La venganza de un millonario: borró a su familia del testamento y le dejó la herencia a un asistente

La venganza de un millonario: borró a su familia del testamento y le dejó la herencia a un asistente

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El Lord Glenconner, el multimillonario aristócrata escocés Colin Tennant, tuvo una fabulosa vida de opulencia y lujo. Y murió de cáncer en 2010 a los 83 años. Pero antes de su fallecimiento, hizo una maniobra polémica: sacó a su familia del testamento para dejarle todo a un colaborador que siempre estuvo a su lado.

Por: Clarín





Tennant, que compró en vida la isla caribeña de Mustique, dejó fuera a su familia del reparto de su fabulosa herencia a favor de un hombre: su asistente durante años, Kent Adonai.

Adonai, hoy de 60 años, fue el acompañante y conductor de Tennant en los últimos días de vida, y heredó la propiedad de la isla y todo lo que contiene: un fabuloso legado de casi 100 millones de dólares. Mientras, la familia de Lord Glenconner emprendió una larga batalla judicial de hecho pudo recuperar parte de la fortuna. La viuda de Tennant, Lady Anne, estuvo casada con el empresario durante 55 años.

El atípico matrimonio de los Tennant provocó numerosos títulos en la prensa en el pasado. Mientras el lord vivía en el Caribe, su esposa lo hacía en Norfolk, Inglaterra. Además, durante estos años tuvieron que hacer frente a numerosas tragedias: uno de sus hijos, Christopher, sufrió un importante daño cerebral tras un accidente de moto; su segundo hijo, Henry, murió de sida; y otro hijo, Charlie, falleció de hepatitis. Asimismo, Lady Anne tuvo que aceptar la aparición de un hijo ilegítimo del aristócrata, llamado Joshua Bowler, fruto de la relación de Tennant con una modelo justo antes de su boda, en 1956.

Su viuda, Lady Anne Glenconner, antigua dama de compañía de la princesa Margarita, todavía sigue sin poder creerse la venganza de su marido, con el que no convivió durante más de la mitad de los más de 50 años que duró su matrimonio. Ni ella soportaba las altas temperaturas del Caribe ni él los pocos grados que registraban los termómetros en el Reino Unido, por lo que el tiempo que pasaron juntos fue más bien escaso, sobre todo en las últimas etapas de la vida de Tennant.

A pesar de que su viuda consiguió, gracias a diversas batallas legales, recuperar la mitad de lo cedido al asistente Adonai, Lady Glenconner sigue pensando que el testamento solo fue una forma de aumentar su leyenda: “Es muy posible que lo hiciera a propósito, una especie de proeza horrible con la que asegurarse que perpetuaba su reputación de hombre excéntrico”.

Colin Tennant, acostumbrado a las excentricidades y, según quienes lo conocían, también a las mentiras y a la exageración, vivió, durante casi toda su vida la frustración de no haber sido capaz de seducir a la princesa Margarita. Ella lo habría rechazado en numerosas ocasiones y con quien llegó incluso, según se dice, a celebrar fiestas desnudos en la playa untados en aceite.

Finalmente, terminó casándose con su dama de compañía,

Fiestas descontroladas en Mustique

Es un pequeño puntito en el medio del Caribe, al que todos los famosos de los 70 buscaban llegar para escapar de las cámaras. Forma parte del archipiélago de San Vicente y las Granadinas, allí cerca de Trinidad y Tobago, Barbados y Martinica. Y estaba completamente desierta en 1958, cuando Colin Tennant, el excéntrico hijo del segundo Barón de Glenconner, decidió comprar los 5,7 kilómetros cuadrados que la conforman. Es la pequeña y paradisíaca Isla de Mustique, que desde 2010 está en el centro de uno de los grandes escándalos de la nobleza británica.

En la década del 60, aquella isla se convirtió en una suerte de búnker de Tennant, que gastó una enorme cantidad de dinero en obras para la instalación de agua y electricidad y hoteles de lujo. Rápidamente todo el jet set quiso visitar el misterioso destino del polémico millonario. Mick Jagger, con su por entonces esposa Bianca, David Bowie, el poeta Felix Dennis, Bryan Adams y Tommy Hilfiger, fueron algunos de sus más destacados veraneantes, algunos de ellos hasta tuvieron su propia casa.

Chiquita, alejada de los grandes públicos e inaccesible para la prensa, Mustique pasó de ser una simple isla a un mito al que se le atribuyeron historias de fiestas descontroladas y grandes amoríos. Cada historia era alimentada por el explosivo perfil del Lord Glenconner. Incluso hoy sigue siendo un destino muy querido por las estrellas: allí vacacionó el primer ministro Boris Johnson y el tenista Fernando Verdasco eligió esa locación para casarse con Ana Boyer.