El chiste de mal gusto que disparó la primera censura en internet y marcó la red para siempre

El chiste de mal gusto que disparó la primera censura en internet y marcó la red para siempre

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Esta es la historia de una guerra librada justo en el nacimiento de internet. Y lo que estaba en juego era crucial: a quién le pertenecía ese nuevo mundo, quien hacía las reglas y cuáles serían.

Por BBC Mundo

En la década de 1980, antes de la invención de la World Wide Web, había una cosa naciente llamada Usenet. Era una colección de tableros de mensajes para el pequeño número de personas de instituciones académicas y tecnológicas que sabían de su existencia.

Gente como Brad Templeton, quien hasta entonces había usado computadoras sólo para jugar y hacer hojas de cálculo.

“Usenet fue una epifanía para mí. Comprendí que el el verdadero objetivo, el uso más importante de las computadoras era hablar con otras personas”, recuerda Brad.

En Usenet había páginas dedicadas a conversaciones sobre ateísmo o sexo o vinificación o tecnología.

“Era como la plaza de un pueblo. Todas las noches, tu computadora llamaba a otras computadoras e intercambiaba todo lo nuevo con ellas, y luego podías tener una discusión con personas de todo el mundo”.

Un punto

Brad accedía a Usenet a través de la Universidad de Waterloo, en Canadá donde había estudiado, pues no era algo a lo que cualquiera podía conectarse desde casa.

Por lo general, se necesitaba una computadora en un laboratorio, en una compañía de computación o una universidad.

“Por lo tanto, la audiencia era altamente educada, generalmente acomodada, probablemente no tan étnicamente diversa y con conocimientos tecnológicos. Una élite”.

Eran pioneros.

Para darte una idea de cuánto, un día en 1982, Brad publicó un mensaje sugiriendo que los correos electrónicos podrían ser más fáciles de leer si se les ponían un punto. Otros estuvieron de acuerdo, y es por eso que nuestras direcciones de correo electrónico ahora terminan en .com.

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Pero Brad quería que su legado de Usenet fuera más divertido que eso, por lo que creó su propio tablero de mensajes dedicado al humor llamado rec.humor.funny (RHF), que rápidamente ganó miles de subscriptores.

Un chiste al día

La gente le enviaba chistes y los que le parecían más divertidos pasaban a formar parte de una colección de la que su computadora cada mañana elegía uno al azar y lo publicaba.

Y un día, uno de ellos lo convirtió en un tipo diferente de pionero: la primera persona en la historia registrada en ser avergonzada públicamente por algo que hizo en línea.

“Era una broma que se basaba en los estereotipos judíos y escoceses.

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