A Nicolás Maduro se le ha ocurrido fregar a los legítimos parlamentarios venezolanos, porque a los suyos que son fruto de un gran fraude, nadie le para ni reconocen como diputados. Estos se quejan de que ni los miran. A los alacranes nadie los mira, por vendidos. Por cada principal de la lista, metieron numerosos suplentes de segunda, quinta o décima categoría que derrochan físico con los empleados administrativos de la Asamblea Nacional que se burlan, pero que ni se atreven a decir algo que soliviante al rufián de La Hojilla (el que dejó sin trabajo a Néstor Francia) como ha ocurrido. Nulo de toda nulidad, lo que aprueban en esa pseudo-asamblea tan írrita y descolorida.
Nicolás utiliza a dos de sus títeres. Jorge Rodríguez se hala los pelos en un gesto histriónico porque sabe que tendría un tronco de costo político ensañarse contra la oposición parlamentaria de verdad, porque ¡total! , la hermana y él mismito manejan a su antojo el gobierno de la usurpación, colocan sus fichas y, por ejemplo, sacan a Arreaza, lo sacrifican en Barinas y ponen a un tal Plasencia de Canciller, o manejan los contratos de la abusiva e interminable remodelación de la UCV. Pero el fiscal usurpador sí le echa piernas al asunto. De modo que Tarek William Saab (el otro Saab, paga cana en Estados unidos), le esá buscando la vuelta ala cosa para dar la estocada.
Pero los diputados de 2015, estamos en pie de lucha. No nos amendrentan. Seguimos sesionando, perseguidos, con estrechez económica, vamos pa¨lante. Sólo renunciaron y antes del 5 de enero, los cobardes, los cómplices. El resto de los parlamentarios persistimos y de frente. Se van a quedar con las ganas.