José Amalio Graterol Jatar: La muerte de Antonio superó la maldad

José Amalio Graterol Jatar: La muerte de Antonio superó la maldad

Antonio Cruz Jatar Alonso

 

El 29 de diciembre de 2021, murió nuestro querido ANTONIO, su deceso nos causa profundo dolor y tristeza, todos entendemos que la muerte es un proceso natural al cual llegaremos tarde o temprano. Sin embargo despedirnos de un ser querido es un trance que nos afecta bastante, cuando ocurre prefiero acogerme a hechos que nos traen recuerdos detiempos felices. Entre las anécdotas de Antonio recuerdo con nitidez la ocasión en que se quedó en nuestra casa al cuido de mi mamá y mamana y comenzó a llorar diciendo: ‘’me duele la guata’’, lo que para ellas resultaba incomprensible, pues recién llegado de Chile y habiendo aprendido a hablar allá, necesariamente usaba chilenismos en sus expresiones, el asunto terminó cuando se llevó la mano al abdomen y descubrieron que le dolía y le suministraron el acostumbrado ATROVERAN. Ellas se vieron en dificultades con el niño Recién llegado de Chilede padre venezolano exiliado, madre cubana, de abuelos libanes y oriundo de las islas Canarias, en esa policromía ancestral de esta familia.

En otra ocasión fue al Hipódromo de El Paraíso con Julio Antonio y se suscitaron disturbios, cuando Julio quisosalir alguien le dijo no se metiera por el sitio escogido, porquehabía un peo trancao, tomo otra vía y Antonio protestó porque él quería ver el peo trancao, pues nunca había visto uno. Imaginen a Julio Antonio con su vivacidad contando ese cuento y sacándoselo a Antonio cada vez que le parecía conveniente.





Me causa una gran alegría saber que los hijos del doctor Del Veccio y un grupo de amigos incluido el, sirvieron de inspiración para que surgiera la idea de Los Criollitos del béisbol, que tanto beneficio ha traído a los jóvenes venezolanos.

Antonio fue un gran emprendedor,siempre estaba trabajando, inicioempresas enMaracaibo,Maracay, Caracas y Margarita, se mantuvo continuamente laborando y sus ratos de solaz eran en una hacienda en el Guárico a la que iba a trabajar.

Su simpatía era proverbial y tanto mi mujer, como mis hijos recuerdan con sumo afecto y agrado, la sonrisa de Antonio, sus abrazos y su mirada penetrante y amable. Era muy expresivo y se hacía sentir.

Me llama poderosamente la atención y es digna de encomio, su actitud ante la muerte, la aceptó serenamente pues había recibido información de su grave enfermedad quelo llevaría a la otra vida y con temple admitió el hecho, tratando de no causar estupor ni desconsuelo a ninguno de sus allegados, cuando hablaba conmigo mostraba optimismo y esperanza, mantuvo el necesario temple hasta su muerte, A la cual llegó sin miedo y una gran firmeza.

Hoy lo despedimos seguros que nos reencontraremos en la resurrección de la carne y elevamos nuestra oración para que Dios lo reciba en su seno y le de a toda su familia la necesaria resignación ante la muerte, Antonio amó y fue amado, su vida entonces fue útil. Podemos proclamar que su muerte superó a la maldad.