Juan Pablo García: ¿Le es fácil a Rusia meterse más de la cuenta en Venezuela?

Juan Pablo García: ¿Le es fácil a Rusia meterse más de la cuenta en Venezuela?

Por mucha vocación que el dirigente político tenga por otras materias, no puede obviar los problemas internacionales. Sobre todo, cuando se trata de la civilización occidental francamente amenazada por los más obscuros intereses planetarios en el que se mezclan los fundamentalistas religiosos con los defensores del comunismo que le dan soporte al tráfico ilícito de armas, estupefacientes, personas. Esto obliga a investigar, a reflexionar y a hacer causa común con aquellos movimientos que son decididos partidarios de la libertad, la democracia, los derechos humanos, la prosperidad económica, la defensa del medio ambiente, la búsqueda de soluciones al hambre y a la insalubridad.

Sin lugar a dudas, Rusia es una de las superpotencias mundiales que, ahora, tiene por aliada a China y otros países, intentando confrontarse con Estados Unidos. Sin embargo, su palpable fortaleza militar, por sus armas y experiencias, añadido el dominio atómico, no encuentra equivalente en el ámbito económico, por lo que debe fajarse creadoramente por ser protagonista. Javier Alcalde Cardoza , en su libro “Las potencias del cambio” (Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima, 2017), dice: “… El activo más importante con que cuenta Rusia para realizar sus aspiraciones y metas es el liderazgo de Putin, que ha mostrado poseer las claves para controlar, movilizar y volver a colocar al país en una senda ascendente. La explotación intensiva de recursos del petróleo y el gas constituye el principal instrumento del régimen de Putin para perseguir sus intereses internacionales. A este se suma su gran poderío militar, basado en un mayúsculo arsenal nuclear y sobre todo en la extraordinaria capacidad de lucha y sacrificio de las fuerzas armadas rusas, potenciada por un régimen autoritario” (pág. 70). Aunque insuficiente, señala el autor que ha duplicado el producto interno bruto, propulsando industrias como la del automóvil, todavía nostálgico de la abrumadora potencia que fue en los mejores tiempos de la Unión Soviética. Así como las ve con Estados Unidos y la propia China, tendrá vérselas con potencias emergentes como La India. Agrega más adelante Alcalde Cardoza: “Concretamente, Moscú busca recuperar su influencia en lo que fuera el área de la Unión Soviética (para lo cual promueve la idea de Eurasia) y transformarse en una economía industrial avanzada. Cuenta para lograr ambos objetivos con un excepcional liderazgo, una dotación privilegiada de recursos naturales, una base científico-tecnológica de nivel superior y su tradicional poderío militar” (pág. 148).

Otro autor, Carlos Taibo, en “Rusia frente a Ucrania” (Los Libros de la Catarata, Madrid, 2014), ya advertía: “… Lo que anuncia el futuro no es muy halagüeño para los habitantes del este de Europa. Si lo que se aposenta es una Rusia débil, como acarician muchos de los grupos de poder en el mundo occidental, las convulsiones estarán a la orden del día en un espacio en el que la rapiña que se prevé parece llamada a ganar muchos enteros. Si lo que gana terreno, en cambio, es una Rusia fuerte, muchos europeos orientales tendrán la oportunidad de comprobar cómo la presunta comunidad de cultura y de valores con el gran imperio local se traducirá en imposiciones sin cuento” (pág. 74). ¿Qué significa esto? No otra cosa que nadie puede sobresimplificar la realidad y para meterle el diente a los problemas mundiales, no basta con apelar al eslogan de moda, porque hay que estudiar y reflexionar sobre las realidades. Luego, el dirigente político que se precie como tal, ha de acudir a los especialistas en la materia. O hacerse él mismo, un especialista si así lo desea.





Por estos días, salió la consabida amenaza rusa a Estados Unidos con enviarle tropas a Nicolás Maduro para enredar aún las cosas en América Latina y el Caribe. Todo es posible, pero no es cosa fácil. Una cosa es apoyar al Estado Criminal en Venezuela, dispensando oficiales y soldados, tecnología y asesoría militar, y muy otra la de mandar tropas y armas en gran escala difíciles de sostener y de justificar económicamente.


Juan Pablo García es diputado venezolano a la Asamblea Nacional e integrante de la Comisión Permanente de Política Exterior.