El vencedor de las elecciones de mañana domingo en Portugal tiene varios desafíos por delante, desde garantizar la gobernabilidad con un mapa político cada vez más fragmentado hasta reconducir la pandemia, así como encauzar la recuperación económica y social del país.
Después de los desencuentros en la izquierda que precipitaron el fin de la legislatura tras sólo dos años y con un escenario de empate técnico en las urnas, formar gobierno será el primer gran reto que tendrá el ganador de los comicios, pero no el único.
Estos son los principales desafíos que tendrá que afrontar:
LA GOBERNABILIDAD
Resolver el rompecabezas del nuevo mapa político que apuntan las encuestas será el reto más inmediato.
Las proyecciones coinciden en un empate técnico entre el líder socialista y primer ministro, António Costa, y el candidato de centroderecha, Rui Rio (PSD).
Necesitarán pactar con los partidos minoritarios de uno y otro lado del arco parlamentario y, según las previsiones, las cuentas estarán muy parejas entre izquierda y derecha.
Condenados a entenderse, el PS y el PSD hablan ya de un “pacto de caballeros” -que no de Gobierno- que facilite la gobernabilidad y evite que Portugal caiga en un ciclo de crisis políticas e inestabilidad.
EL PRESUPUESTO DE LA RECUPERACIÓN
Una vez formado el Gobierno, el primer paso será cumplir con una tarea que quedó pendiente el ejercicio pasado: aprobar el Presupuesto para 2022.
El rechazo a las cuentas presentadas por los socialistas detonó el adelanto electoral.
Portugal ha empezado el año sin guión financiero y la previsión es que las nuevas cuentas puedan entrar en vigor, como muy pronto, en abril. Todo dependerá de lo que se tarde en formar gobierno.
Ese Presupuesto será clave también para la gestión de los fondos europeos del Plan de Recuperación luso, que supera los 16.000 millones de euros y del que Portugal acaba de solicitar el segundo pago.
Son otros 1.162 millones que, tras la luz verde de Bruselas, se unirán a los 2.100 recibidos en 2021.
LA PANDEMIA
Las legislativas coinciden con la peor ola de contagios de coronavirus que ha vivido Portugal, aunque la pandemia ya tiene una cara diferente y los epidemiólogos defienden que el país está entrando en fase de endemia.
Continuar con las dosis de refuerzo de la vacuna, que ya tiene casi el 50 % de la población, y manejar el levantamiento de las restricciones serán clave en esa fase, con la incertidumbre de nuevas variantes.
LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL
Portugal ya se ha recuperado de algunos de los impactos de la pandemia, como los niveles de empleo, que vuelven a estar como en principios de 2020, con una tasa de paro de poco más del 6 %, pero todavía queda camino por recorrer.
El virus ha agrandado la brecha social en el país, donde la tasa de riesgo de pobreza alcanza el 18,4 % y hay elevados niveles de precariedad laboral, y ha evidenciado la necesidad de invertir más en los servicios públicos, como sanidad y educación.
También ha hecho resaltar otros problemas estructurales de la economía portuguesa, como la excesiva dependencia del turismo -sector que no ha terminado de despegar tras el choque pandémico- y la necesidad de invertir en tejido productivo.
EL INTERIOR Y EL RETO DEMOGRÁFICO
En las zonas del interior del país, que frente a las grandes ciudades y al litoral sufren una despoblación y envejecimiento crónicos, es cada vez más urgente una solución.
En los últimos años se ha intentado atraer población al interior con programas con ventajas fiscales y otros beneficios para jóvenes y emigrantes o incluso nómadas digitales, desde que la pandemia propulsó el teletrabajo, pero no han dado los frutos esperados.
El envejecimiento se extiende además a todo el país, donde ya hay 182 mayores por cada 100 jóvenes. Paliar los efectos de esta tendencia en el sistema de pensiones y Seguridad Social y en la sanidad es otro reto a largo plazo del próximo Gobierno.
EFE