Los datos ocultos de la tortura que sufrieron Mauricio Leal y su mamá

Los datos ocultos de la tortura que sufrieron Mauricio Leal y su mamá

Mauricio Leal, Marleny Hernández y Jhonier Leal, el confeso asesino. FOTO: Archivo Particular

 

El conductor de confianza del peluquero Mauricio Leal, José Jair Ruiz Palacio, estuvo a un paso de ser graduado como el asesino de uno de los crímenes que tiene desconcertado al país. El del famoso estilista Mauricio Leal y de su madre, Marleny Hernández, ocurrido el 22 de noviembre del 2021 en una lujosa casa de La Calera.

Por eltiempo.com





Hace apenas nueve días fue llamado a interrogatorio como sospechoso del doble crimen ejecutado con cuchillos de cocina. Y gracias a una interceptación telefónica y a un chat se salvó de ser capturado y hoy es testigo.

En medio del interrogatorio al chofer, que se inició ese sábado a las 9:29 de la mañana, se confirmó que la mente criminal de Jhonier Rodolfo Leal Hernández había llegado más allá de lo que se conoce hasta ahora.

No solo venía planeando matar a su mamá y a su hermano desde julio de 2021, cuando pidió posada en la casa de La Calera, sino que, además, tenía todo listo para inculpar al chofer.

Aunque el país escuchó aterrado cómo, sin inmutarse, Jhonier terminó confesando este martes que es el asesino, hay otras piezas desconocidas que dejan en evidencia el alcance de su mente criminal, con la que estuvo a punto de lograr su cometido: convertirse en el único heredero de la fortuna del peluquero de los famosos, estimada en 5.500 millones de pesos, sumados a otros millonarios pagos que se rastrean, incluido uno de Viviana Nule Velilla revelado por EL TIEMPO .

Cinco meses de inteligencia

Después de interrumpir la audiencia de imputación de cargos para preguntar cuántos años tendría que pagar, esperó 24 horas para soltar esta frase: “He tomado una decisión superimportante y muy personal de manera libre y voluntaria de aceptar los cargos a través de un acuerdo con la Fiscalía, y aprovecho la oportunidad para hacer mi manifestación de arrepentimiento, pidiendo perdón, antes que nada, a mi familia y a mis hijos, a las víctimas y a todo Colombia por los hechos acontecidos”.

Mauricio Leal llevaba una vida de prosperidad y reconocimiento público, su hermano Jhonier iba en picada emocional y económica. Su peluquería quebró y se estaba divorciando.

Mientras tanto, el estilista de los famosos iba al gimnasio, salía a cenar con sus amigos, planeaba la expansión del negocio a Cajicá, Cartagena e incluso España y administrar los cerca de 400 millones de pesos mensuales que le daba la peluquería.

“Durante la pandemia, Mauricio pagó los arriendos y la manutención de casi toda su familia”, dice el expediente.

Jhonier, por su parte, tomaba nota de los horarios y movimientos de sus dos víctimas y se intentaba ganar la confianza de los empleados más cercanos de Mauricio para extraerles información.

Freddy Zarazo, chef de Mauricio, dijo que este le decía que Jhonier le sentía mucha envidia y que salió de la peluquería por problemas.

La cita en Calima

La habilidad criminal de Jhonier llegó a tal punto que después de cometer el doble homicidio con guantes de látex para no dejar huellas y de alterar la escena del crimen, tenía todo listo para inculpar el chofer.

Lo indujo a que lo acompañara a la casa de La Calera ese 22 de noviembre, bajo el argumento de que su madre y su hermano no contestaban. Además, le aseguró a la Fiscalía que el conductor fue el primero en ingresar al cuarto en el que estaban los cadáveres y estuvo allí varios minutos.

El chofer Jair se dio cuenta en una primera entrevista con los investigadores que Jhonier lo quería inculpar y así quedó en evidencia en una llamada: “Ese man me quiere encochinar”.

Y empezó a hablar. Aseguró que cuando iban con Jhonier en un taxi a encontrarse en el centrocomercial Calima con la abogada Érika Sanguinetti (apoderada de Mauricio y luego de su hermano), este último lanzó varias frases desconcertantes.

Preguntó que si en caso de que lo detuvieran, él seguiría siendo el heredero de la fortuna. Después, que si en caso de que Medicina Legal descubriera que Mauricio estaba muy medicado, él se habría podido suicidar, y finalmente manifestó que de todo el asunto había algo bueno: “Andrés (el hermano preso) y yo vamos a manejar todo eso”, refiriéndose a la fortuna.

EL TIEMPO reveló cómo el plan B de Jhonier era hacer creer que Mauricio había asesinado a la mamá, y que luego se había quitado la vida con una sobredosis de zopiclona de 75 mg.

Pero cuando la sobredosis no surtió el efecto que creía, decidió acuchillarlos perforándoles la aorta abdominal y la vena cava, hasta que se desangraron.

El chofer también dijo que, supuestamente, la abogada Sanguinetti intentó impedir que él fuera al interrogatorio y que incluso le elaboró un memorial con ese fin.

El audio de Sanguinetti

EL TIEMPO accedió en exclusiva al audio y los chats que la abogada Érika Sanguinetti intercambió ese día con el conductor.

“Ay, Dios mío. Jair, mira, no te presentes (…). Porque te van a presionar (… ). Dices que estás en todo el derecho de presentarte con un abogado y prefieres un abogado de confianza (…). Cuando llaman a una persona a interrogatorio es porque está siendo vinculada”, se escucha en un audio.

Sanguinetti fue enfática en que lo que le dijo el conductor es que no se presentara sin abogado. Además, se declaró consternada con la confesión de su cliente y dijo que rompió su vínculo laboral con Jhonier.

Aún no se sabe si a cambio de la aceptación de cargos, el ente acusador acceda a quitar alguno de los delitos que le imputó a Jhonier además del homicidio agravado: ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio.

Lo que sí extrañó a la jueza 14 de función de control de garantías, quien se declaró conmovida por este caso, es que la Fiscalía no le haya imputado el delito de tortura. El propio fiscal general, Francisco Barbosa, tras destacar que se trató de una investigación hecha en tiempo récord, calificó de demoledora la evidencia.

La Fiscalía probó que Jhonier asesinó primero a su madre (Marleny Hernández) clavándole con fuerza un cuchillo hasta 11 centímetros por la zona umbilical hasta llegar a la columna. Luego, con esa misma arma, le hizo varias punzadas a Mauricio, en los brazos, abdomen y nariz.

Esta última herida, varios signos de agarre en la camiseta que llevaba el estilista de los famosos y unas lesiones en los glúteos (como si hubiera estado sentado mucho tiempo en un lugar áspero) demuestran que hubo forcejeo entre Mauricio, de cerca de 52 kilos, y Jhonier, más robusto, a pesar de que en fotos intentaba parecerse a su hermano.

Tortura y sangre fría

Para los investigadores es claro que antes de incrustarle en el abdomen el mismo cuchillo con el que mató a Marleny, Mauricio estuvo vivo y sufriendo durante algunas horas. La lesión fue con tanta presión, que la hoja del arma no pudo salir del cuerpo de su hermano y Jhonier se quedó con el mango en la mano.

“Lo escondió detrás de unas almohadas y fue a la cocina por otro cuchillo para ultimar a su hermano”, dijo el fiscal del caso, Mario Burgos.

La mente criminal del también peluquero, de 49 años, le dio para estar unas tres horas con los cadáveres, arrastrar el de su madre en una sábana hasta la cama de Mauricio y armar la escena del crimen para que pareciera un homicidio, el de su mamá, y suicidio, el de su hermano.

Tuvo tiempo y agallas para limpiar la sangre, destruir las sábanas de la cama de la mamá y enviar mensajes de texto a allegados buscando que no se acercaran a la casona de La Calera y le impidieran terminar con su crimen. Los investigadores comprobaron que en el sifón del baño que usaba Jhonier había rastros de sangre; además, encontraron en la terraza un trapero, utensilios de aseo y gotas de sangre en la escalera de la casa de tres niveles y en una toalla.

Lo más aterrador es que grabó dos audios intentando suplantar la voz de Mauricio Leal, en los que se despedía: “Perdónenme por todo, los amo”.

Se calcula que el calificado por la Fiscalía como macabro crimen se ejecutó entre las 11:55 de la noche del 21 de noviembre del año pasado y las 5:55 de la madrugada del día siguiente.

Ahora, el calculador Jhonier, que ya tenía planeado vender la mansión de su hermano, e hizo varios retiros bancarios, hace otro tipo de cuentas para ver cómo puede disminuir los 45 años de cárcel que le esperan por haberle quitado la vida a Mauricio y a Marleny.