Los habitantes de Jersón se ayudan entre ellos como sea posible tras la entrada de los rusos

Los habitantes de Jersón se ayudan entre ellos como sea posible tras la entrada de los rusos

 

 





Los habitantes de Jersón, ciudad del sur de Ucrania que ha caído bajo control de las fuerzas rusas, se están organizando para intentar ayudarse entre sí tanto como sea posible, como compartir alimentos con los vecinos que no salen de sus casas por miedo, señaló a Efe Valeri, un residente de la ciudad.

“Compartiré patatas y cebollas con mis vecinos. Son mayores que yo y no salen; tienen miedo”, relata el empresario de 70 años por teléfono.

No solo los habitantes se han organizado para ayudarse mutuamente. Valeri explica que los médicos ofrecen en las redes sociales consultas gratuitas a quienes lo desean.

“Durante la Segunda Guerra Mundial, Jersón estuvo ocupada por los nazis. ¿Podríamos imaginar tal ocupación (otra) después de tantas décadas?”, afirma el hombre.

Rusia entró el miércoles en Jersón, tal y como confirmó a Efe otro testigo de la ciudad de casi 300.000 habitantes, y aunque la bandera ucrania sigue ondeando en el edificio administrativo de la ciudad, el alcalde, Igor Kolykhaev, reconoció la pérdida del control de la urbe.

Afirmó que hubo “visitantes armados” en la sede del Ayuntamiento.

“La bandera de Ucrania cuelga sobre nuestra administración regional. Me tranquiliza y me inspira”, resume Valeri, que tiene prisa por hacer la compra y volver a casa con su esposa. No sabe cuándo terminará este “horror”. “Queda rezar y esperar””, señala amargamente.

Valeri pudo hoy salir de casa en el centro por primera vez en muchos días e ir a comprar alimentos.

Este jueves, después de una pausa de varios días, una panadería de Jersón volvió a funcionar. En las redes sociales había mensajes de que se venderá o incluso distribuirá gratis en 23 localidades.

“¡Pan! Pude comprar pan fresco, dos panes enteros. ¡Pude comprar agua potable! He estado viviendo en esta hermosa ciudad desde principios de los años ochenta y ni siquiera en mis peores pensamientos podría imaginar que disfrutaría del pan fresco y de agua potable”, afirmó Valeri.

Habiéndose abastecido de pan, Valeri se dirige al mercado central. Conduce lentamente, explica, y está listo para obedecer la orden del Ejército ruso de detenerse de inmediato para verificar los documentos. No hay transporte público.

Pero el mercado está cerrado. No se sabe cuándo se abrirá, dice. Las estanterías en las tiendas están vacías. Junto al mercado venden patatas y cebollas los vecinos que venían de los pueblos de los alrededores, que pudieron entrar pese al bloqueo la ciudad, relata el empresario.

“Hay colas enormes, la gente está intentando comprar comida, a pesar de los precios. ¿Pero ahora a quién le importa el dinero?”, se pregunta Valeri.

Dice que escuchó explosiones por la noche cerca del aeropuerto.

“Vivimos bajo las leyes de la ocupación”, resume con tristeza.

El alcalde, pidió a los ciudadanos que “no provoquen disparos con sus acciones y comportamientos”.

“Estamos en una situación muy difícil, no hay necesidad de agravarla”, señaló en Facebook.

Kolykhaev dijo que explicó a los “visitantes” rusos que trata de paliar las consecuencias de la invasión.

“Estamos experimentando enormes dificultades con la recogida y sepultura de los muertos, la entrega de alimentos y medicinas, la recogida de basuras, etc.”, escribió.

“No les hice ninguna promesa. Simplemente no tengo nada que prometer. ¡Solo me interesa la vida normal de nuestra ciudad! Solo pedí que no le dispararan a la gente”, dijo.

Hay un toque de queda desde las 20.00 a las 06.00 en la ciudad y los peatones deben caminar por la ciudad acompañados como máximo de otra persona, señaló.

EFE