“Ya no vivimos, sobrevivimos”: el salario mínimo se convierte en el gran tema de la campaña electoral en Portugal

“Ya no vivimos, sobrevivimos”: el salario mínimo se convierte en el gran tema de la campaña electoral en Portugal

Un trabajador de la construcción se para en una puerta en un sitio de construcción mientras la gente pasa junto a los carteles de la campaña electoral del partido MAS (Movimiento Socialista Alternativo) en Lisboa el 26 de enero de 2022. – Casi 900,000 trabajadores en Portugal ganan el salario mínimo, que fue aumentado este año por 47 euros a 822 euros ($927) por mes, todavía uno de los más bajos de Europa occidental. (Foto por PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP)

 

 

 





“Ya no vivimos, sobrevivimos”, exclama una empleada de hospital quien, como cerca de una cuarta parte de la población activa en Portugal, gana el salario mínimo, lo que se ha convertido en uno de los grandes temas de la campaña electoral para las legislativas del domingo.

“¡Hemos aprendido a vivir con lo indispensable! Es frustrante y triste” dice Fernanda Moreira, de 40 años, que trabaja en un hospital del sur de Lisboa.

Esta madre de familia, cuyo marido gana apenas un poco más que ella, recibe un salario mínimo desde el inicio de su vida profesional, hace más de 20 años.

Su sueldo ha progresado solamente en función de los aumentos otorgados al salario mínimo por el gobierno.

Como ella, cerca de 900.000 trabajadores en Portugal viven con un salario mínimo que pasó este año a 822 euros (USD 930) en 12 meses, contra 589 euros (USD 670) cuando los socialistas llegaron al poder en 2015, aliándose con la izquierda radical para sacar del gobierno a la derecha y poner fin a su política de rigor presupuestario.

“Los defensores de la austeridad afirmaban que la congelación de salarios era la única vía para ser un país competitivo, pero no es esa nuestra receta” aseguró la ministra de Trabajo, Ana Mendes Godinho, en entrevista a AFPTV.

Importante subida

“Nunca se había visto una subida del salario mínimo tan importante” dice Amélia Casquinha Fernandes, empleada de limpieza de 60 años en el aeropuerto de Lisboa, y que recibe un salario mínimo. “Los socialistas respetaron su promesa” se felicita.

Si gana las elecciones del domingo, el primer ministro Antonio Costa se comprometió a seguir aumentando el salario mínimo cada año, hasta llegar a los 1.000 euros (USD 1130) en 12 meses en 2026.

Pero la izquierda radical, que apoyaba al gobierno minoritario de Costa, le pidió más esfuerzos en favor del poder adquisitivo ya que el salario mínimo de Portugal es uno de los más bajos de la UE.

Así, al considerar insuficiente una nueva alza de 47 euros este año, el Partido comunista votó junto al Bloque de izquierda –pero también con toda la oposición de derecha– el rechazo al presupuesto de 2022, provocando elecciones anticipadas.

El numero de trabajadores que cobran el salario mínimo se ha duplicado en 10 años y “Portugal se está transformando en un país de salarios mínimos” se preocupa Eugénio Rosa, economista cercano al Partido comunista

También preocupa a los expertos la diferencia entre salario mínimo y salario medio, que es de 1.160 euros en 12 meses y no ha dejado de reducirse.

Dejar de lado a los demás

“Las empresas han aumentado los salarios mínimos, porque estaban obligados por ley, pero han dejado de lado a los demás trabajadores” explica a la AFP Joao Duque, profesor del Instituto superior de economía de Lisboa.

Esta estrategia, aunque ha llevado el desempleo al 6%, su índice prepandémico, también ha contribuido al desarrollo de una “economía de bajos salarios” en torno a actividades como la hostelería, el turismo, o la construcción.

También, según Joao Duque, ello “favorece la emigración de los más cualificados hacia países donde estarán mejor pagados, y la inmigración de una mano de obra menos cualificada”.

El tema del salario mínimo ha provocado intensos debates entre el primer ministro y su principal rival de centro-derecha, Rui Rio, un economista según el cual el salario mínimo debería aumentar en función de la productividad, que en Portugal es una de las más bajas de Europa.

El tema de los bajos sueldos se debate también en la UE, cuyos países miembros adoptaron en diciembre un posición común que aboga por mayor transparencia en la fijación de los salarios mínimos, para que estén vinculados a los niveles de riqueza y productividad. Sin embargo no se ha fijado un umbral mínimo europeo.

AFP