León Sarcos: Lo que viene…

Nunca me gustó ser animador de malos presagios, pero siento que después del rotundo fracaso de los resultados del 21 de noviembre, ya desmenuzados por buena parte de los analistas y operadores de la política, el panorama luce desconcertante y desolador para los venezolanos, agobiados por el caos  y los atropellos de un régimen que en el ocaso de su desiderátum de mantenerse en el poder para siempre, parece no darse cuenta del martirio psicológico y material al que nos tiene sometidos desde comienzo del año 2000.

Ahora, como podemos observar a través de los medios, vienen los expertos, analistas y demás estudiosos de la realidad política y social, con cinismo a maquillar como los mejores estilistas el rostro macilento, la marchita cara curtida por el inclemente sol, el impacto humillante de una derrota mil veces anunciada, utilizando las técnicas más sofisticadas para que por encima de todo aparezca una nueva mascara: la de las visiones parciales que les interesan a los patrocinadores de la estrategia fallida, los empresarios dueños de encuestadoras y los políticos agotados y sin nada que decir, que recurren a la activación de maquinarias corroídas por el óxido que provoca el desuso, la falta de producción de ideas, de innovación, de herramientas y caminos para combatir y renovar a sus dirigentes y a sus ofertas.

La culpa es de los alacranes, de los abstencionistas, de los radicales. A pesar de todo ganamos el Zulia por paliza y ahora tenemos 123 alcaldes; ellos disminuyeron su votación y nosotros la aumentamos. Consuelo de pendejos, diría en su reposado estilo Freddy Muñoz, brillante dirigente del fenecido MAS, del cual solo quedan las sombras de una mujer rubia y bonita que alguien manda a declarar de vez en cuando para entretener a su invisible audiencia.





Lo que nadie explica es por qué las cuatro gobernaciones que ganamos en las pasadas elecciones regionales las perdimos esta vez, asediados los dirigentes opositores bajo la impúdica vigilancia policial del régimen, que chantajea, somete e inmoviliza las pocas iniciativas que pueden cosechar las bendiciones de la gente. Al final, la experiencia debe servir a quienes se sienten triunfadores para la guerra de obstáculos que ya se anuncia por parte del régimen.

Lo más grave es que uno de los padres de la estrategia derrotada se propone como líder para aglutinar a la oposición. Este señor da la impresión de que fuera autista; él tiene que recordar que no es ningún líder: es un dirigente. Señor Capriles, Ud. llego por primera vez a la antigua Cámara de Diputados impuesto por el centralismo caraqueño; Ud. no se ganó esa representación. No fue nunca líder juvenil de nadie. Después llegó a ser candidato porque ninguno de los otros pretendidos dirigentes de partido quiso echarse esa vaina porque se sabían perdedores frente a Hugo Chávez

No conozco su currículo, pero su formación política me luce tan frágil como un globo de fiesta infantil, no venga ahora a decir: Hay que salir del interinato, hay que dejar de jugar PlayStation para empezar a hacer la política con p mayúscula. Entiendo que esa es la política que juegan Zapatero y Borrell, sus mentores de hoy, cuya visión del país es una versión en claroscuro y muy bien remunerada y maquillada para intentar atornillar al régimen.

Esa expresión grandilocuente, más un lugar común que un novedoso juicio, junto a aquella otra dicha con rimbombancia: El tiempo de Dios es perfecto, en medio de la última campaña electoral a la presidencia, suenan ambas, permítame la ironía, de efectos patéticos, capaces de dejar abrumadas por su manoseado uso a figuras muy consistentes desde el punto de vista doctrinario social cristiano —donde están sus fuentes ideológicas—, como Arístides Calvani y Pepe Rodríguez Iturbe. No se puede construir un liderazgo de la nada, de puras aspiraciones; eso solo lo logran fenómenos carismáticos cuya última lección, en 1998, aun quienes votaron por Chávez, arrepentidos, no terminan de digerir.

En esta coyuntura histórica, como van las cosas, la salida no pasa por aferrarse a los partidos, cuyos símbolos, sedes, militancia y dirigencia están en disputa. Es momento de fortalecer la unidad por la vía de la sociedad civil, pero no una sociedad civil impuesta y manipulada por los dirigentes que aún controlan parcialmente los partidos, sino mediante las organizaciones no gubernamentales que tienen muy claros, cada una por su lado, los objetivos específicos trazados.

Hay una reserva moral e intelectual en los centenares de ONG que existen en el país, en muchos casos con un nivel de lealtad, abnegación y apego a los valores democráticos superior al de muchos dirigentes de partido. Es mentira que el monopolio de la representación en democracia deba seguir en manos de los partidos políticos; ese es un dogma que hay que superar. El ingenio y la creatividad que nacen de haber vivido en democracia nos abren caminos inagotables de experimentación e imaginación. 

La gente se ha dañado mucho con el clientelismo político y se ha introducido en la militancia la creencia perversa e inmoral de que nadie hace nada si no es remunerado. Es el momento de empezar a cambiar los malos hábitos que se han entronizado en la vida del militante de partido. Aprovechemos este momento para ayudar a introducir cambios en ese comportamiento ciudadano sembrado de malos hábitos que tienen que erradicarse. Ninguna contraprestación recibida hoy en dinero o en comida puede ser superior a la que deviene del compromiso de que con mi participación me devolverán mis derechos a ser libre y dueño de mi destino.

Pero es el momento de enunciar también todo lo que podemos devolver y algunas de las cosas que vamos a cambiar. Un líder no puede temer, si tiene convicciones, anunciar los grandes lineamientos de una política petrolera soberana, que rescate para disfrute de todos los venezolanos su principal industria. Tiene que informarle a la gente cómo hará para normalizar la situación económica con respecto al resto del mundo. 

Un líder tiene que decir cuáles son tres de sus grandes lineamientos en materia educativa y cómo hará para reconstruir toda la infraestructura educacional del país. Cuál es su concepto de autonomía y cuáles son los límites de esta. Cómo homologar los sueldos y salarios de maestros y profesores, con respecto a Colombia, Chile o Uruguay, por ejemplo. Cómo hará para poner a funcionar hospitales y clínicas, equipados y bien pagado su personal. Quiénes serán subsidiados en las primeras de cambio entre la población con menos recursos. Tiene que avanzar en las futuras ofertas donde ha de anclarse el compromiso de la lucha ciudadana.

No hay tiempo para ocuparse del gobierno, el gobierno lo destruyó todo y nada de lo que diga será para edificarlo de nuevo; es el tiempo de mirar adelante, de animar a nuestra gente para que recobre la esperanza; de abrirle paso a otros dirigentes y nuevas propuestas. No todo está perdido; el ser humano es la única criatura sobre la faz de la tierra que después de las grandes catástrofes vividas a lo largo de la historia sale a reconstruir con creces las ruinas que él mismo provocó.

¡Ojo con el chantaje de la antipolítica! Ninguno de los sectores que se rotaron para ocupar la presidencia de la Asamblea Nacional tiene por sí solo el monopolio de la representación del resto de la sociedad; no me vengan con el cuento de que quien critica al G4 y a sus dirigentes está prestándose a las manipulaciones del gobierno. Tienen mucho tiempo desvinculados de la gente y de sus sentires; es la hora de un mea culpa, de una autointerpelación, de una profunda reflexión sobre todos los vicios y perversiones burocráticas acumulados a lo largo de la historia. 

El próximo año debe ser un año de gran apertura desde adentro de las organizaciones políticas a su militancia, y desde esa militancia hacia las organizaciones no gubernamentales para abrir una gran discusión acerca del futuro democrático; de esa discusión saldrán ciudadanos voluntarios y activos dirigentes para nuevos combates, desafiantes escenarios y aplastantes victorias. Dios todopoderoso y el espíritu y la inteligencia de lo mejor de nuestros hombres y mujeres, estoy plenamente convencido, lo harán posible por la felicidad de todos nuestros descendientes.

León Sarcos, noviembre 2021.