Guido Sosola: El 18 de octubre, ¡siempre listos!

Guido Sosola: El 18 de octubre, ¡siempre listos!

Guido Sosola @SosolaGuido

Nada casual que la película “Rómulo resiste” de Carlos Oteyza suscite tanto interés, ni que sólo se exhiba en un horario muy nocturno en una sola sala de cine de la ciudad capital. Creemos que no tardará en liberarse por las redes, porque ese estigma que pesó por décadas sobre el guatireño, propinado por una izquierda de herederos hoy en el poder, ya no logra mantenerse en pie, y la gente quiere saber.

Otro tanto ocurre con la llamada Revolución de Octubre que, sencillamente, ocurrió, cumplió y agotó su programa muy antes de concluir el siglo XX. Setenta y seis años después, suscita todavía una reflexión necesaria para la coincidencia y la discrepancia, pero jamás esa amargura que muchos alegan, podrá compararse a la que hemos transitado en la presente centuria, por paradójico promotor a un notable como Uslar Pietri que jamás fustigo decidida, clara y abiertamente a Chávez Frías, como se cuidó de no condenar a los alzados de Puerto Cabello, en el Congreso.

Esa reflexión la recoge una obra que, entiendo, hoy comienza a circular de título elocuente: “El 18 de Octubre de 1945: Nacimiento de la Democracia Venezolana”, coordinada por el historiador Ramón Rivas Aguilar. Distintos autores se congregan para analizar tan importante fecha. No obstante, reparemos en una doble circunstancia.





 

 

El libro digital lo ha promovido la Universidad Alberto Carnevali, fundada a mediados de los ochenta de la anterior centuria que, por cierto, expresó un importante testimonio del esfuerzo pedagógico orientado a los jóvenes de entonces, sin equivalente por lo que respecta al desempeño político del prepotente y próspero oficialismo de los días que corren. Nos comentan que quedan extraordinarios archivos pendientes de publicar por los medios ahora disponibles, para propulsar la discusión creadora.

El prólogo lleva la firma de Héctor Alonso López que, en los últimos tiempos, ha tenido por feliz empeño el de reivindicar una historia o, mejor, una experiencia que jamás acumularon Chávez Frías y sus sucesores, deseando borrarla de la faz de la tierra. Señala, por ejemplo: “No creo en paralelismos históricos, pero no deja de ser necesario rescatar el hecho que la irrupción del 18 de octubre de 1945, aunque impulsa cambios, no termina por concretarse sino hasta el 23 de enero de 1958; y, aunque la historia nos ha retrasado el consumar el hito del cambio, confío en que ese reloj sigue su marcha y llegará el momento en que timbre para el llamado de esos miles de jóvenes que –estoy convencido–, como escolares ante el llamado a recreo, se manifestarán dispuestos y entusiasmados a atender la convocatoria de hacer propio y tangible un nuevo proyecto de nación”.

Y es que la generación de Héctor que resultó triturada por las circunstancias y el chavismo, sabe de postergaciones, pero no deja de trabajar y, cuando superemos el actual orden de cosas, hará el aporte a la tarea común, siempre lista. Esto es lo que se espera de las generaciones intermedias y más recientes, tanto o más accidentadas que nosotros: deben y debemos estar siempre listos y, aunque Rómulo Betancourt le caiga mal a mucha gente, los comunistas de esta hora lo reivindican: él estuvo siempre listo para la faena creadora.