Régimen de Rusia impuso a Netflix la condición de difundir propaganda del Kremlin

Régimen de Rusia impuso a Netflix la condición de difundir propaganda del Kremlin

Foto: quotecatalog.com – Flickr

 

La noticia no es nueva —The Moscow Times la publicó el 29 de diciembre de 2021—, pero a la luz de la invasión de Rusia a Ucrania, largamente planeada, adquiere un sentido en extremo llamativo: a partir del 1 de marzo, Netflix deberá difundir propaganda del Kremlin si quiere continuar haciendo negocios en el país que conduce Vladimir Putin. La medida es parte de las nuevas obligaciones que el organismo ruso para regular las comunicaciones, Roskomnadzor, impuso para los servicios audiovisuales que operan en el país.

Por Infobae





En diciembre de 2021 el Roskomnadzor creó un “registro de servicios audiovisuales” para las plataformas en línea con más de 100.000 usuarios diarios. Según informó el periódico, “les obliga a cumplir con la legislación rusa y a registrar una empresa rusa”.

Pero en el contexto de hoy el resultado de esta medida de control se amplifica, dado que “Moscú está aprovechando los medios de comunicación para sembrar la confusión en medio de su actual guerra contra Ucrania”, según analizó la edición europea de Politico.

En realidad, esta nueva legislación podría afectar también a otras plataformas de streaming que cuentan con más de 100.000 usuarios diarios, como HBO Max y Prime Video, que son operadores de importancia en Europa y Rusia, y acaso a Apple TV+, aunque se desconoce cuántos suscriptores tiene en ese país. Por el momento Disney+ no opera allí.

Según las cifras más recientes de Statista, la base de Netflix en Rusia supera los 192.000 clientes, aunque podrían ser más según otras fuentes citadas por Politico, que hablaron de cerca de un millón. A esa enorme cantidad de personas llegarán, obligatoriamente, 20 canales de televisión federales, por la exigencia del gobierno de Putin.

Entre estas emisoras se destacan Piervy Kanal (Primer Canal), prácticamente un vocero del Kremlin dado que su consejo de administración está conformado por aliados del presidente: el jefe de la inteligencia, Sergey Naryshkin, y el primer jefe adjunto de gabinete, Alexey Gromov. Entre sus obligaciones, Gromov —ex secretario de prensa de Putin— está encargado de supervisar la producción de propaganda estatal y ejercer la censura.

Otros canales obligatorios para Netflix, si es que quiere seguir operando en Rusia desde el 1 de marzo, serán NTV y Spas, un canal de la iglesia ortodoxa.

Hubo casos anteriores de gobiernos autoritarios que impusieron condiciones a las empresas tecnológicas multinacionales al estilo “igual que las lentejas: o las tomas o las dejas”: Yahoo debió proporcionar al gobierno chino información sobre sus usuarios (algo que condujo, directa o indirectamente, a la detención de dos periodistas en 2005) y Apple trasladó los datos de sus clientes chinos a servidores de China por una ley que el gobierno de Xi Jinping promulgó en 2017, entre muchos otros ejemplos.

¿Qué dice la plataforma de streaming?

“Dada la situación actual, no tenemos planes de agregar estos canales a nuestro servicio”, dijo un portavoz de Netflix a Variety en una reciente publicación. El medio agrega que “La ley aún no se implementa por completo, a pesar de las especulaciones de que se hará cumplir el 1 de marzo”.

Por otro lado, Politico consultó a Catalina Iordache, investigadora experta en Netflix, quien opinó: “Parece poco probable que rechacen las nuevas normas y se vayan”. Eso podría deberse —argumentó— a la unión que Netflix creó con el Grupo Nacional de Medios de Comunicación (NMG) de Rusia, que posee un 20% de Piervy Kanal, y a la financiación de contenidos como la serie Anna K.

No es la primera vez que el gobierno de Putin impone condiciones violatorias de la libertad de expresión: en noviembre de 2021 la Comisionada para la Protección de las Familias, Olga Baranets, denunció a Netflix ante el Ministerio del Interior por “difusión de propaganda gay”, a fin de que se le impongan multas o se suspenda su servicio en el caso de comprobarse que se muestran “relaciones sexuales no tradicionales” desde el punto de vista de las leyes rusas, famosamente homofóbicas y discriminatorias contra la comunidad LGBTQ.

Otros problemas que ha enfrentado Netflix han rondado la idea propagandística del Kremlin según la cual sería un instrumento de la política estadounidense: “La Casa Blanca comprende cómo ingresar a cada hogar”, dijo en 2016 el ex ministro de Cultura Vladimir Medinsky sobre la plataforma.