambio que no se va a producir en un gobierno que ha fracasado en todo, el  liderazgo opositor que no concreta y no aprovecha los errores del gobierno tiene dos caminos, o se ajusta los calzones a la altura de las circunstancias o inevitablemente va a ser desplazado por un liderazgo emergente, que presente coherencia, solvencia moral y un relato creíble y posible.